Reabrieron las piletas. ¿Puede sobrevivir el coronavirus en el agua con cloro?
Las piletas, algunas más pequeñas, otras gigantescas, comenzaron, por fin, a llenarse. Los natatorios al aire libre de la Ciudad, tanto los de los edificios particulares como los que se usan para actividades deportivas, ya están habilitados para funcionar con los límites impuestos por un estricto protocolo. Pero, de cara al verano surge una pregunta obvia: ¿Se puede transmitir el coronavirus a través del agua? La respuesta rápida es que no hay evidencias de que se pueda producir un contagio a través del agua clorada, según afirmaron los especialistas consultados por LA NACION.
"La pileta en sí no va a ser un gran problema, el agua no representa un riesgo", dice Ricardo Teijeiro, infectólogo, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). El peligro, según el especialista, está en la conducta de las personas. Las charlas al borde de la piscina o el intercambiar comentarios sobre el entrenamiento con otro nadador a menos de dos metros de distancia, con un ritmo de respiración agitado y sin tapabocas, serían los momentos de mayor exposición a los contagios.
"Las áreas compartidas, como los vestuarios, también son los lugares críticos. Habrá que desinfectarlos correctamente, evitar que se junte mucha gente y mantenerlos ventilados. También habrá que tener cuidado con las charlas en las piletas familiares, salvo que usen la pileta un grupo de convivientes", agrega Teijeiro.
El protocolo que diseñó la Ciudad establece que dentro de las piletas debe haber una persona cada 15 metros cuadrados, los vestuarios solo se podrán utilizar para cambiarse la ropa y no se podrá utilizar la ducha. Para asegurarse que la capacidad del natatorio no supere la establecida, todas las personas deberán sacar un turno previamente. Las piletas de los edificios o gimnasios que estén dentro de una estructura que no cuente con la posibilidad de quedar al descubierto, no podrán abrir.
En la provincia de Buenos Aires, Fernando Puchuri, presidente de la Cámara de Natatorios y Actividades Deportivas de la provincia, lamenta que solo abrieron natatorios en algunos municipios y exclusivamente para los que concurran con prescripción médica, pero no para el nado recreativo. "Seguimos esperando. La Ciudad viene un pasito más adelante. Tenemos la expectativa de abrir pronto. Queremos que nos consideren como agentes propagadores de la salud", dice.
Martín Stryjewski, jefe de internación de Cemic y miembro de la comisión directiva de la SADI, también señala que no hay evidencia de que el uso de las piletas en espacios abiertos sea una vía de contagios.
"Fuera de la pileta habrá que usar el barbijo, mantener la distancia, evitar los baños públicos y ventilar los vestuarios de manera natural. El virus no parece viable en el agua porque, además, el agua de las piletas tiene mucho más cloro que la que consumimos en casa. Las enfermedades que se transmiten a través del agua son las de transmisión fecal oral, como la gastroenteritis", dice el especialista.
Stryjewski agrega que habrá que desinfectar las barandas y otras superficies donde el virus puede sobrevivir durante horas o hasta días. "En las superficies metálicas el virus puede estar viable hasta cuatro horas, pero en superficies porosas puede estar varios días, mientras que en el plástico sería viable durante 24 horas".
Eduardo López, infectólogo y asesor presidencial durante la pandemia, sostiene, al igual que sus colegas, que el virus no sobrevive en el agua con cloro y resalta la importancia de mantener la distancia entre personas.
Alejandra Pla es profesora de natación hace más de 30 años. Antes de la pandemia le daba clases a cerca de 200 alumnos y desde que se reactivó la actividad su teléfono no para de sonar. Dice que en estos meses estuvo muy pendiente a las novedades y ahora ya alquiló un natatorio para volver al ruedo.
"Se adelantó la temporada de verano, antes las piletas abrían al aire libre en diciembre. La semana que viene retomo las clases, ya tengo 30 alumnos. La noticia de la reapertura de las piletas fue muy bien recibida, este es un deporte ideal para todas las edades", relata Pla.
Marcelo Olivos, que dirige la pileta Splash, que pertenece al Club Atlético Chacarita Juniors, describe que ellos poseen tres piletas. Para quitarle el techo a una de ellas, la semiolímpica, tuvieron que desarmar un tinglado armado con 100 chapas. "Fue todo un trabajo y esa es la única que, por el momento, vamos a abrir, luego veremos si nos habilitan las otras que son semidescubiertas".
Pocos meses atrás, en agosto, el panorama era mucho más oscuro. En ese momento, Olivos habló con LA NACION y comentó que llenar la pileta de Splash y calentar el agua cuesta 600.000 pesos, aproximadamente. "Tenemos una pileta de 1.400.000 litros, cuando un club normal tiene, en promedio, 400.000 litros. Entre empleados directos e indirectos tenemos a 60 personas, y esto funciona como un club barrial, la gente paga por mes, no hay abonos de 12 meses como en algunas cadenas de gimnasios, por eso desde marzo que no tenemos ingresos", dijo.
Otras noticias de Covid
Más leídas de Sociedad
Patrona de la Hispanidad. La historia de Nuestra Señora del Pilar y qué oración rezar para pedir su ayuda
Su mirada de los argentinos. Las impresiones que Einstein se hizo en tres países de Sudamérica
Tenía 64 años. De qué murió el diputado del PRO Héctor “Tito” Stefani
Mirador monumental. Reabrió al público una torre histórica, tras un largo proceso de restauración