
Recuperan lugares históricos en los barrios de la ciudad
Con una decena de obras, apuntan a revitalizar y proteger zonas degradadas
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El cine quiso alguna vez que el pasaje Darquier, en Barracas, sirviera de escenario para representar la oscura y decadente ciudad de la novela de Albert Camus "La peste". Con sus adoquines gastados, paredes descascaradas y luz tenue, al director Luis Puenzo no le hizo falta gastar demasiado en escenografía.
Hoy, el abandono que esconde leyendas de tango, pescadores y futbolistas en ese hito tradicional de Buenos Aires está pronto a desaparecer. El pasaje será recuperado: tendrá nuevas luminarias, veredas, bancos y árboles, y se arreglará la fachada de la histórica estación Hipólito Yrigoyen, en desuso desde hace décadas.
Las obras, que comenzarán en un mes, son parte de un programa de mejoramiento y recuperación de los sitios históricos de los barrios porteños, que en su primera etapa incluye una decena de proyectos.
El Gobierno de la Ciudad invertirá un millón y medio de pesos en esas tareas, muchas de las cuales ya fueron licitadas. La iniciativa prevé unificar veredas y farolas, arreglar fachadas características y crear circuitos turísticos en lugares hasta ahora degradados y olvidados.
"Pretendemos proteger con leyes y con obras una serie de lugares de gran valor para los vecinos", indicó el secretario de Planeamiento Urbano, Enrique García Espil.
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Fiel vecino del barrio, Roberto Arlt dedicó páginas y páginas a los misteriosos pasajes que enmarcan la iglesia de San José de Flores: las callejuelas Salala y Pescadores, que van de Rivadavia a Ramón Falcón, y Espejo, que las une por detrás de la basílica, terminada en 1879.
Callejones marginales, poblados de linyeras, siempre oscuros y degradados, dejan la iglesia como una extraña isla. En el plan de recuperación se incluyó la instalación de torres de alumbrado de diseño moderno, bancos y un espacio para exposiciones en la peculiar manzana que conforman esos pasajes. También se reparará la fachada de la estación del ferrocarril Sarmiento, al otro lado de la plaza Pueyrredón.
En Caballito, se trabajará sobre la plaza Primera Junta. Es un espacio sin verde, pero que contiene tesoros de la historia de la zona, como el monumento a Miguel de Azcuénaga y una réplica de la veleta con la figura de un caballo en la punta que dio nombre al barrio, en el siglo XIX.
Gastada por el paso de miles de pasajeros de la terminal del subte A y abarrotada de puestos de venta, Primera Junta se convirtió en lugar gris y sucio. Ahora se plantarán árboles y césped y se colocarán carteles con referencias históricas, mobiliario urbano, luces y suelo nuevo.
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"A eso de las doce de la noche, llegamos a la misma cigarrería. Ya era la quinta vez. Como en las otras ocasiones, interrogamos al viejo que atendía. Sus indicaciones fueron nuevamente distintas." Así relata Alejandro Dolina un paseo imaginario por Parque Chas, ese laberíntico sector del barrio de Agronomía de trazado circular y concéntrico, temido por los taxistas.
Las calles diagonales confluyen en una plazoleta seca y vacía. Allí se construirá un espacio verde con una fuente en el medio, tal vez con la osada ilusión de que sirva como guía para los visitantes perdidos.
Más al Norte, en Belgrano, el gobierno pretende poner en valor el centro histórico conformado por la plaza Manuel Belgrano, la iglesia de la Inmaculada Concepción y los museos Larreta y Sarmiento. Se harán a nuevo las veredas, se mejorarán los juegos de la plaza y se delimitará un circuito turístico. También se remodelará la plazoleta Joaquín Sánchez, donde estuvo el edificio en que Ernesto Sabato ubicó el "Informe sobre ciegos", de "Sobre héroes y tumbas".
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En el barrio la conocen como "la placita escondida". Se llama Enrique Santos Discépolo y está en el límite entre parque Chacabuco y Boedo. Es un rectángulo situado en el medio de una manzana que forma el cruce de Cobo y avenida La Plata. De cada uno de sus ángulos sale un pasaje. Todos se llaman igual: Buteler.
Allí, en la base de operaciones de la hinchada de San Lorenzo, se reparará el adoquinado, habrá más césped y se promoverán mejoras en los frentes de las casas para obreros que en 1910 mandó construir Azucena Buteler, en lo que era su propiedad.
En Mataderos, se renovará todo el circuito del área del Mercado de Hacienda. La plaza del Resero y la feria artesanal serán reequipadas y puestas en valor, con inversiones en veredones unificadores, farolas de época y señalización turística.
Para los vecinos de La Boca terminará la tediosa costumbre de subir y bajar escaleras para andar por la calle. Al menos en el trazado de Necochea, donde se nivelarán las veredas y se cambiarán baldosas y rampas.
El otro barrio que tendrá su dosis de reciclado será Lugano, donde se declarará patrimonio histórico la estación del ferrocarril. Será retirado el estacionamiento precario que hoy funciona en la entrada, se rediseñarán las plazoletas y esquinas de la zona y se reforestará el tradicional boulevard Riestra.





