
Por qué habla hoy Menem del atentado
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El cambio fue tímido y paulatino.A medida que se angostaba la investigación judicial, el presidente Carlos Menem, sin aportar pruebas, adhería a la hipótesis de que la muerte de su hijo a bordo del helicóptero que se estrelló en Ramallo el 15 de marzo de 1995 pudo no ser un accidente.
"Podría ser un homicidio", dijo sin pelos en la lengua el 18 de octubre de 1998 en Portugal. Dos días antes, el 16, el juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, había cerrado la investigación y archivado el expediente por la muerte de Carlos Menem hijo y Silvio Oltra, su acompañante en el helicóptero Bell 206 Jet Ranger. La hipótesis del juez: un accidente. La misma que el Presidente había refrendado durante casi tres años.
El giro copernicano de Menem se completó hace un mes, cuando afirmó: "Es un atentado".
"Convencido de los elementos que apuntan al atentado, creo que ahora que el Presidente dejará su cargo se verá más libre para buscar la verdad", dice su apoderado en la causa, el abogado Carlos Alberto Cartey, que reconoce que desde el comienzo del caso, al cual él llegó en febrero de 1998, "el peso de la lucha recayó en la señora" Zulema Yoma, ex esposa de Menem. Desde diciembre de 1995, Zulema está convencida de que a su hijo lo mataron y afirmó que pocos días antes de morir Carlitos le confesó que "estaba corriendo peligro, que tenía la seguridad de que lo iban a matar en cualquier momento. Habló de armas, tráfico de drogas, que estaban traicionando a su padre".
El helicóptero, al que varios testigos vieron volar demasiado bajo y como jugando a esquivar los puentes de la ex ruta nacional 9, se llevó por delante tres cables de media tensión en su viaje a Rosario y se estrelló a las 11.45 del 15 de marzo de 1995.
Esa mañana, unas horas antes, el abogado Ricardo Monner Sans había radicado en el juzgado federal de Jorge Urso la denuncia que originó la causa por los envíos ilegales de armas a Croacia y a Ecuador que tiene en jaque a medio Gobierno. El cambio de opinión de Menem coincidió con el reemplazo de su anterior patrocinante, Ricardo Klass, por Carlos Cartey, un abogado de San Nicolás.
Un pedido de entrevista a Menem formulado por La Nación , hace un mes, no tuvo respuesta.
El cambio plantea varios interrogantes. El hecho de que el Presidente más poderoso desde el retorno de la democracia sólo pueda sentirse libre para buscar la verdad sobre la muerte de su hijo una vez que abandone el poder permite sospechar que ese poder fue el principal obstáculo en la búsqueda de la verdad.
O, también, que Menem busca inspirar lástima adhiriendo tarde a una hipótesis que sabe errónea.
En una visita a Buenos Aires, hace quince días, Luis Inacio "Lula" Da Silva, dirigente progresista del Brasil, planteó: "Yo tengo un hijo y no puedo entender cómo mientras fue gobierno Menem afirmó que la muerte de su hijo fue un accidente, en contra de lo que decía su ex esposa, y ahora, cuando está por dejar el gobierno, afirma que fue un atentado. Quiere decir que tampoco se animó a investigarlo y quiere que lo investigue el que viene".
O que lo investigue la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), en Washington, donde Zulema radicó la denuncia en octubre último, luego de que la Cámara Federal de Rosario ratificó el archivo del expediente que ahora está en la Sala III de la Cámara de Casación.
"Se está investigando no sólo en el nivel local, sino en el internacional -expresó Menem hace un mes a LU 19 La Voz del Comahue- y espero que se sepa la verdad."
Se da la paradoja de que en la CIDH el denunciado por Zulema es el Estado argentino, cuya cabeza es Menem, por lo menos hasta mañana.
Una foto
"En la CIDH la señora Zulema denunció al Estado por denegación de Justicia. Ella no pide un resarcimiento económico -explicó Ana María Herren, abogada de Zulema-, sino una investigación a cargo de una comisión especial-. En la Argentina, los apoderados del Presidente, que son querellantes, como la señora Zulema, nunca impulsaron la investigación mediante el aporte de pruebas, como hizo la señora."
Cartey tiene razón cuando explica que el cambio del Presidente no fue repentino. Data del 17 de enero del año último, en Mar del Plata.
"En varios escritos -continúa Cartey- pedimos una investigación exhaustiva. También pedimos, como la señora Zulema, un cambio de carátula y apelamos, como ella, el archivo. Hay circunstancias llamativas en el expediente, como el peritaje que hizo Gendarmería Nacional con el 20 por ciento de los restos del helicóptero que se logró reunir. El peritaje mencionó disparos."
El estudio de Gendarmería no es terminante, pues los restos permanecieron mucho tiempo sin custodia (ver aparte). Si bien el peritaje pudo ser uno de los motores del viraje presidencial, un allegado a Zulema aseguró que hubo otro.
