
"La cuaresma religiosa ha quedado opacada por la obligada cuarentena"
1 minuto de lectura'

De las buenas costumbres de la cuaresma a la cuarentena obligada
La cuaresma religiosa de católicos y judíos, desde sus orígenes, se organizó bajo el eje del amor al padre.
Para la Iglesia católica, la cuaresma era transitada mediante prácticas de oración, abstinencia de comer carnes y buenas costumbres comunitarias culminando con la celebración de Pascuas en familia. Los huevos de chocolate coronan la mesa de nuestros niños simbolizando en la celebración la resurrección de Cristo. La Pascua cristiana remite al paso de la muerte de Cristo en la Cruz hacia la vida, redimiendo al mundo de sus pecados.
La Pascua judía o Pesaj celebra el paso o salto de Moisés por el Mar Rojo, liberando a los judíos del padecimiento de la esclavitud.
Hoy la cuaresma religiosa, sacudida por un tsunami viral imprevisto, ha quedado opacada por la obligada cuarentena sanitaria del aislamiento social, en vías de evitar la infección y propagación de la pandemia del coronavirus.
Coronavirus, pandemia, aislamiento, confinamiento, cuarentena, covid-19, higienización (localizada en el lavado repetido de manos) son las palabras Amos que hoy comandan nuestras vidas en el mundo entero.
Sobre el coronavirus, un niño de tres años me cuenta que hay "una corona virus" de uno que se cree el Rey del mundo, que es muy malo y del cual hay que cuidarse encerraditos en la casita. Por eso los nenes no van al jardín ni los papás a trabajar para que la corona virus del Rey muera solito afuera y no moleste más.
Otro niño de ocho años, a quien le gusta escribir historias sobre animales y extraña su escuela en esta cuarentena, se interesa por leer y comunicar a su familia las noticias científicas que circulan por internet sobre el coronavirus, cómo cuidarse entre las personas en la cuarentena y a las propias mascotas.
Un púber de doce años que ha interrumpido sus prácticas de básquet a causa de la cuarentena ha incorporado, en sus conversaciones virtuales con amigos y familiares, la palabra coronavirus con signos exclamativos, haciendo uso del sinsentido a través del humor.
Los adultos, en cambio, nos damos respuestas más enredadas a nuestros fantasmas ante este real insensato al que estamos confrontados.
Como decía "El Principito" de Saint-Exupery: "Las personas mayores siempre necesitan explicaciones".
Si bien nuestra esperanza colectiva es que los científicos nos den un saber sobre la causa y la solución antiviral del covid-19, mientras tanto reaccionamos con temores fóbicos, con parálisis panicosas, mediante delirios paranoicos, higienicistas y sentidos religiosos. Pero también, y en el peor de los casos mediante la negación, donde se intenta tapar el sol con las manos con actos de violación a las medidas de prevención sanitarias establecidas por los gobiernos de cada país.
Hay un dicho popular que se confirma para muchos de nosotros en períodos de cuarentena: "No hay peor remedio que la enfermedad", en tanto sienten que el aislamiento los enferma, ya que se sostienen de su trabajo no sólo para satisfacer sus demandas materiales sino para sentirse vivos.
Mientras que en otras situaciones los sujetos se refugian en el aislamiento, y en el individualismo, recordando el dicho al que refiere Sigmund Freud en su Obra, en relación a la cosa pulsional que nos habita, de que el hombre es el lobo del hombre.
Por el contrario, la cuarentena obligatoria puede resultar un alivio para aquellos a quienes el lazo social les pesa.
Y en el mejor de los casos, un refugio para quienes saben estar con la soledad de su escritura, su lectura, sus dibujos; lo que es decir: su especial síntoma.
La invasión del coronavirus nos pone sobre las narices que el siglo XXI ya no se apoya en la creencia de un Otro que nos ordenaría el mundo y la vida.
Entonces, ante el desorden de lo real que nos toca vivir tendremos que orientarnos por los artistas y los humoristas que obran a partir de la nada misma si queremos ir más allá de nuestro pequeño delirio o ficción fantasmática para poder tomar parte responsable junto a los demás.
Más aún los psicoanalistas y psicoanalizantes en tanto hacemos de guardianes de la subjetividad de nuestra época.
Graciela Giraldi, psicoanalista, miembro de la EOL (Escuela de la Orientación Lacaniana) y la AMP (Asociación Mundial de Psicoanálisis)




