Son varias las casonas históricas de la provincia de Buenos Aires que terminan abandonadas o demolidas para levantar una torre. Sin embargo, una residencia icónica del barrio de Olivos fue puesta en valor y transformada en un moderno Hospital Geriátrico municipal abierto a la comunidad. Con un presupuesto de 170 millones de pesos se logró finalmente restaurar la casona colonial donde funcionaba el ex asilo Rodríguez Ortega, a la cual además se le anexó un nuevo edificio con vista abierta hacia un parque.
Las obras se iniciaron hace dos años, y el 60 por ciento de los fondos fueron aportados por el Gobierno Nacional, 20% por el municipio, y otros 20% por el gobierno bonaerense. Se ejecutaron en 22 meses y concluyeron a mitad de este año. El lugar está en pleno uso de 86 personas mayores. Treinta de ellas ocupan camas, y el lugar no es exclusivo para la gente del partido ya que se puede ingresar a través de diferentes convenios.
La idea de renovar el centro para la tercera edad surgió hace tres años, ante la necesidad de contar con mejor atención para los mayores, acorde a datos que indican que Vicente López posee una demografía muy envejecida, siendo después de la ciudad de Buenos Aires, el partido con índice más alto de esperanza de vida libre de discapacidad, con mujeres que llegan a vivir en promedio hasta los 84 años, y hombres hasta 79, explicó a LA NACION el director del flamante Hospital Geriátrico Rodríguez Ortega, Jorge Juri.
El centro está ubicado en Pelliza 2786, tiene una superficie total de 1289 metros cuadrados y consta de dos partes, por un lado la nueva edificación que funciona como geriátrico propiamente dicho, y por otra la residencia transformada en un Centro de Día, donde los ancianos reciben atención ambulatoria.
En la antigua residencia se mantuvo y se restauró en su conjunto la fachada de estilo colonial. Durante una recorrida por el edificio con el Secretario de Obras y Servicios Públicos, Sergio Botello, se pudo apreciar como durante la puesta en valor se mantuvo su capilla interior, a la vez que se creó un gran comedor con vista al jardín y capacidad para 120 personas, un aula cine, biblioteca, gimnasio con kinesiología, sanitarios, depósitos y enfermería, entre otras mejoras. En el gran comedor los mayores reciben no sólo la visita de familiares, sino también de terapistas que se acercan a los ancianos para que acaricien perros para mejorar su estado de ánimo.
La historia de la casona se remonta a 1948, cuando la comuna acepta la donación de Martha Keller de Rodríguez. Consistió en tierras y en hacerse cargo de la construcción de la residencia donde funcionaría el Hogar de Ancianos Leopoldo Rodríguez Ortega. Luego de sortear varios impedimentos, se logró recién en 1967 la inauguración del actual edificio. Desde ese entonces, y a pesar de los reclamos de los vecinos, nunca se le había realizado una puesta en valor integral, ni tampoco se modernizaron las instalaciones acorde a conceptos arquitectónicos necesarios para el buen funcionamiento de instituciones geriátricas.
En cuanto al edificio nuevo, su característica principal es que todas las áreas están relacionadas a través de grandes ventanales a espacios verdes, ya sea hacia la arbolada calle Pelliza, o hacia el Campo Municipal de Deportes, ubicado en la parte trasera. Consta de lugares de estar y recreación, y posee circulaciones anchas y barandas de doble altura para facilitar el movimiento de quienes poseen movilidad reducida. Tiene 30 habitaciones, 26 con seis camas, y cuatro individuales. Cada dormitorio posee sanitarios privados, armarios individuales, y en algunos de ellos hay salida directa a un patio con vista a la cancha de deportes. Los cuartos están adaptados para todo tipo de personas, desde los ancianos más dependientes hasta aquellos que prácticamente no necesitan ayuda.
Claudia Eisen, quien está internada en el lugar desde hace varios años, mientras tomaba mate al sol remarcó que "me gustó como cambió todo el edificio, pero lo mejor es la privacidad de la habitación, el baño que es nuestro, la limpieza y la ropa que la mantienen siempre limpia. Todo eso es muy importante ya que somos personas dependientes de otros". Su amiga, Silvia Liliana añadió que "lo más maravilloso es el jardín y el personal. Nos cuidan, nos bañan, nos ayudan siempre".
En el 2016 Vicente López pasó a formar parte de la Red de Ciudades Amigables con la Edad, un proyecto promovido por la Organización Mundial de la Salud para beneficiar a los mayores que viven en grandes orbes. Para lograr esa categorización, desde el municipio se realizaron diversas actividades y obras, entre ellas la creación del nuevo Hospital Geriátrico inaugurado por intendente Jorge Macri el mes pasado. Según Macri, "es el mejor hospital geriátrico del país, con avances que permitirán a los abuelos poder pasar sus tardes en un nuevo Centro de Día y a los pacientes dormir más cómodos".
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