Historias detrás de los datos
No es una novedad que el mundo se ha digitalizado. Tampoco es novedad que la digitalización de los datos crece ilimitadamente cada día. Usar la imagen como vehículo para transmitir conocimiento tampoco es nuevo; sin embargo, la intersección de estos dos campos encuentra hoy posibilidades nunca antes alcanzadas, producto de los avances tecnológicos y de un paradigma visual en constante evolución.
Un dato, digital o analógico, por sí solo no es más que eso: un dato. No es ni bueno ni malo, no es mucho ni poco. Pero al contextualizarlo, categorizarlo, condensarlo, se lo pone en valor, y ese conjunto de datos se convierte en información y, así, en conocimiento
El mapa electoral contado a través de los resultados en los cerca de 100.000 centros de votación de la Argentina o un interactivo que analiza los 40.000 audios de la denuncia del fiscal Alberto Nisman son apenas ejemplos de un camino que emprendimos en LA NACION para contar historias basadas en datos de manera visual, combinación entre tecnología, diseño e innovación al servicio del periodismo.
Un dato, digital o analógico, por sí solo no es más que eso: un dato. No es ni bueno ni malo, no es mucho ni poco. Pero al contextualizarlo, categorizarlo, condensarlo, se lo pone en valor, y ese conjunto de datos se convierte en información y, así, en conocimiento. Visualizar grandes o pequeños volúmenes de datos busca acercar las historias detrás de esos datos de manera precisa y eficaz. Eso es lo que hacemos todos los días: buscar la forma de llegar a nuestras audiencias con un enfoque diferente, enriquecido, que agregue valor a los contenidos. Trabajar con la imagen en estos términos no es un acto superficial ni una simplificación de informaciones complejas. Es una manera de comunicar, de transmitir conocimiento, que de otro modo sería más difícil o, en muchos casos, imposible.Informar es dar forma.
Pablo Loscri
LA NACION