
Máxima y Guillermo sellaron el enlace con un beso
Luego de las ceremonias civil y religiosa, la pareja dio un paseo en la carroza real por las principales calles de Amsterdam para luego saludar a los holandeses desde el balcón del Palacio Real; pese a las importantes medidas seguridad, los agentes no pudieron impedir que un espectador estrellara contra el carruaje un proyectil con pintura
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La argentina Máxima Zorreguieta y el príncipe Guillermo de Holanda sellaron hoy su unión con un beso en el balcón del Palacio del Dam, al término de la ceremonia que los ha convertido en marido y mujer tras un noviazgo salpicado de polémica por el pasado político del padre de la novia.
Máxima, que a estas alturas no sólo ha conquistado el corazón del príncipe sino de toda Holanda, levantó vivas emociones entre los holandeses congregados en la calle, que la aclamaron desde su aparición en la puerta del Palacio del Dam.
La novia vestía un diseño del modisto italiano Valentino, en seda de color blanco y de corte clásico y discreto, al que no restaban sobriedad ni la cola en seda y tul bordada a mano, ni tan siquiera la corona y los pendientes de brillantes.
El príncipe Guillermo, quien, siguiendo el rito protestante, llevó a la novia del brazo al altar, vestía el uniforme de Capitán de la Marina holandesa.
Feliz y sonriente, la pareja se dio un emocionado "sí" en la iglesia e intercambió los anillos, de platino, diamantes y esmeraldas, ante más de 1700 ilustres invitados: miembros de las Casas Reales de todo el mundo, amigos de la familia de Máxima y representantes de las principales instituciones del país.
La reina Sofía de España, sentada en primera fila junto al príncipe Felipe, muy cerca de la reina Beatriz y del príncipe Claus, pudo posiblemente ver cómo se deslizaban por las mejillas de Máxima emocionadas lágrimas mientras sonaban las notas de un tango compuesto por el legendario argentino Piazzola.
La iglesia, sobria y carente de imágenes como exige el rito protestante, estaba adornada por miles de flores blancas de todas las variedades, regalo de la Asociación de Horticultores.
Pese a que muchos esperaban que se celebrara una boda ecuménica, los novios optaron voluntariamente por el matrimonio religioso según el rito de la iglesia reformada holandesa.
En un día tan con tanta expectativa, "Amsterdan es una fiesta", comentó a LA NACION LINE Silvia Pisani, corresponsal en Holanda.
Un casamiento muy particular, con estrictas medidas de protocolo, una ceremonia muy bien organizada en la que la música consiguió emocionar a varios invitados.
El momento más emotivo de la boda fue cuando sonaba el tango ´Adiós nonino´, que emocionó a la ya princesa real. Si en algún momento Máxima Zorreguieta perdió la batalla que lidero contra las lágrimas durante toda la ceremonia, fue cuando sonó el tango de Astor Piazzolla.
"No fue la única que derramó unas lágrimas, atrás lloraba Margarita de Dinamarca", relató Pisani.
Ya convertidos en marido y mujer, bajo un sol radiante, los novios dieron un paseo en la carroza real por las principales calles de Amsterdam, donde los esperaban entre 60.000 y 80.000 ciudadanos, cifra muy inferior a la que habían previsto las autoridades.
La "carroza de oro", ofrenda del pueblo de Amsterdam en 1898 a la reina Guillermina por su coronación, es usada de forma habitual en actos oficiales por la familia real y también en las bodas de las reina Beatriz, su madre Juliana y su abuela Guillermina.
Festejos y protestas
Casi 6000 agentes, asistidos por policías expresamente venidos de Alemania, helicópteros y unidades especiales, velaron para que ningún incidente arruinara la histórica boda, aunque no pudieron impedir que un espectador estrellara contra la carroza un proyectil con pintura.
La policía detuvo a once personas por altercados menores y siete de ellos fueron liberados varias horas después.
Se realizaron distintas protestas contra la Monarquía, por los derechos humanos y organizadas también por la asociación Madres de Plaza de Mayo.
A lo largo del paseo en carroza y entre las ovaciones de alegría, pudieron escucharse "cacerolazos" al estilo argentino para protestar por el pasado político del padre de Máxima, desde hoy Princesa de los Países Bajos, Princesa de Orange-Nassau y Señora de Amsberg.
Cuando Guillermo sea coronado rey, el gobierno de turno deberá decidir si Máxima adquiere el título de reina, privilegio que no han tenido los consortes de las soberanas en las últimas generaciones.
El resto de las celebraciones, que se prolongarán hasta la noche, continúan a puerta cerrada en el Palacio del Dam, lejos de los ojos de periodistas y curiosos.
Fuente: LA NACION LINE y EFE
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