
En Roma pugnan por llevarse un recuerdo del Año Santo
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ROMA.- Llaveros, rosarios, colgantes, monedas, buzos, chombas, remeras, camperas, billeteras, mochilas, riñoneras, paraguas, bolsos, cinturones, relojes, cortapapeles, gorros, sombreros, blocks, inciensos, velas, adornos, y la lista sigue.
Son algunos de los objetos que, con o sin el logo oficial del Jubileo del Año 2000, los cientos de miles de peregrinos que han comenzado a invadir Roma podrán llevarse como souvenir del Año Santo.
Se trata del "merchandising jubilar", un verdadero business hecho sobre la base del mercado que en los últimos años se ha tejido en torno de los grandes eventos populares. Un negocio que por un lado ha creado una enorme oferta de "gift-shops" (tiendas de regalos) y, por otro, una necesidad compulsiva de comprar para demostrar que "yo estuve ahí".
Puestos multiplicados
Aunque resulta un tanto extraño tratándose de un acontecimiento más que nada espiritual, ya que el Año Santo significa sobre todo una invitación a la reflexión sobre los 2000 años del nacimiento de Cristo, en los alrededores de la Basílica de San Pedro se han multiplicado los puestos que venden literalmente de todo.
Desde el accesible "kit" del peregrino, por ejemplo, con todo lo necesario para enfrentar largas misas, con silla plegable para sentarse, largavista, paraguas por si llueve, pañuelitos refrescantes y botellita de agua, hasta carísimos medallones de oro con el logo oficial del Jubileo.
El logo es redondo y, según la Iglesia, representa simbólicamente el mensaje cristiano en su totalidad: la parte central, de color azul, indica el globo terrestre sobre el que domina la Cruz, como queriendo abrazarlo. Y se destacan cinco palomas, cada una de un color distinto, que representan los cinco continentes. Del centro de la cruz irradia una luz, símbolo de Cristo, "verdadera luz del mundo", lo que indican también las palabras "Christus heri, hodie, semper": Cristo ayer, hoy y siempre.
Los "gift-shops" oficiales del Jubileo, es decir los que venden productos que tienen impreso el logo verdadero, prendas que son en su mayoría blancas y amarillas (los colores del Vaticano) no sólo se encuentran en la pequeña ciudad Estado sino también en Roma, cerca de los sitios más visitados por los turistas, como la Fontana de Trevi.
Algunos sondeos revelaron que los peregrinos que vendrán preferirán visitar sitios como Piazza di Spagna, adyacente a la famosa Via Condotti, donde están todas las tiendas de moda, antes que las basílicas romanas.
El logo, en concesión
La Santa Sede ha dado en concesión el logo oficial a fabricantes de distintos productos, entre ellos a los famosos artesanos del vidrio de Murano, que venden, por ejemplo, coloridos pisapapeles. El 20% de la ganancia, aseguran, ha ido en beneficencia al Fondo Vaticano de Solidaridad, que es usado para pagar los viajes a Roma de los peregrinos necesitados.
Pese a que la policía arrestó en los últimos meses a varios estafadores que vendían remeras con el logo falsificado, algo típico por estos lares, proliferan decenas de artículos con marcas relacionadas con el evento sagrado del 2000: hay aceites, vinos, café, pipas, anteojos, medallas, estampillas y hasta pan y pizza del Jubileo.
E incluso hay un juego de mesa del Jubileo, parecido al de la oca, en el cual los peregrinos deben sortear distintos peligros antes de llegar a la meta: aunque su precio ronda los 35 dólares, para Navidad se vendió como pan caliente.
Sobre ruedas
Juan Pablo II estrenó ayer una plataforma rodante, diseñada para desplazarse en San Pedro. El podio permite a los fieles ver mejor al Pontífice y lo dispensa del esfuerzo de caminar, dada su delicada salud.






