Los regalos inesperados del dolor
Pablo Bernasconi contó como nació y fue el proceso creativo de su último libro, “Mentiras y Moretones”, lo presenta hoy en el evento anual “Libros y Maestros”
“Lo esencial es invisible a los ojos”, nos recuerda El Principito. Pero, ¿cuántos realmente creemos en ello? Hay muchas cosas que no se pueden explicar desde el raciocinio, a las cuales solo se puede acceder tangencialmente desde la poesía. Los artistas son los principales intérpretes de lo invisible y esencial. Lo atisban, lo moldean y lo convierten en poesía, así lo explicó Pablo Bernasconi.
Como autor, Bernasconi aborda lo invisible, temas universales que trascienden un rango etario y se cuelan en la misma esencia de los seres humanos. Los 24 relatos, todos ellos ilustrados, de su último libro “Mentiras y Moretones”, apela a chicos y adultos por igual. Trata temas complejos como la ansiedad, la búsqueda de la perfección y el inconformismo, a través de una poesía de colores y letras.
Hoy el autor presenta su última obra en “Libros y Maestros”, un evento anual que reúne autores de literatura infantil y juvenil con docentes, bibliotecarios y narradores para compartir sus experiencias en el trabajo diario. El evento dura todo el día y se lleva a cabo en la Biblioteca Nacional.
En conversación con LA NACIÓN, Pablo Bernasconi contó cómo logra acceder a la materia prima necesaria para crear poesía, cómo sigue a partir de esta idea originaria y atraviesa el proceso creativo y cómo se interpelan las imágenes y los textos para crear un todo lleno de sentido metafórico.
- ¿Cómo logras acceder a lo intangible, moldearlo y devolverlo a la realidad convertido en poesía, ya sea escrita o visual?
Son formas de ver y de traducir los estímulos y los contextos que me rodean. Cuando se cruzan los mundos de la realidad y la poesía a veces los resultados pueden ser muy lógicos vistos desde ésta mirada amplificada. Es como si cada situación, cada acontecimiento, involucrara un acertijo cuya respuesta es una metáfora. A través de la metáfora me acerco de forma muy tangencial a ese algo que necesita ser descubierto. Y la poesía puede explicar de una forma universal y amable lo que quizá de otro modo sería invisible o demasiado intangible. Por supuesto, luego está el trabajo de volver ésta metáfora lo más precisa posible, cuanto más fiel y polisémica más sensible vuelve el resultado, y más me acerca al mensaje.
- ¿Cuándo y cómo empezaste a entrenar a los sentidos para trascender lo racional y crear poesía?
Diría que hubieron dos momentos. El primero fue de niño, y no es algo único ni especial porque le pasa a todos los niños. La imaginación es un antídoto perfecto ante el aburrimiento, y yo defiendo el aburrimiento. Una piedra, un palito, una caja de huevos se pueden volver una nave espacial intergaláctica en un segundo. Y luego una historia, y luego una aventura que compartimos con otros. Por eso la sobriedad en los libros, en los juegos y en los juguetes son indispensables para fomentar éste mecanismo de defensa natural que los niños tienen ante el tan "resistido" aburrimiento. Uno de las virtudes de la poesía es que se brinda con total generosidad ante cualquiera que la tome, que la integre dentro de su cotidaneidad.
El segundo momento en que diría que aprendí el poder de ciertos sentidos para trascender lo racional fue de más grande, en la universidad, cuando me tuve que enfrentar al hecho de entregar algo que debía ser visto y entendido por otros. Un acto de desnudez intelectual en donde uno tiene que responsablizarse de sus ideas, defenderlas y justificarlas.
- ¿Qué te llevó de ilustrar libros para otras autores a escribir tus propios libros e ilustrarlos? ¿Cuál fue el mayor desafío al hacer esta transición?
Creo que lo dije alguna vez, pero en cierto sentido me gusta ser el culpable total de mis creaciones. Cuando comencé a ilustrar textos de otros autores, siempre cabía la posibilidad de echarle la culpa a alguien si no salía bien. Por otro lado, entendí en un momento que la palabra era un recurso demasiado valioso como para perderme la oportunidad de intentar algo con ella. Y la palabra junto con la imagen me daba un vértigo que necesitaba de pronta acción.
