La plaza del abandono en parque Chacabuco
Los vecinos del complejo Simón Bolívar están hartos de las promesas del Gobierno de la Ciudad. El parque y los juegos situados en el interior de este conjunto de monoblocks del barrio Parque Chacabuco se encuentran en total estado de abandono.
"Nuestro reclamo principal es seguridad para todos, en especial para los chicos que usan los juegos", sostiene Mónica Grande. Su pedido representa el de las 700 familias del complejo, que ocupa la manzana delimitada por las calles Eva Perón, Curapaligüe, Fernández Moreno y Dávila.
Las quejas ante la Dirección de Espacios Verdes fueron rechazadas. Los funcionarios argumentan que el predio no está bajo el control de este organismo, aunque sí admiten su responsabilidad sobre el patio de juegos.
Sin embargo, los terrenos también pertenecen al Gobierno de la Ciudad: en 1966 fueron cedidos gratuitamente por el Banco Hipotecario, que había construido el complejo entre las décadas del 50 y 60. LA NACION pudo acceder a la ordenanza y al plano catastral que así lo establecen.
"Cada vez que la Dirección de Espacios Verdes efectúa servicios en el parque, argumenta hacerlo en carácter de colaboración, ignorando la ordenanza", se queja Gustavo Lesbegueris, vecino y también defensor del pueblo adjunto de la Ciudad.
La gran preocupación de la gente es la salud de los niños, debido al pésimo estado de los toboganes y subibajas, lo que puede originar accidentes.
Pero lo que más molesta a los vecinos es la situación del arenero. "A la mañana vienen paseadores con perros que hacen sus necesidades en la misma arena en la que después juegan los chicos", cuenta Marcela Laitano. En la plaza no hay cestos especiales para deposiciones caninas.
El titular de la Dirección de Espacios Verdes, José San Martín, afirmó que el cambio de arena se realizará en una semana. Pero esto no resolverá el principal problema: la presencia de perros en el mismo arenero donde juegan los chicos.
Para los vecinos, la solución es que el patio de juegos vuelva a estar cercado, como hace 20 años. San Martín coincide, pero explica que la colocación de rejas es, por el momento, imposible. "Este año no hay más presupuesto. Lo haremos el año que viene".
Otro de los inconvenientes señalados por los vecinos es el estado de los bancos. "Se rompen porque son viejos y nadie los arregla", se resigna Mirta Gianola. También preocupa la situación de añosos árboles, como los eucaliptos, que por su antigüedad corren riesgo de caer derribados por fuertes vientos.
Nostalgia y esperanza
El 12 de noviembre los vecinos juntaron 285 firmas para enviarle al jefe de gobierno porteño, Aníbal Ibarra, una carta de reclamo que aún no recibió respuesta.
La mayoría recuerda con nostalgia el pasado de la plaza en la que se divertían cuando eran niños. "Vivo a dos cuadras, y traigo a mi sobrina para que juegue en el lugar donde yo lo hacía cuando era chico", dijo Gustavo Fiel.
"Veo el parque y me da tristeza. Ojalá algún día podamos volver a disfrutar de él como en nuestra juventud", se esperanzó Grande, mientras sostiene a su hijo para que no juegue en el arenero contaminado.
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