Las anomalías de temperatura que reveló un nuevo informe del Servicio Meteorológico Nacional
El año pasado fue el segundo más cálido desde hace poco más de medio siglo y, al mismo tiempo, se dio una de las olas polares más largas
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El año pasado fue el segundo más caliente en la Argentina desde 1961 -después de 2023, que marcó el récord-, pero esto no significó que el calor se expresara de manera uniforme en todo el territorio y en todo el año. Este dato convive con la primavera más cálida y con una gran cantidad de olas de calor que golpeó a todo el país, pero también con la ola de frío más extensa y una temporada de nevadas tal que superó la media de los últimos 30 años.
Estas son algunas de las conclusiones más relevantes que presentó el último reporte del Estado del Clima de la Argentina 2024 elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
A pesar de la nieve y de haber tenido el mayo más frío desde hace 64 años, la Argentina es más calurosa que antes. Si observamos el gráfico presentado por el SMN, muestra que la frecuencia de anomalías de calor fue haciéndose más frecuente desde 1990 y se convirtió en norma a partir del 2011. Por anomalía, sea de calor o frío, se entiende a los períodos, en este caso de años, en los que la temperatura promedio es mayor o menor a la de otros períodos.
En este caso, el SMN compara cada año, de 1961 a 2024, con la temperatura promedio de 1991 a 2020. Aquí algunos puntos a destacar.
El año pasado fue el más caliente por mucho, aunque desde 2011 solo hubo uno —2016— que sufrió anomalías frías. El resto de los años fueron calientes, llegando a picos cada vez más altos. De todo el país, las regiones más cálidas este año fueron el Oeste, Noroeste, Norte y Noreste argentino.
En cuanto al frío, la Argentina experimentó en 2024 el mayo más extremo desde 1961. Naturalmente, la Patagonia fue en donde esta anomalía se expresó de forma más evidente. Tanto es así que para junio se registró más del 60% de la región cubierta de nieve. Se vivió también la ola más extensa desde 1992, que duró 10 días. Santa Cruz fue la provincia más afectada de todo el país.
Cambios en las precipitaciones
Además de las temperaturas, el país también mostró cambios en las precipitaciones. Comparado con el promedio de los últimos 30 años, el 2024 fue más seco. No obstante, esta no necesariamente es una noticia preocupante, porque de los últimos seis años, el año pasado fue el menos seco. Además, la escasez de lluvia no se cristalizó en todo el territorio de la misma forma.
Entre enero y septiembre, fue el centro y oeste del país la región más afectada por la sequía. Mientras tanto, en otras zonas hubo tormentas intensas y lluvias torrenciales entre verano y otoño. En especial cayeron sobre el noreste y centro este del país, en donde se localiza Misiones, la zona mesopotámica y gran parte de la Provincia de Buenos Aires. Además, octubre pasado fue catalogado como el más lluvioso desde hace 64 años en la zona del noroeste argentino y la región del Cuyo.
Estas lluvias, según el reporte, son atribuidas en especial al fenómeno de El Niño, que se mantuvo activo hasta abril, y por el Dipolo del Océano Índico que estuvo en fase positiva en enero. Este fenómeno consiste en variaciones de temperatura en corrientes marinas que provienen del Océano Índico tanto hacia temperaturas cálidas como frías. El año pasado, según registra el SMN, estas corrientes fueron más cálidas y pudieron haber influido en las lluvias anómalas de gran parte del Litoral, Santa Fe, Córdoba, San Luis y el centro y este de Buenos Aires.
Algo que no mencionan es la atribución que el cambio climático pueda tener a estas lluvias, pero también a las temperaturas anómalas registradas. Según fuentes del SMN, esto se debe a una decisión del Ministerio de Defensa —y a su vez de presidencia— de evitar conceptos como “cambio climático” o “calentamiento global”. A pesar de esto, desde el SMN deslizan que esto ha influido en lo que sucede en la Argentina.
En ese sentido, este informe sí registra que los valores superficiales de dióxido de carbono y de metano continuaron en aumento durante 2024, tanto en las estaciones de Ushuaia como en Marambio. Estos gases son considerados por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático como los gases de efecto invernadero que más han crecido en el mundo, seguido del dióxido de nitrógeno.
Además de estos gases, el SMN identificó un aumento del ozono en La Quiaca, Buenos Aires, Comodoro Rivadavia y Ushuaia respecto de sus valores históricos. En cuanto al agujero de ozono, fue el más pequeño de los últimos cinco años.
Durante enero y febrero, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires registró una mayor frecuencia de índice ultravioleta de riesgo extremadamente alto, superando el promedio de su período histórico. En Mendoza ocurrió lo mismo en todos los meses de verano y primavera.
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