Hallan en el centro de Neuquén restos fósiles de un oso gigante
Megaterio: el animal tiene 11.000 años de antigüedad y pesaba cuatro toneladas; los huesos estaban junto a los de un dinosaurio.
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NEUQUEN.- Los huesos de un oso prehistórico de alrededor de 11.000 años de antigüedad aparecieron mezclados con fósiles de dinosaurio en la excavación de una obra, en pleno centro de la capital provincial.
Los restos del megaterio (cuyo nombre científico es Megaterium, que significa "gran bestia") fueron terminados de identificar esta semana. Habían sido encontrados en abril por una cuadrilla de obreros que preparaba el terreno para construir una torre de departamentos. En ese lugar se levantan ahora dos vigorosas columnas de hormigón.
Los fósiles del oso estaban mezclados con otros de dinosaurio, muy comunes en Neuquén. Por eso se pensó que toda la osamenta correspondía a un dinosaurio saurópodo del Cretácico, de unos 60 millones de años. Esta semana, los investigadores revelaron que la mayor parte de los huesos no era de un dinosaurio sino de un gigante mamífero de alrededor de 11.000 años.
Los científicos del Museo de la Universidad Nacional del Comahue comprobaron en el laboratorio que se trata de los fósiles de un megaterio, un oso prehistórico que midió casi seis metros, con un cráneo de 75 centímetros de largo y un peso aproximado a cuatro toneladas.
Como el trabajo de rescate se hizo contra reloj porque la obra debía continuar, los investigadores no se percataron de que uno de los "bochones" de yeso -que se usan para proteger a los fósiles- contenía el inmenso cráneo del oso prehistórico.
En la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén no había registros de la presencia de animales mamíferos de estas características y de tamaña dimensión, que convivieron con los primitivos habitantes de la Patagonia.
Similitudes
La "gran bestia" fue un animal mamífero herbívoro, que caminaba en cuatro patas y usaba las dos delanteras para recoger los tallos más tiernos de los árboles. Según los científicos, tenía algunas similitudes con los osos perezosos de nuestra época.
Una de las curiosidades del hallazgo es que los huesos del megaterio aparecieron junto a los de un dinosaurio, cuando la existencia de ambas especies está separada por millones de años. Según expertos consultados, los dinosaurios desaparecieron de la faz del planeta hace 65 millones de años y los grandes mamíferos, hace unos 10.000 años.
El paleontólogo Jorge Calvo, de la Universidad del Comahue, explicó a La Nación que este hecho se dio por "absoluta casualidad". Es que hace miles de años, el lugar donde aparecieron todos los huesos -a cuatro metros de profundidad dentro de una amplia capa de arena- fue el lecho de un río, muy probablemente la cuenca original del río Limay.
El Megaterium, muy probablemente, murió junto al lecho del río y sus huesos se fosilizaron con las sales acuosas y de la arena. Paralelamente, el curso de agua arrastró los fósiles de un dinosaurio, muerto millones de años atrás, que se depositaron en el mismo lugar donde estaba la osamenta del animal gigante.
Para los científicos, que someterán los fósiles del megaterio a la prueba de Carbono 14 para determinar su antigüedad, el hallazgo permitirá establecer con mayor precisión cuándo y cómo se formó el actual valle del Limay.
El megaterio sudamericano, que convivió con los gliptodontes, es una especie que tiene varios registros fósiles en la llanura pampeana. Los primeros fósiles aparecieron en 1780 en la localidad de Luján.
El paleontólogo Jorge Calvo explicó que la pieza que en mejor estado de conservación se encuentra es el cráneo. Y estimó que debe ser "el cráneo de un mamífero del Pleistoceno más completo del que se tenga registro".