El mayor desafío fue trascender mi temor. No estudié literatura, no tomé cursos de escritura, cómo voy ahora a ponerme a escribir... La respuesta vino rápido, de cualquier manera. Cuando las ideas se superponen y se consolidan, las herramientas aparecen solas. De otra forma me sería imposible. Primero el Qué y después el Cómo.
- Dejando de lado el mito de la inspiración, en varias conferencias decís que tus obras nacen a partir de una idea a la que le prestas atención. ¿Te acordas cuándo y cuál fue la idea originaria de “Mentiras y Moretones”?
La idea originaria partió del título, directamente. Muchos de mis libros comenzaron así. Un título que empieza a resonarme, a frecuentar mi cabeza y a instalarse hasta que haga algo con él. Pensé en “Mentiras y Moretones” hace más de tres años, y paradójicamente la vida fue llenando de sentido el título cuando tuve que atravesar una serie de profundos golpes que iba convirtiendo en historias, en metáforas y en imágenes. El libro es un raconto de esto, de moretones escondidos y transformados en poesía. Una niña que busca en las estrellas, un elefante que se da cuenta de repente que la realidad puede ser bastante incómoda, un personaje que se atasca dentro de su propia perfección, un hombre que sólo piensa en el futuro, un bombero enamorado, una niña que convive con un monstruo bajo la cama...La idea a la que le presté atención me devolvió pura belleza, aún cuando su origen podía contener tristezas.
De cualquier forma el libro no intenta responder semejante cuestión. Al abordar éstos temas de forma tangencial sólo consigo brindarle al lector más preguntas, que en el mejor de los casos quedarán frecuentando otras cabezas: ¿Dónde se acumulan mis golpes? ¿En qué lugar de la memoria se esconden todos mis porrazos? ¿Son las lágrimas o las sonrisas las genuinas herederas de los moretones?
- ¿En “Mentiras y Moretones”, cómo se fueron interpelando las ilustraciones y los textos? ¿Cómo fue el proceso creativo de este libro?
A diferencia de otros libros, en éste el inicio fue el texto. Lo escribí primero, y luego lo ilustré. Cuando lo hago de ésta forma soy consciente de que el texto va a salir mutilado una vez que agregue las imágenes, porque por su propio peso la ilustración va a querer contar su verdad. Y el texto en muchas ocasiones se rindió ante la eficacia de la imagen, acortando descripciones y evitando redundancias. También pasó lo contrario, que la imagen tenga que replegarse ante la supremacía del texto, como en "Uno de miedo" donde después de intentar varias cosas decidí que la ilustración tenía que hacerse a un lado, que un simple juego en el texto prolongaba de mejor forma el sentido de la historia.
Por supuesto, al ser un libro tan cercano, cada historia tiene un correlativo en la vida real, todas tuvieron un origen verídico. Y eso está ilustrado de formas muy escurridizas en la mayoría de los casos. Guiños, pistas, detalles, indicios que se sostienen ante una segunda o tercer mirada. Y es notorio cómo éste libro en especial, por su propia trascendencia siguió creciendo hacia otros formatos. A veces las cosas que nos duelen traen regalos inesperados.
- En una conferencia dijiste: “creo que mi propia fidelidad estilística e intelectual tiene que ver con completar creativamente mi infancia desde mi presente. ¿A qué vacio haces referencia?
Es un deseo bastante aspiracional, como mínimo. Es decir, cómo podría completar mis sueños de niño con materia de adulto? bueno, en principio tomándolos seriamente. No puedo dejar de jugar porque soy grande, así como no puedo dejar de reírme o de cuestionar verdades. Los niños tienen la hermosa capacidad de universalizar sus discursos, porque operan también con metáforas espontáneas. Lo inasible de repente puede ser perfectamente tangible: El infinito es un frasco lleno de historias y tinta blanca derramado en la nieve. Cada proyecto que tomo es una mirada que termina de honrar mi propia infancia.
- ¿Por qué crees que los adultos pierden la conexión con la sutileza? ¿Cómo vrees que se puede recuperar este vínculo?
Es muy sencillo.
Hace falta una piedra, un palito y una caja de huevos.
Flavia Consoli
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