La estructura futurista que se convirtió en postal de Palermo
El Planetario Galileo Galilei, la postal más clásica de los bosques de Palermo, comenzó a gestarse en Buenos Aires en 1958, por iniciativa del concejal socialista José Luis Pena y del secretario de Cultura del municipio porteño Aldo Armando Cocca.
Las obras de construcción comenzaron en 1962, con la dirección del arquitecto argentino Enrique Jan. Y el 20 de diciembre de 1966 fue inaugurado por el entonces intendente de la ciudad Eugenio Schettini. El nombre Galileo Galilei fue dispuesto en honor del ilustre matemático, físico y astrónomo, "cuya extraordinaria personalidad trascendió las fronteras de su patria para incorporarse a la pléyade de genios universales que impulsan el progreso de la humanidad", según decía en los considerandos de la respectiva ordenanza.
El primer director del Planetario fue el profesor de Geografía Matemática Antonio Cornejo, que ejerció su cargo por 33 años. Y la primera función se realizó el 13 de junio de 1967, en la que participaron alumnos del Comercial N° 1 de Banfield y del colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones de la Capital. Entonces, el profesor Cornejo les mostró cómo estaba esa noche el cielo sobre Buenos Aires, la Antártida Argentina y el Polo Sur y la forma de orientarse observando la Cruz del Sur.
El Planetario tiene por finalidad la divulgación de la ciencia astronómica a través de espectáculos didáctico-recreativos destinados al público en general y a estudiantes. Sin embargo, hace algunos años fue utilizado para eventos privados, como fiestas o congresos, que no estaban autorizados. Cuando Mauricio Macri asumió en la ciudad expulsó a los responsables de haber organizado un evento no autorizado.
Según el arquitecto Enrique Jan, el edificio del Planetario "es uno de los pocos en el mundo proyectados y construidos partiendo del módulo triángulo equilátero". El edificio tiene cinco pisos, seis escaleras (una helicoidal) y una sala circular de 20 metros de diámetro con 280 butacas, ahora 4D.
Su cúpula semiesférica, que le da esa imagen futurista que lo caracteriza, está recubierta interiormente con chapas de aluminio que sirven como pantalla.
El ingreso al edificio es a través de un puente, sorteando el vacío de una gran olla de 47 metros de diámetro, de cuyo fondo emergen los volúmenes arquitectónicos aislados por un gran espejo de agua. En la explanada de acceso se pueden apreciar tres meteoritos metálicos encontrados en territorio argentino y la nueva Plaza Astronómica, con un huso horario y un globo terráqueo paralelo.
En el segundo piso funciona la sala de proyecciones, que ahora luce totalmente renovada.
La plaza del Planetario, además, es un escenario frecuente de recitales y eventos sociales, como también punto de encuentro de grandes y chicos durante los fines de semana. El verde césped y el lago que lo custodian hacen del Planetario una de las postales favoritas de los porteños.
Más leídas de Sociedad
Murió una nena de 10 años. Tres chicos fueron atropellados por una camioneta cuando se bajaron de un colectivo para ir al colegio
Paradas ruteras. La pintoresca pulpería de 1890 a la que no entran los problemas del mundo
¿Mano dura o blanda? Tiene un método para pacificar presos y quiere extenderlo, pero no logra la atención de los políticos