
Se cuadruplicó el número de combis ilegales en el conurbano
Los pasajeros prefieren viajar en ellas a hacerlo en colectivo
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Cada mañana, una combi blanca y oxidada, con capacidad para 20 personas (aunque viajan 24), estaciona en la puerta de la casa de Jorge Alvarez, de 27 años, en Quilmes, y lo transporta a su lugar de trabajo, en la Capital. En total, tarda 45 minutos y el viaje le cuesta cinco pesos. La combi no lleva cinturones de seguridad ni apoyacabeza, ni tiene seguro alguno. "Pero es mil veces mejor que el colectivo", explica Alvarez.
Según la Comisión Nacional de Víctimas del Transporte Público, los vehículos no regulados se cuadriplicaron en el conurbano bonaerense durante los últimos cuatro años. En la actualidad, circulan en el Gran Buenos Aires un total de 6570 combis irregulares. Si se multiplica esa cifra por las 20 personas (de promedio) que viajan en cada una, el resultado es astronómico: 131.400 personas que cada treinta minutos toman uno de estos vehículos para ir y venir por las arterias que recorren la ciudad.
"Si la policía pregunta, sólo tenemos que contestar que somos turistas", confesó Georgina González, una enfermera que esperaba su combi en la zona del Obelisco para viajar a Olivos .
Efectivamente, los vehículos están habilitados jurídicamente para transportar a turistas, según explicó a LA NACION Alejandro Rusconi, abogado y jefe de la Fiscalía de la CNRT. "El problema es que se viola esta modalidad y se practica un servicio público encubierto", puntualizó.
Los usuarios no tienen reparos en reconocer este transporte como "trucho", pero insisten en que es más cómodo, va más directo y se viaja más tranquilo.
La lógica parece apabullante, pero el problema es mucho más complejo. No es sólo la ilegalidad del asunto, sino la peligrosidad que viajar en estos vehículos conlleva. El estado de las combis suele ser bastante precario: "Son viejísimos; de esos que ya no se fabrican", describió Efraín Benítez, quiosquero en la zona de Once, de donde parten multitud de camionetas hacia el norte de la Capital.
Martín Lescano, presidente de la Comisión de Víctimas del Transporte, culpa al secretario de Turismo, Ricardo Jaime, por la situación: "Ha permitido el crecimiento indiscriminado de estos vehículos en los últimos cuatro años".





