La mujer es propietaria de Santa Marta, una empresa de transporte ubicada en Pompeya, al sur de la Ciudad; “Además de la salud, el trabajo es lo más importante”, manifestó en los estudios de LN+
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Vitalidad. Ese es el elemento rector en la vida de Marta Beatriz Echaul, la mujer de 100 años que visitó los estudios de LN+ para compartir los secretos de una longevidad plena y en movimiento. “Lo principal es tratar de vivir y no de subsistir”, manifestó.

“Todo el mundo quiere saber mi secreto, pero es imposible decirlo”, manifestó Marta. “A pesar de mis 100 años, aún veo todo”, agregó la mujer que mantiene una rutina inexorable: se levanta cada mañana a las ocho, lee las noticias y cerca del mediodía parte desde su casa en el barrio porteño de Retiro hacia su empresa, ubicada en Pompeya.
Un consejo de vida
“A todas las mujeres que me están viendo les diría solo una cosa: que nunca vendan su auto, porque eso es la libertad”, aseveró Marta. “Hace muchos años que quedé viuda, pero sigo viviendo a mi manera”, detalló la mujer.
Sobre su faceta automovilística, Marta agregó que renueva todos los años su licencia de conducir y que en la calle se siente muy segura. “No me dejo amilanar por los colectiveros, que se creen los mejores choferes”, resaltó.
Con la autoridad de quien se sabe dueña de una sabiduría particular, la mujer insistió: “Muchas mujeres llegan a una edad y venden su coche: yo les diría que no. Para mí, el auto es como la extensión de mis brazos”.

“Como de todo”
Consultada sobre su cotidianeidad, Marta resaltó: “Nunca fui al gimnasio, no camino y como de todo”. Al hablar de su familia, aseveró que “somos pocos, pero muy unidos”. Según la mujer, su núcleo íntimo está compuesto por su hija y un nieto.
En referencia a sus amistades, la propietaria de Transporte Santa Marta explicó que, “algunos tienen Alzheimer y otros no pueden ni caminar, pero aún así me reúno a comer con varios matrimonios amigos".
Una jefa brava
En la mitad del testimonio de Marta, LN+ se comunicó con Luis, el encargado del edificio donde vive la mujer. “Ella es bien jefa. Me tiene cortito y siempre me dice cuando hay algo sucio o desordenado”, relató el hombre.
“Un día nos cruzamos en la escalera y me retó, porque me decía que subía muy despacio”, revivió Luis. “Ella no es vieja. Porque viejo es alguien que tiene 70 u 80 años, y ella ya superó esa parte”, remató, en tono jocoso, el encargado.

Con el manejo de la erudición de quien tiene un siglo de vida, la mujer se despidió con una meditación. “Si bien no tomo medicamentos, además de la salud, lo más importante es el trabajo. Soy de las que cree que lo más importante es vivir y no vegetar. Hoy, yo puedo decir que la mía, es una vida bien vivida”, concluyó Marta.
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