Restricciones: en Bariloche, hay una fuerte preocupación de los comerciantes en plena temporada
SAN CARLOS DE BARILOCHE.– Si bien la gobernadora de Río Negro, Arabela Carreras, aún no definió si adherirá completamente a la norma o hará alguna adaptación, la decisión del Gobierno de restringir la circulación nocturna entre las 23 y las 6en todo el país cayó como una bomba entre los cerveceros y gastronómicos de esta ciudad. Los negocios ya habían superado la etapa en la que trabajaron hasta las 23, y a partir del 20 de diciembre, el permiso para abrir hasta la 1 había funcionado como un oasis en plena crisis.
Menos de 20 días después, la marcha atrás no hizo más que sumar malestar. "Fue muy poquito lo que nos dejaron trabajar hasta la 1. Sentíamos que nos empezábamos a preparar para la hibernación que se vendrá en otoño. Lo más grave es que el Estado ya no tiene para aportar la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP). Vamos a tener un verano muy flaco para una temporada baja muy mala. El año pasado, sin los subsidios, hubiéramos estado en quiebra en tres meses", opina Martín García, brewmaster de Manush.
Con 65 empleados y dos locales en la ciudad, García agrega: "La realidad de Bariloche es muy distinta a la de la costa Atlántica. Acá tenemos 40.000 turistas ahora, allá se mueven 500.000 personas o más, a veces. El movimiento de turistas acá no es tan masivo y la vida al aire libre ayuda. Y el horario nocturno nos permitía recibir a la gente luego de haber estado todo el día en el lago. Los gobernantes no sé si comprenden dónde nos están metiendo. Empresas que durante un montón de años fuimos sanas, vamos a tener problemas graves. Además hay toda una industria aparejada al negocio gastronómico".
En la misma línea, "Pacu" Wesley, uno de los hermanos al frente de la cervecería que lleva su apellido y que tiene dos locales en la ciudad, afirma: "Muchos comerciantes no quieren acatar la medida directamente, no están para nada de acuerdo en dar marcha atrás. Porque entre enero y marzo es el momento para poder pagar las deudas que contrajimos durante toda la pandemia. Es muy polémica la decisión".
Milagros Mercau es una de las dueñas de Lua Bar, en el establecimiento La Luna del km 7,5 de la avenida Bustillo, a pocos metros de Playa Bonita, un rincón clásico de los turistas en verano: "Respetamos todos los protocolos necesarios y, en ese sentido, no creemos que restringir el horario y cerrar unas horas antes ayude a disminuir los casos de Covid-19".
De hecho, la sensación entre todos los cerveceros es que la medida del Gobierno es incluso contraproducente en una ciudad en la que en esta época del año anochece cerca de las 22. "Es complicado para los que estamos en este rubro, porque tenemos un gran consumo en una franja horaria que es, sobre todo, tarde, a partir de las 20. La gente sale tarde a cenar, a tomar algo. Nos golpea bastante en medio de la temporada de verano, pero intentaremos hacer lo mejor para adaptarnos, como lo venimos haciendo, con un aforo del 50%. Trataremos de incentivar que la gente salga un poco antes a comer", opina Gabriel Blacewicz, brand manager de Kunstmann Argentina, la cervecería de origen chileno que tiene su local frente a Playa Bonita.
Recorrida
La mayoría de las cervecerías trabaja con reserva previa, aunque también se puede ingresar sin ella. Durante la recorrida de ayer de LA NACIÓN, los locales de Manush y Blest, en el km 4 de Bustillo, estaban llenos y había lista de espera. Muchos turistas optan por comer en las mesas de las terrazas y otros eligen sentarse adentro, sobre todo cuando el sol cae.
Para ingresar a los locales, es obligatorio el uso de tapabocas, lo mismo que para circular dentro del salón. Por protocolo, las cervecerías trabajan con entre un 50 o 70% de las mesas disponibles, para mantener la distancia, y no se permiten más de seis personas por mesa.
"Muchos se distraen y hay que recordarles que se pongan el barbijo para ir al baño o deambular. Pero siempre lo toman bien, nadie se enoja. También les pedimos a los clientes que, una vez sentados, guarden el barbijo en la cartera o en el bolsillo, que no lo dejen sobre la mesa. Y que eviten los saludos de contacto físico con sus conocidos", dice Nancy, la encargada de Manush. Algo similar cuenta Sergio, el encargado de Blest: "A los clientes les tomamos la temperatura antes de ingresar. También hay algunos más paranoicos que ven el local lleno y deciden no entrar".
