La "mafia del crematorio": con certificados de defunción falsos, incineraban cuerpos
"Se ha quemado una persona y la empresa desconoce su identidad. No se han presentado los certificados de defunción que, por ley, se exigen para realizar ese acto". Así, la gerenta de una empresa funeraria de Lanús le contaba a un colega que en el horno del cementerio local había sido cremado el cadáver de una persona sin que quedaran registros de ello y sin los documentos que exige la ley. Ese cuerpo desapareció.
Esta conversación corresponde a una escucha telefónica realizada hace ocho años que destapó la sospecha de la existencia de una eventual "mafia" integrada por algunas empresas funerarias del sur del conurbano y los responsables del crematorio de Lanús.
Una fiscalía del Departamento Judicial de Lomas de Zamora trata de establecer si en el horno del cementerio de ese distrito se hicieron desaparecer cuerpos gracias a certificados de defunción falsificados.
La desgrabación de aquella escucha telefónica figura en la página 1163 de uno de los expedientes que se anexaron al sumario por la investigación del homicidio de Érica Soriano, ocurrido el 21 de agosto de 2010 en Lanús. No obstante, quien era su pareja, Daniel Lagostena, está siendo juzgado por su asesinato, aunque el cadáver de la mujer, embarazada de dos meses, nunca apareció.
Durante la investigación de la desaparición de Érica se ordenaron escuchas telefónicas; el entrecruzamiento de llamadas abona la sospecha de que su cuerpo habría sido quemado en el horno del cementerio de Lanús. La familia de Lagostena está en el rubro funerario.
Al seguir esa pista, los investigadores hallaron indicios de que el de Érica no habría sido un caso aislado: creen que hubo más cuerpos incinerados ilegalmente en el horno del cementerio de Lanús con el objetivo de hacerlos desaparecer.
"Leo me comentó que él tenía acceso al crematorio y al cementerio de Lanús. Es decir que podía acceder de noche y hacer lo que quisiera en ese lugar", expresó un testigo que declaró en el expediente del caso Soriano. Esta prueba fue incorporada al sumario que se inició especialmente para investigar las supuestas irregularidades en el cementerio de Lanús.
Se trata de un expediente independiente al del sumario por el caso Soriano, que apunta a tratar de establecer si existe una organización que, a cambio de dinero, facilitaba los medios para convertir un cuerpo en cenizas y hacerlo desaparecer.
Según fuentes de la investigación, "Leo" sería Leonardo De Simone, presunto propietario de la empresa funeraria que, hasta 2010, pertenecía a la familia Lagostena.
Érica Soriano fue vista con vida por última vez el 20 de agosto de 2010. Las cámaras de seguridad de un sanatorio de Recoleta registraron el momento en que abandonaba el lugar, luego de una consulta con un ginecólogo, acompañaba por quien era su pareja. Al reconstruir el trayecto, los investigadores determinaron que la pareja llegó a la casa de Coronel Santiago 1433, Lanús, pero ella nunca salió.
Durante el juicio oral que se desarrolla en los tribunales de Lomas de Zamora, varios testigos abonaron la presunción de que Lagostena habría matado a su mujer en la casa y, luego de eso, habría utilizado sus vínculos con una funeraria de Lanús para hacer desaparecer el cadáver de la víctima.
Tanto en la etapa de instrucción como en el juicio se habría establecido que el mencionado De Simone le alquiló la funeraria al padre de Lagostena y, además, le compró el fondo de comercio. Si bien Lagostena y su familia negaron el vínculo con De Simone y la empresa de servicios fúnebres, un grupo de investigadores de la policía bonaerense estableció un dato que derrumbaría la coartada del imputado.
En la misma época de la desaparición de Érica De Simone le compró la casa a la familia Lagostena. La operación se concretó luego de la muerte del padre de Daniel Lagostena y sin la declaratoria de herederos. No existe ninguna escritura sobre el traspaso de la propiedad. Un boleto de compraventa constituye el único documento de la operación, aunque no se detalla cómo ni con qué dinero se concretó. Los investigadores sospechan que la familia Lagostena le habría entregado la casa a De Simone como supuesta compensación por el "servicio prestado" al imputado.
"Durante la investigación se acreditó la relación entre Daniel Lagostena y Leonardo De Simone. Sobre este último se corroboró que tendría los medios para acceder en la forma en que quisiera a crematorios. Se pudo saber esto a través de dichos de personas que están en el rubro de los crematorios y por una escucha telefónica en la que De Simone ironiza sobre esa circunstancia", expresó uno de los representantes del Ministerio Público de Lomas de Zamora al fundar su acusación contra la pareja de Érica Soriano.
Respuesta del municipio
Debido a que las sospechas sobre las irregularidades en el horno crematorio de Lanús se ratificaron en el juicio oral contra Lagostena, la fiscalía solicitó a la municipalidad local una serie de informes que detallaran los nombres del personal que se desempeñaba en el cementerio y si existían libros de guardia.
A través del Departamento de Asuntos Legales, el Municipio de Lanús entregó los legajos de todos los empleados que se desempeñaban en el cementerio en la época de la desaparición de Érica Soriano. Se agregaron los legajos de los vigiladores que estaban a cargo de la seguridad del predio y toda la prueba documental hallada con relación a 2010. En esa época, el peronista Darío Díaz Pérez era el intendente.
En el informe se indicó que si bien el funcionamiento del cementerio es responsabilidad de la Secretaría de Gobierno del municipio, el horno crematorio pertenece a una empresa que le paga un canon al gobierno local. Esto significa que la cremación de los cuerpos está tercerizada. Actualmente, la empresa que estaba a cargo del crematorio es objeto de una investigación encarada por una fiscalía de Lomas de Zamora. Ante la consulta de LA NACION, fuentes del municipio se remitieron a esa información presentada a la Justicia.
De Simone, que según la investigación paralela se habría jactado de que podía entrar cuando quisiera al crematorio de Lanús, no fue acusado en la causa Soriano, aun cuando aparece mencionado.
Existe un dato que avalaría la sospecha de que el cuerpo de Érica habría sido cremado sin que se presentara el certificado de defunción correspondiente. La madrugada de su desaparición se activó la alarma del horno crematorio del cementerio de Lanús. A partir de todos los elementos surgidos en el juicio oral, cuyo veredicto se conocerá mañana, en la fiscalía de Lomas de Zamora intentan establecer si Érica Soriano fue la única o si allí se hicieron desaparecer más cuerpos.
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