Lo acusan en México de traficar efedrina y ganar US$205 millones

CIUDAD DE MEXICO.- El desembarco de supuestos narcotraficantes mexicanos en la Argentina tiene una razón y se llama Zhenli Ye Gon, un empresario de la industria farmacéutica nacido en China y nacionalizado mexicano a quien le secuestraron en su elegante mansión, en las Lomas de Chapultepec, un inmenso colchón de 205 millones de dólares.

Tantos eran los billetes que ocupaban una habitación de la casa. Así lo afirman las autoridades judiciales aquí, que sindican a Zhenli Ye Gon como quien fue el mayor importador de efedrina a México, pero tras su desaparición del mercado los carteles debieron buscar los químicos en otro lado, por ejemplo en la Argentina.

El millonario de 44 años, fanático apostador de bacarat en los casinos de Las Vegas, fue detenido por la DEA el 23 de julio de 2007 en Maryland, Estados Unidos, acusado de lavado de dinero, y México pidió su extradición. El hombre de negocios, nacido en Shanghai, que recibió su carta de ciudadanía de manos del ex presidente Vicente Fox, niega todo vínculo con la fabricación de metanfetaminas. Y denunció que ese dinero hallado en su casa era para financiar la campaña de Felipe Calderón, el actual presidente mexicano, y que lo amenazaron para que guardara el dinero.

Dijo que le mandaban la plata en bolsas de lona con 5 millones de dólares en cada uno y que le advirtieron que iban a cortarle el cuello si hablaba. Pero el gobierno rechazó esas acusaciones y las consideró "un intento de chantaje perverso . Aquí nadie le cree a Zhenli Ye Gon. La historia comenzó en la década del 90, cuando la fabricación de drogas sintéticas estaba en manos del cartel de los hermanos Amezcua Contreras, quienes traían los químicos de China, elaboraban metanfetamina aquí y la exportaban a Estados Unidos. Pero una vez detenidos entraron en ese negocio los actualmente poderosos carteles de Sinaloa y del Golfo.

Advertidas las autoridades en 2005 de que se importaba más efedrina de la que necesita para la industria farmacéutica, sólo permitieron que grandes laboratorios la trajeran al país. Y aquí entra en escena Zhenli Ye Gon. Nacido en Shanghai, emigró a México en 1990 y obtuvo la ciudadanía en 2002. Importó textiles, ropa y calzado e hizo una fortuna como revendedor de productos decomisados en aduanas mexicanas.

Creó en 1997 una compañía farmacéutica, Unimed. Zhenli dijo que después de 2004 dejó de importar pseudoefedrina debido a los controles, pero aquí el gobierno afirma que el 5 de diciembre de 2006 encontró en el puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, un barco que venía de China con 19 toneladas de acetato de pseudoefedrina, importadas ilegalmente por Zhenli.

Incluso se descubrió que el empresario había levantado en el estado de México un megalaboratorio para fabricar especialidades medicinales que sospecha la justicia era para manufacturar drogas sintéticas, ya que el 80 por ciento de las que consumen en Estados Unidos proviene de aquí.

La Procuraduría General de la República afirma que importó en verdad 70 toneladas de efedrina entre 2005 y 2006, con las que obtuvo más de 300 millones de dólares.

Casado con Ye Gon, reportes de prensa dicen que se paseaban con ella en un lujoso Lamborghini. Durante sus viajes en Las Vegas apostó 150.000 dólares en una sola mano de bacarat y el hotel Venetian Resort le ofreció un Rolls-Royce para su comodidad. El empresario declaró al fisco que entre 1997 y el 2006 perdió casi 41 millones de dólares en apuestas en casinos de Las Vegas.

Pero dinero no le faltaba. El 15 de marzo de 2007, cuando el exitoso empresario ya no estaba en México, sino en los Estados Unidos, la policía allanó su mansión de Sierra Madre 515, en el elegante barrio de Las Lomas de Chapultepec, en esta ciudad. Allí encontraron 205,6 millones de dólares en efectivo, 18 millones de pesos mexicanos , 200.000 euros y 113.000 dólares de Hong Kong, además de numerosas joyas. El dinero exhibido a la prensa ocupaba todo un cuarto.

Desde la caída del empresario, los carteles debieron buscar efedrina y pseudoefedrina en otros lugares. Un documento de PGR señala que pudieron seguir con el negocio porque, entre otros factores, tienen "la posibilidad de establecer centros de producción en países donde existen controles menores o no hay normas para la importación, distribución y manejo de los precursores". La Argentina, tras los arrestos de Ingeniero Maschwitz, ya demostró que está incluida en esa lista.

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