Juicio por el asesinato de una mujer en el club GEBA
Tres empleados de limpieza responderán, en juicio oral y público, como presuntos autores de la violación seguida de muerte de la maestra Fabiana Gandiaga, ocurrida el 20 de octubre de 2001 en la sede del club Gimnasia y Esgrima, conocido como GEBA, en el barrio porteño de San Nicolás.
El fiscal Daniel Morín hizo el requerimiento de elevación a juicio y el juez Alberto Seijas resolvió en consecuencia. El tribunal oral N° 14, integrado por los jueces Hugo Cataldi, Liliana Barrionuevo y Beatriz Bistue de Soler, tendrá a su cargo el proceso contra Fernando Antúnez, Carlos Vallejo y Miguel Angel López.
El día del crimen, Gandiaga llevó a su hijo de siete años a la sede Aldao de Gimnasia y Esgrima, en Perón 1154, para participar de un torneo de taekwondo. Poco después de las 15, la maestra dijo a una amiga que bajaría a buscar algo fresco para tomar, ya que estaba acalorada. Nunca regresó.
Tras una semana de búsqueda, su cadáver fue hallado en una cámara subterránea de difícil acceso situada en un ala en desuso del club, sobre Mitre al 1100. Pocas horas antes fue detenido Antúnez. Se llegó a él porque la mujer del acusado usaba el celular de la víctima. Al conocerse la condición de empleado de la empresa Limalux, contratada por el club para la limpieza, se supo que Gandiaga jamás había salido de la sede.
Se estableció que Antúnez usó el celular para pedir rescate por la mujer, como si hubiese sido secuestrada, aunque él ya sabía que estaba muerta.
La autopsia reveló que la maestra murió por asfixia mecánica por compresión extrínseca del cuello, y que falleció tras 10 a 15 minutos de presión ejercida por su victimario. La necropsia también estableció que la mujer había sido violada.
La inspección ocular del sitio donde apareció el cadáver permitió a los detectives establecer que más de una persona debió intervenir en el crimen. Por eso fueron detenidos Vallejo y López, compañeros de Antúnez.
En su indagatoria, Antúnez dijo que había visto a una mujer con un celular -Gandiaga- perdida en un hall del ala inhabilitada. Sostuvo que cuando limpiaba el salón de bridge del club oyó ruidos "semejantes al golpear de un objeto contra una tabla o puerta" que provenían del entrepiso.
En un baño en desuso, declaró, encontró a Vallejo y a López, que sostenían con firmeza desde atrás a la mujer del celular, que estaba semidesnuda, con la remera levantada por encima de los pechos, y tenía la cabeza inclinada hacia adelante y no emitía gritos, aunque era zamarreada.
Dijo haber visto a López cuando sometía a Gandiaga, con Vallejo parado a su lado, y que luego advirtieron que la habían matado. El, por orden de López -afirmó-, escondió las sandalias y un collar de la mujer en un inodoro.
Antúnez tenía excoriaciones en la mejilla izquierda y en el brazo derecho, y Vallejo, un rasguño en el brazo derecho. Según los informes médicos, las lesiones de ambos eran compatibles con lesiones de defensa con un objeto similar a las uñas; las uñas de la víctima.
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