Torcuato, el hurón simpático que le escapa a la mala fama de la especie
Son conocidos por sus travesuras y su facilidad para esconderse en lugares insólitos; pero este macho de 4 años tiene algo que lo hace diferente a todos los demás.
Traviesos, curiosos, inquietos y escurridizos. Aunque los hurones tienen fama de animales "revoltosos", encabezan desde el año pasado el ranking de mascotas exóticas . Se calcula que hay unos 3.000 en Buenos Aires, según estiman desde el único importador en la Ciudad de la especie domesticada que los trae hace más de diez años de un criadero en Estados Unidos. De hecho, tanto se incrementó su tenencia que hay quienes viajan desde San Luis, Chubut y otras provincias del interior del país para que los veterinarios especializados en animales exóticos que trabajan en capital los atiendan. Es que si bien los hurones son carismáticos, inteligentes y crean vínculos fuertes con sus dueños, tienen una salud muy frágil y por eso no resulta tarea sencilla tenerlos como mascota. Es más, a partir de los dos años, entre el 60 o 70% desarrolla algún tipo de patología y a esto se suma que su expectativa de vida es, en promedio, de unos siete años, lo que termina siendo una responsabilidad muy grande para sus dueños.
Pero Torcuato es un caso especial. Cedido por sus primeros dueños que, agotada la novedad, ya no podía atenderlo como correspondía, hoy vive con Valeria Blanco y Claudio Cichero en un PH en Saavedra. La casa está adaptada para que su estancia resulte segura y no existan peligros. No hay cables en el piso, la cocina y el baño están acondicionados para que no se pueda esconder debajo de la heladera o detrás del bidet y todos los días por 16 horas hay oscuridad para que pueda descansar y trabajar su metabolismo. "Al principio fue un poco complicado. Nos dimos cuenta que era muy hábil para trepar, hacer pozos y esconderse en los lugares más insólitos que uno pueda imaginar. Por eso los primeros meses se quedaba en la jaula mientras nosotros trabajábamos y, cuando llegábamos a casa, le abríamos la puertita para que saliera a jugar. Hasta que él nos fue demostrando que se podía manejar solo, que no había riesgos, que no rompía nada y así nos fuimos adaptando, él a nosotros y nosotros a él", cuenta Valeria.
Quienes conocen el mundo de los hurones aseguran que la castración temprana y la cauterización de sus glándulas perianales (que producen un olor parecido al del zorrino) -dos requisitos para que puedan ingresar al país- tiene sus consecuencias. Torcuato a los dos años empezó con un problema que le generó que le bajaran de forma abrupta los niveles de azúcar en sangre. Eso ocasionó debilidad en las patas traseras y gracias a la rápida atención veterinaria su caso pudo regularse con la toma diaria de corticoides, pero hay algunos ejemplares que llegan a convulsionar y cuyas vidas corren peligro. "Al principio costó dar con la medicación indicada y fue difícil porque él se enfermó muy jovencito. Hoy toma su medicación cada doce horas pero sabemos que siempre tenemos que estar atentos porque es probable que haya que ir ajustando las dosis a medida que vaya creciendo. No pensé que iba a ser un animalito tan delicado y por suerte estamos cerca de una veterinaria que tiene un equipo especializado en hurones y que recibe consultas de todo el país", asegura Valeria.
Su salud en números
Más allá del tiempo y conocimiento que requiere tener un animal de este tipo, los costos no son accesibles a cualquiera. Su precio de venta oscila entre los $6000 y los $6500. La consulta simple arranca en los $500 y a esa cifra se le suman unos $700 de ecografía que hay que realizar como parte de la rutina de prevención y para estar prevenido frente a cualquier complicación. "Algunos tienen la mala costumbre de comer tela, entonces es frecuente que se les obstruyan los intestinos y no puedan ir de cuerpo. En esos casos hay que operarlos y las cirugías no bajan de los $3000", aclara Valeria.
Los hábitos alimenticios del hurón tampoco resultan sencillos. Pollo, pavo o conejo, pescados mezclados con aceite de oliva, huevo cocido y alimento balanceado de gatos son las necesidades para reforzar su dieta y cumplir con la ingesta de todos los nutrientes que necesita. "Junto con los hurones se importaba el alimento balanceado para ellos pero desde principio de año el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) prohibió su ingreso al país porque consideraban que podía contener una proteína portadora del mal de la vaca loca", aclara Valeria y recuerda que fue un verdadero desafío lograr que Torcuato incorporara nuevos alimentos a su dieta. Entonces los dueños tuvieron que salir a buscar otras alternativas, informarse y adaptar la alimentación de sus animales a los productos disponibles en el país.
Alrededor de los hurones que viven en el país como mascotas se creó todo un mundo donde la solidaridad, la empatía y la información circulan como moneda corriente. A los dueños, profesionales, interesados y curiosos los nuclea un grupo en Facebook donde se pueden hacer consultas, despejar dudas, pedir recomendaciones, solicitar tránsito o cuidados de la mascota por viajes o vacaciones. "Lo ideal es que la persona que va a cuidar a tu o tus hurones en tu ausencia tenga uno propio, experiencia, que sepa dónde llevarlo en caso de enfermedad o de que se sientan mal, que esté atento a que no duerman mucho o muerdan telas o plásticos. El poco tiempo que están despiertos hay que estarles encima, como pasa con los chicos", aclara Valeria.
En cuanto al comportamiento, que tan mala fama les da a los hurones entre quienes no conocen cuáles son sus necesidades y conductas esperables (aunque es absolutamente normal y parte de la estimulación del juego, morder es uno de las quejas más frecuentes que se asocian a estos animalitos), Torcuato parece ser uno en un millón. "Es un santo. Sé de otros que tienen una tendencia más dominante. De hecho siempre nos sentimos muy a gusto con la interacción que tiene con nosotros y con los de su especie que pasaron por casa; y fue su buen carácter nos ayudó a decidir la incorporación de Frida a la familia. Ella es una hembra de dos añitos que tuvimos en tránsito y nos encariñamos tanto que la adoptamos. Torcuato tiene 4 años y Frida 2 y se llevan muy bien por suerte", dice contenta Valeria.
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