Junín: el eclipse y Pink Floyd transformaron la ciudad por unas horas
JUNÍN.- Una larga fila de personas espera, a las 14 y en la terminal de la ciudad de Junín, a los colectivos gratuitos que los llevarán a la Laguna de Gómez. Es el parque verde con espejo de agua incluido que está a solo 10 kilómetros de distancia y donde dentro de unas horas se podrá ver, si el clima ayuda, el eclipse solar que cruzará de oeste a este el país.
El fenómeno provocó un movimiento inusual y un aumento de la ocupación hotelera en esta localidad bonaerense, uno de los lugares donde el eclipse será total. A pesar del frío, muchos se acercaron en familia o con amigos desde zonas cercanas e incluso desde la Ciudad de Buenos Aires, para poder disfrutarlo lejos de los edificios.
La ansiedad se siente en la espera porque el cielo está muy cubierto y el sol aparece solo de a ratos. "Se nos tiene que dar", dice Claudia mirando esperanzada hacia arriba, y a su lado, hacia su hija Yanina asiente. Madre e hija, de 51 y 27 años, llegaron desde Berazategui porque son fanáticas de la astronomía pero nunca presenciaron un eclipse de sol. "Me pedí dos días en el trabajo para venir", cuenta Yanina, empleada en un local de comidas, justo antes de tomarse el colectivo.
Ya en la Laguna de Gómez, hay música y un clima de fiesta que fusiona tradición y modernidad: un dúo de guitarras toca zambas y chacareras al borde del agua, mientras unas mil personas escuchan con los anteojos de protección puestos que se entregan gratis en uno de los varios gacebos que dispuso la municipalidad.
En los intervalos, un presentador recuerda que es importante, incluso con lentes seguros, "no mirar de frente al sol más de treinta segundos", mientras de fondo suena el clásico disco The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd, que le pone un toque épico al escenario.
"Hoy tenía que mudarme pero me vine para acá a ver el eclipse. Tengo mucha emoción de ver cómo se cubre todo", explica entre risas Sofía, una empleada administrativa de 23 años de la cercana localidad de Roca. Espera el eclipse tomando mate junto a su amiga Daniela, de 24, que agrega: "Vinimos porque es una linda oportunidad para aprovechar y nunca vimos algo así".
Hace rato que la luna empezó a tapar de a poco el astro desde la izquierda y las nubes, como si supieran, se abrieron y dejaron ver el espectáculo en todo su esplendor. Nadie se quiere perder el momento cúlmine y alrededor de la laguna se tienden mantas y se abren sillas plegables y reposeras buscando los mejores lugares disponibles. Un grupo de aficionados a la astronomía también se acercó con varios telescopios que ya están listos en sus trípodes, apuntando.
A las 17:40, la expectativa llega al límite. "¡Arriba, arriba, nos vamos preparando! ¡Estamos a solo tres minutos!", arenga desde el micrófono el presentador y apenas después, el sol, ya muy cerca del horizonte, empieza a apagarse por efecto de la luna que lo cubre.
Es como si alguien hubiera girado suavemente la perilla que da luz al mundo. Lo que ocurre en el cielo es rarísimo: hacia la izquierda y a la derecha se ven los últimos anaranjados del atardecer pero en el centro, donde debería estar el astro, hay una franja oscura, azulada, y un pequeño círculo negro rodeado de un anillo de luz.
Los espectadores aplauden y largan gritos de júbilo e intentan registrar lo que ocurre con sus celulares y cámaras. Durante 120 segundos es seguro quitarse la protección y mirar de frente el espectáculo y hay varios que, ya sin lentes, no pueden disimular la emoción.
"Es increíble. Me quedé sin palabras. No pensé que era así, pensé que era más común -explica, muy feliz, Patricio, un estudiante de Turismo de 20 años-. Estábamos cursando y no íbamos a venir pero al final llegamos justo".
También comparte su experiencia Cristina, una comerciante de Junín de 36 años que concurrió con toda su familia: "Me re emocioné, nunca había visto algo como esto. No íbamos a venir porque estaba nublado, pero realmente valió la pena".
Apenas unos minutos después, el atardecer retoma su curso habitual y el sol, con la luna ya en retirada, se esconde en el horizonte. No quedan ya señales del espectáculo ocurrido hace instantes. Al menos no en el cielo; quienes tuvieron la oportunidad de verlo seguramente lo conservarán durante largo tiempo en su memoria.