
Sorpresivo desalojo del hotel Provincial
Por Darío Palavecino (Corresponsal en Mar del Plata)
1 minuto de lectura'
MAR DEL PLATA. Fue un escándalo. En medio de las protestas de turistas que debieron abandonar sus habitaciones, la Justicia desalojó ayer al concesionario del hotel Provincial y dispuso el cierre del establecimiento hasta su venta, prevista para abril próximo.
El empresario Miguel Gutiérrez Guido Spano, acusado de adeudar el canon anual de concesión desde 1996, aceptó abandonar el control del establecimiento tras haberlo explotado durante los últimos 14 años.
Fue otro capítulo más en la seguidilla de fracasos que arrastra el tradicional hotel inaugurado en febrero de 1950: los concesionarios muy pocas veces pudieron manejar el hotel durante el período acordado en los contratos. La administración Nicolás D´Onofrio fue, en los años 60 y 70, una de las excepciones.
El edificio de estilo afrancesado que diseñó Alejandro Bustillo es una joya arquitectónica y, sin duda, una de las más conocidas postales de la ciudad.
Por algunas de sus 572 habitaciones pasaron desde Juan Domingo Perón hasta Dwight David Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, así como las estrellas que asistieron a cada una de las 11 primeras ediciones del Festival Internacional de Cine; sus cómodos salones albergaron diversos congresos internacionales y también la sala de prensa durante los Juegos Deportivos Panamericanos de 1995.
Pasajeros a la calle
El desalojo estuvo a cargo de los fiscales de Estado Ricardo Ceriosky y Juan Carlos García Sarmiento, a quienes acompañó el subsecretario de Turismo bonaerense, Alejandro Dichiara.
La diligencia provocó la sonora protesta de los casi 100 empleados efectivos y de otros 200 temporarios que reclamaban su continuidad laboral con pancartas y quema de cubiertas en la terraza del hotel.
Finalmente se firmó un acta acuerdo con el gremio gastronómico por el que la provincia accedió a pagar el 70% de las indemnizaciones de los trabajadores; si éstos no aceptan deberán reclamar por vía judicial.
Los que también quedaron en la calle fueron los 130 pasajeros que despertaron ayer con el hotel virtualmente tomado por los trabajadores y con una masiva presencia policial en respaldo de la labor de los oficiales de Justicia.
Quien todavía tiene asegurada su estancia -al menos mientras se realice el inventario- es Dorita Ramírez Maggi, una tía política del gobernador Eduardo Duhalde que desde hace más de seis años ocupa la suite en la que el precandidato presidencial y su familia descansan cuando pernoctan en esta ciudad.
Guido Spano, responsable de la empresa Hotelera Americana SA, aceptó ayer la orden de desalojo, pero advirtió que seguirá reclamando a la administración provincial una compensación del orden de los 20 millones de pesos en concepto de mejoras realizadas al edificio y servicios brindados a funcionarios bonaerenses.
No fueron pocos los huéspedes del hotel Provincial que comenzaron sus vacaciones con el pie izquierdo. Ayer por la mañana estaban alojadas 138 personas, pero la manifestación realizada por los trabajadores en el interior del establecimiento provocó la estampida de los clientes.
"Esto no se puede aguantar"
"Yo comprendo que reclamen por sus fuentes de trabajo y quizá sean víctimas inocentes de un conflicto, pero esto no se puede aguantar", confió ayer el ingeniero Juan Manuel Gómez del Río, que junto a su esposa descansaba en el hotel desde el 23 del actual y antes del mediodía salió en busca de otro alojamiento para continuar sus vacaciones hasta el 6 de enero.
Al matrimonio Gómez del Río, como al resto de los pasajeros que debieron retirarse del hotel, les fue devuelto el dinero que habían pagado de seña por la reserva.
Otros fueron recibidos literalmente con bombos y platillos, aunque esa condición no signifique siempre un hecho agradable. Así como llegaban, se iban. "Todavía no puedo creer semejante escándalo", dijo Juan Carlos Todisco, que llegó con su familia desde Merlo para buscar descanso y se encontró con la parafernalia pirotécnica que los trabajadores gastronómicos desplegaron en el salón circular del Provincial a modo de protesta.
La transmisión en vivo del desalojo por medios televisivos nacionales derivó en decenas de cancelaciones de reservas.
Según contó Amelia, una de las recepcionistas del hotel, se esperaba un muy buen nivel de ocupación para enero y febrero. "Ahora llaman todos preguntando qué solución les vamos a dar", explicó sin tener una respuesta concreta tantos y tan indignados viajeros.
Hasta el domingo fueron publicados en medios gráficos nacionales los avisos que promocionaban el hotel para esta temporada con precios atractivos.
Miguel Dómine lleva 47 de sus 63 años trabajando en el hotel y es el empleado más antiguo. "Están cerrando mi segundo hogar", dijo con resignación.
Choque de demandas
Guido Spano asumió la concesión del hotel Provincial en 1984, y el 29 de junio del actual recibió la notificación de la caducidad del contrato por incumplimiento en el pago del canon obligatorio.
Según autoridades del gobierno, la Empresa Hotelera Americana SA le debe dinero a la provincia desde 1996, casualmente el año en que el establecimiento se quedó sin el casino que allí funcionaba.
Para el concesionario, eso causó una fuerte merma de huéspedes, lo que rápidamente se habría evidenciado en la recaudación de caja.
Como sus reclamos no fueron escuchados, optó por dejar de pagar el canon.
Intentó negociar con una compensación de valores: pretendía que la provincia tomara inversiones realizadas en el edificio como parte del pago de su deuda, propuesta que fue rechazada de plano.
Hace unos meses, con el primer intento de desalojo, resistió con un argumento que se ampara en el Código Civil: "No existe obligación de cumplir a quien no cumple", había argumentado Guido Spano.





