Tiene dos años y quedó sin madre y sin abuelo
En las vías ya casi no quedan vestigios del siniestro que cobró la vida de 11 personas y dejó heridas a más de 200 pero, al volver las aguas a su cauce, familiares de los fallecidos se preparan para seguir adelante como pueden ante la ausencia de sus seres queridos.
Adrián Tantapoma es el niño peruano de dos años que salvó la vida, pero se quedó sin su madre, Luz Linda Sánchez, de 26 años, y sin su abuelo, Luzgardo Sánchez González, de 73. Su tía, Nerbit, permanece a su lado en la Unidad de Terapia Intensiva del hospital Gutiérrez. Desconsolada por la pérdida de su hermana y de su padre, se niega a dar cuenta de los momentos difíciles que atraviesa la familia. No lo puede superar.
Al ser rescatado del ómnibus, el pequeño fue atendido en el hospital Piñero -situado a unas diez cuadras de donde se produjo el accidente- con algunos cortes, golpes en la cabeza y una fractura en la clavícula. Luego, fue derivado al hospital Ricardo Gutiérrez, donde lo intervinieron de la clavícula. Según informó el cónsul peruano, "ya está fuera de peligro".
Es la trágica historia de una familia de origen peruano que no logra asimilar la repentina muerte de dos de sus miembros.
Según Nerbit, su hermana "vivía desde hacía cinco años en la zona del Abasto" y su padre "había viajado hacía pocos días a Buenos Aires para hacerles una visita".
Ambos murieron a causa de las heridas recibidas en la colisión entre el ómnibus de la línea 92 y un tren en la estación de Flores.
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