El 16 de octubre de 1998, Villafuerte Ruzo cerró la instrucción del sumario. El 17, en el monasterio de Coimbra, Portugal, se concretó una de las reuniones que más le costaron a la diplomacia menemista y que demandó las gestiones de EstebanCaselli, embajador en el Vaticano; de Jorge Asís, embajador en Lisboa, y del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto en el Vaticano de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Así se logró que el 17 de octubre Lucía Jesús Dos Santos, la pastorcita que, según la Iglesia, tuvo las visiones de la aparición de la Virgen en 1917, en Fátima, quebrara su estricta reclusión y recibiera a Zulemita Menem y a Mónica Gostanian, hija de Armando, titular de la Casa de la Moneda.
"Zulemita le mostró a Lucía una foto de Carlitos y Lucía se puso a llorar y dijo: "Pobrecito, cómo lo mataron". Zulemita -cuenta la fuente- corrió junto al padre y le narró lo ocurrido. Ahí empezó el cambio radical de Menem, con sus declaraciones del 18."
"No ejercer presión"
Cuando se le preguntó si el Presidente desconfía de la Justicia, el abogado Cartye respondió: "No, nunca me lo manifestó. Debido a su cargo, se manejó con suma cautela, y sus instrucciones fueron no parecer que estaba ejerciendo presión".
Menem no mostró la misma cautela en otras causas. Por ejemplo, el 3 de noviembre del mismo año en que murió su hijo, voló la Fábrica Militar de Río Tercero, donde se acondicionó prácticamente todo el contrabando bélico a Croacia.
Menem viajó en el acto y sermoneó a los periodistas: "Fue un accidente, no un atentado, y ustedes tienen la obligación de decirlo". La justicia federal de Córdoba pareció hacer caso a Menem hasta hace poco, cuando abrió un tanto el abanico de posibilidades.
El 15 de diciembre de 1998, Zulema presentó un escrito al juez Urso en el expediente de los envíos ilegales de armas a Croacia y a Ecuador.
Allí expresó que su hijo "comenzó a colaborar en la Casa de Gobierno en los primeros meses de 1995. En los primeros días de marzo me comentó que existía un marcado nerviosismo entre algunos altos funcionarios, que no identificó, por el desarrollo de operaciones de venta de armas a otros países."
En efecto, a fines de febrero de 1995, La Nación informó sobre envíos clandestinos a Ecuador desde Ezeiza. La noticia causó revuelo y tensión en el Gobierno y obligó a concluir las operaciones con Ecuador y con Croacia que se realizaron mediante tres decretos presidenciales secretos de contenido falso. El último embarque marítimo a Croacia fue el 2 de febrero de ese año.
"Tres o cuatro días más tarde -prosigue el escrito de Zulema- mi hijo volvió sobre el tema diciéndome que sospechaba que algunos de esos altos funcionarios habían traicionado a su padre en el asunto de la venta de armas y que había decidido investigar la cuestión. El 15 de marzo, mi hijo fue víctima de un atentado en Ramallo. Por dos razones, presumo que su muerte podría estar vinculada con la venta irregular de armas. Una, por venganza de algunos traficantes contra el Presidente por considerarlo responsable de la suspensión de los envíos. Dos, para impedir la investigación que mi hijo había iniciado."
Zulema agregó: "Tras declarar ante Carlos Stornelli, fiscal federal del sumario de las armas, he recibido amenazas, al igual que algunos de mis colaboradores".
"Uno crea su entorno"
Otro de los amenazados fue Mario Rotundo, que integró el equipo de campaña de Menem desde 1987 y que recaudó fondos.
Rotundo aseguró que, tras aportar siete millones de dólares de su bolsillo, se alejó del entorno presidencial siete meses después de la llegada de Menem a la Casa Rosada. "Me fui en febrero de 1990. Preferí emigrar antes de adaptarme (al entorno), o morir."
Hace un mes, la jueza civil Silvia Caviglia rechazó la demanda de Rotundo contra Menem por el cobro de los aportes.
Rotundo, uno de los más fieles colaboradores de Zulema, está seguro de que Menem, como jefe del Estado, sabe qué ocurrió con su hijo. "Es posible que no lo manifieste por razones de Estado. Para nosotros, los ciudadanos, es difícil separar al padre del jefe del Estado que no estableció, pudiendo hacerlo, los mecanismos para profundizar la investigación."
-Si el hijo murió en un atentado, ¿es posible que el entorno le ocultara la verdad?
-Los entornos no existen. Uno los crea y es responsable del entorno que tiene. Menem les dio cobertura judicial a personajes cuestionados, mientras que los que nos acercamos a colaborar con la señora fuimos discriminados y atacados.
Rotundo y Zulema cuentan con el testimonio de un testigo que habría visto despegar el helicóptero de Carlitos desde un complejo de cabañas en Benavídez, "propiedad de alguien ajeno al Gobierno, pero quizá vinculado con las armas", dice Rotundo.
Se trataría de la escala misteriosa que fuentes judiciales no descartan, aunque no pudieron probar. El helicóptero había despegado de la quinta de Olivos hacia el aeropuerto de Don Torcuato a cargar combustible. Allí subió Silvio Oltra. Hasta que ingresó en Zárate, nadie sabe qué rumbo tomó la aeronave.
En Benavídez, según la fuente de Rotundo y de Zulema, había varias cabañas que se usaban como showrooms para exponer armas y municiones.
"Carlitos habría ido a buscar al hijo del dueño -agrega Rotundo- pero partió sin él."
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