“La marcha de los alumnos”: decenas de niños, niñas y adolescentes protestaron con sus familias frente a Olivos
Con mayor presencia de docentes y estudiantes con uniformes, se desarrolló este jueves -y por segunda noche consecutiva- una importante protesta de la comunidad educativa bonaerense frente a la Quinta de Olivos; malestar hacia el interior de los colegios
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Apenas pasadas las 19 horas, y con una mayor cantidad de docentes y de alumnos usando sus uniformes escolares en comparación con la marcha del miércoles, comenzó una segunda y multitudinaria protesta de la comunidad educativa bonaerense frente a los accesos de la avenida Maipú de la Quinta Presidencial de Olivos. La convocatoria realizada a través de las redes sociales fue puntual. Decenas de personas llegaron sin un minuto de retraso, tal como confirmó LA NACION durante una recorrida por la zona. Según información oficial, Alberto Fernández observó el inicio de la manifestación a través de los medios de prensa, desde Casa Rosada.
Junto a su madre, un niño llamado Felipe de once años, dijo a este diario en la protesta: “Voy a entrar al colegio secundario con un nivel de quinto grado. No quiero ser un ignorante. Necesito que vuelvan las clases para interactuar con mis compañeros”. Su mamá, Magdalena -de 35 años- agregó: “No queremos un país pequeño”.
No muy lejos de allí, siempre frente a la Quinta de Olivos, una mujer llamada Florencia estaba con su hijo Francisco, de diez años. El niño sonreía y se mostraba feliz. “Quiero volver a ver a mis amigos. No me gustan las clases por Zoom”, explicó, Y su mamá, agregó: “Él continuará con clases digitales. Pero vine a la marcha porque no quiero que cierren las escuelas. Los chicos no se contagian en el colegio”.
“La presencialidad es el campo donde se desarrolla realmente la interacción de los niños con sus pares. Allí se forjan los cimientos de la personalidad de los niños. Cortarla es no dejar que haya cimientos firmes en el crecimiento de los individuos. Eso auspicia un futuro nefasto”, dijo un hombre llamado Jorge de 49 años, padre de un niño.
En esa misma línea se manifestó Soledad, quien se presentó como “madre de dos niños de nivel inicial”, y dijo a LA NACION: “Me manifiesto porque creo que es necesario preservar la salud de nuestros hijos. Es fundamental que asistan a las aulas, porque es el lugar más seguro donde pueden estar. La falta de presencialidad no solo implica una pérdida de aprendizaje para niños, niñas y adolescentes, sino que tiene efectos en el desarrollo físico, emocional, mental”. Parado junto a su motocicleta, un joven contador llamado Juan, de 30 años, protestaba solo. “Vine porque estoy cansado de la corrupción”, explicó.
En la antesala de esta protesta, fueron amplios los comunicados difundidos por las instituciones educativas. “La profunda desazón, tristeza, incertidumbre e inconsistencia frente a los anuncios que escuchamos nos dejaron en un estado de desconcierto absoluto. Es muy lamentable que no se tenga en cuenta, desde las autoridades, lo que para un niño o adolescente representa estar en la escuela”, dice un documento difundido por el Instituto de Educación Ceferino Namuncurá, de Vicente López.
A su vez, desde el colegio Northlands, dijeron a sus padres, madres y alumnos en un comunicado: “Nos dirigimos a ustedes con el objetivo de acercarles nuestra posición de rechazo a la reciente medida de suspensión de clases presenciales. Todos nuestros equipos y la comunidad entera han hecho enormes sacrificios para sostener exitosamente nuestra presencialidad dado que en esta institución estamos convencidos de que el colegio es el ámbito donde debe producirse el proceso de enseñanza-aprendizaje”.
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