Los pediatras piden cuidar a los chicos del sobrepeso desde el embarazo
El sobrepeso amenaza la salud de los chicos argentinos desde el nacimiento y aún antes, desde el embarazo, según surge de un documento que difundieron hoy los especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en el que expresaron su preocupación ante el aumento del sobrepeso y la obesidad en los niños en el país y enfatizaron sobre la necesidad de prevenir el sobrepeso y tomar medidas "desde el nacimiento" y aún durante el embarazo para poder combatirlo.
Los números indican que en Argentina, 1 de cada 10 chicos menores de cinco años es obeso, según el Panorama de Seguridad Alimentaria y Nutricional elaborado recientemente por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en conjunto con la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO). "Esto nos coloca como el país tiene la segunda tasa más alta de sobrepeso en menores de cinco años de América latina y el Caribe", apunta Stella Maris Gil, médica pediatra y presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría.
La advertencia de los pediatras argentinos puso especial foco sobre cómo la mala nutrición en el embarazo puede predisponer el desarrollo de la obesidad en la vida adulta. Y en la importancia de la alimentación adecuada desde el primer día de vida.
Mayores riesgos
El sobrepeso a edades tempranas predispone a la obesidad en la edad adulta, advierten los especialistas. Los chicos que crecen con exceso de peso tienen más chances de ser adultos obesos que los demás chicos de su edad. "Se considera que el 30 por ciento de la obesidad del adulto comienza en la infancia, particularmente en los primeros 5 años de vida y que el 70 por ciento de la obesidad del adolescente se arrastra a la adultez. Por lo tanto esos primeros años de vida constituyen un período especialmente vulnerable, donde acciones eficaces de prevención, detección y tratamiento de la obesidad en el primer nivel de atención adquieren especial significado incluso para la vida adulta de nuestros pacientes", asegura Gil.
El diagnóstico actual de la infancia, dicen los especialistas, pone en evidencia la necesidad de generar intervenciones "desde el mismo nacimiento para poder combatirlos, tanto en el aspecto nutricional como en el de la actividad física, sobre todo por tratarse de una condición crónica que actúa como factor de riesgo para el desarrollo de muchas otras enfermedades", apunta el documento de la SAP.
"Debemos promover inicialmente un control adecuado de peso en la embarazada y luego la generación de hábitos saludables desde la primera infancia", apunta el texto. Y agrega: "los patrones de nutrición y ejercicio de una madre durante el embarazo influyen en la salud a largo plazo del bebé al darle forma a su metabolismo. Está demostrado que la malnutrición materna, por déficit o exceso, produce cambios en los órganos y metabolismo del bebé, que pueden predisponerlo a padecer obesidad, diabetes e hipertensión en la vida adulta".
"El modelo saludable de la familia imprime una impronta que se lleva durante toda la vida. La lactancia exclusiva hasta los seis meses, complementada con alimentos variados a partir de esa edad es el primer paso trascendental para lograr los mejores hábitos. Además, el modelo de alimentación a demanda permite al lactante aprender en sus primeros meses de vida a asociar el hambre con el comienzo de la toma y la saciedad con su fin: así, los lactantes y niños pequeños aprenden a ajustar el aporte alimentario a sus necesidades", explica Ángela Nakab, especialista en Pediatría y Adolescencia y miembro de la SAP.
Las experiencias tempranas del niño con la comida, y en especial las prácticas alimentarias de los padres tienen fundamental importancia en los hábitos de nutrición. A partir de los 9 meses, explican los especialistas, se comienza con la imitación, tanteo y repetición. "Los niños miran a sus cuidadores, figuras de apego, y van incorporando y tomando hábitos de ellos y los van enriqueciendo con lo propio. Por eso, el buen comer implica ofrecer lo mejor que se tenga al alcance, raciones adecuadas, variedad de sabores y colores y un encuentro afectivo", consignar el informe de la SAP.
El exceso de peso en los niños no sólo compromete su estado de salud actual, sino también el futuro, ya que en la edad adulta el sobrepeso incrementa el riesgo de padecer afecciones coronarias, ataque cerebrovascular (ACV), aterosclerosis e hipertensión arterial. Contribuye al desarrollo de trastornos en los lípidos, como aumento de colesterol ‘malo’ (LDL), disminución del ‘bueno’ (HDL) e incremento de los triglicéridos; acrecienta la posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2, desequilibrios hormonales que en la mujer pueden afectar la fertilidad, trastornos como osteoartritis, y el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como por ejemplo de endometrio, mama, colon, hígado y riñones, entre otros. Pero además, aumenta la mortalidad por todas las causas y disminuye la calidad de vida.
Norma Piazza, médica pediatra especialista en Nutrición y Secretaria del Comité de Nutrición de la SAP, afirmó que "el adulto que fue obeso desde la infancia tiene aumentado el riesgo cardiovascular y metabólico y mayor riesgo de muerte prematura. Además, los niños que crecen con discriminación social tienen peor calidad de vida". Agregando que "cuando la obesidad se la encaraba sólo como un problema médico, se fracasaba (en términos estadísticos), por lo que debe ser abordada en forma integral desde la familia, con un Estado presente y regulador y una industria que acompañe".
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