Playas
La cantidad de autos y de ómnibus turísticos que pululan en estos días por la ciudad, así como el aumento notorio de turistas en playas, locales gastronómicos y paradas de colectivos resultan postales ya conocidas, las mismas que se repiten cada verano. Sin embargo, el contexto ha cambiado: en plena pandemia, los comportamientos de la mayoría de los visitantes se han modificado.
Durante una recorrida realizada ayer por diversos puntos clásicos de concentración de veraneantes, la primera impresión dista mucho de ser alarmante. En la mayoría de los casos, las personas llegan a las playas con el barbijo puesto y se lo sacan una vez que se acomodan en su lugar. Sí es cierto que, a la hora de deambular por las playas, no todos recuerdan volver a ponérselo.
"Estamos al aire libre, no voy a tomar sol con barbijo ni meterme al agua con barbijo", dice Sofía, que llega con su tapabocas puesto a Bahía Serena, una de las playas más convocantes sobre el lago Nahuel Huapi, en el kilómetro 12 de la avenida Bustillo. Está con su amiga Victoria y buscan un rinconcito donde disfrutar de la tarde.
También de barbijo, Esteban camina con su canasta de churros por la playa: "Cuando se acercan a comprarme, no siempre se ponen el barbijo, pero sí mantienen el distanciamiento. La gente mayor quizás tiene más presente el uso del barbijo. Algo que noto también es que se toma menos mate: la gente opta más por una latita de cerveza o un jugo, para no compartir".
Con algo de viento y una temperatura que estuvo por encima de los 25 grados, Bahía Serena lucía ayer llena de gente, al igual que Playa Bonita, en el km 7,5 de Bustillo, y las distintas bajadas públicas a lo largo del Nahuel Huapi. Algo similar se vio en las playas del lago Moreno y en las del lago Gutiérrez. De todos modos, a pesar de la gran cantidad de gente, lo cierto es que suele haber al menos un metro de distancia entre un grupo y otro.
Se ven personas solas, parejas, familias con niños y grupos de chicos y chicas que arman sus pequeñas "burbujas" en reposeras o sobre lonas playeras. Hay quienes desenfundan varios termos y varios mates y quienes lo comparten. "Vinimos juntos en auto y estamos en el mismo alojamiento, así que compartimos las bebidas entre nosotros. Cuando vamos a algún lugar, siempre con barbijo, lo mismo que cuando hablamos con personas que no conocemos", cuenta Franco en Playa Bonita, mientras prepara un fernet con cola, para tomar con sus cuatro amigos de Bell Ville.En Bahía Serena, otro grupo de cordobeses comparte un vaso grande con rodajas de naranja. Llegaron a Bariloche en dos autos y dicen que, en la ruta, nunca les pidieron el permiso para ingresar a Río Negro. Uno de los chicos cuenta que tuvo coronavirus pero descree de los cuidados: "Es algo natural. Yo lo tuve y lo pasé sin problemas. Y los que mueren, si no era por Covid-19, hubieran muerto por otra cosa".
Campaña
En Playa Bonita, Luciana y Livio "atajan" a los turistas al pie de la escalera que conduce hasta el lago. Son preventores del Ente Mixto de Promoción Turística (Emprotur) y su tarea es la de concientizar a las personas, recordarles que usen barbijo para circular, que no compartan el mate, que mantengan la distancia, entre otras medidas sanitarias básicas. "La respuesta de la gente es muy buena. A veces se olvidan el barbijo en el auto, pero se lo decís y lo van a buscar sin problemas. Hay personas que comparten el mate, por ejemplo, pero lo hacen únicamente con su familia", afirma Luciana.
"El objetivo de la campaña es recordarle a la gente los cuidados básicos que debemos tener. Lo hacemos a través de los preventores, que recorren espacios comunes, como playas, paseos peatonales, el Centro Cívico y el skate park, entre otros puntos, y entregan tapabocas a quienes no lo tienen. Y también con afiches en la vía pública, spots radiales y mensajes en medios digitales. La intención es llegar a los residentes y también a los turistas, para que la salud de todos esté lo más resguardada posible", cuenta Diego Piquín, director Ejecutivo del Emprotur.El último parte de prensa indica que ayer en Bariloche hubo 117 casos confirmados de coronavirus y suman 1333 los casos activos en la ciudad. Eso significa un 18% de aumento de contagios activos en el lapso de una semana. Y si bien los casos aumentan desde el comienzo de año y con la llegada de los turistas, lo cierto es que las autoridades municipales y provinciales, e incluso los voceros del Hospital Zonal, ponen el acento en el descuido de la comunidad local.