Tres procesados involucraron a dos jefes policiales y a un juez
Acusaron al magistrado Bruno y a dos comisarios, que ya son investigados
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Tres de los nueve acusados por el llamado robo del siglo, en el que una banda se llevó más de 18 millones de pesos de una empresa de caudales, dijeron ayer haber sido saqueados y maltratados por la policía, con la connivencia de un juez de instrucción, cuando fueron detenidos hace más de tres años.
Sus dichos, aunque intercalados con explicaciones poco convincentes sobre el origen de sus bienes, podrían complicar la situación del juez de instrucción Pablo Bruno y de los comisarios de la Policía Federal Eduardo Curletto y Carlos Pérez Roldán, denunciados el año último por los mismos magistrados que intervienen por segunda vez en el caso.
En julio de 1999 los jueces Luis García, Luis Cabral y Fernando Ramírez condenaron, por el robo a la empresa de caudales Firme SA ocurrido el 20 de diciembre de 1996, a Marcelo Lencinas a siete años de prisión. Pero absolvieron al pai umbanda Ides Betancourt Martínez -supuesto cerebro de la banda- luego de considerar verosímil que él y otro acusado habían sido torturados para que dijeran dónde estaba escondido el botín. Hasta el momento se recuperaron cuatro millones de pesos. El resto es inhallable.
La jornada empezó temprano, cuando los jueces rechazaron los pedidos de suspensión del juicio, y se prolongó hasta las 21. Los procesados se mostraron relajados y no perdieron el buen humor en ningún momento.
Graves acusaciones
Rosa Capuano, ama de casa de 42 años; su pareja, Hugo Lema, comerciante de 46 años, y Osvaldo Murgan, "carnicero de toda la vida", criticaron con dureza a los funcionarios que los mandaron a prisión.
"Los policías me decían chorra a mí y me estaban robando todo en la cara", declaró Capuano. "Nos robaron todo. Cuando volvimos a nuestra casa, después de estar detenidos, sólo encontramos tres tenedores oxidados. El resto, camas, platos, electrodomésticos, se lo llevaron", aseguró Lema.
Capuano aseveró que tuvo mucho miedo porque los policías le dijeron: "Hacé lo que te decimos porque el juez dio la orden de que los matemos si se resisten".
Murgan, el último en declarar de la jornada, dijo que lo vincularon con el caso porque es vecino del pai Betancourt, y enfatizó los maltratos que sufrió mientras estuvo preso. El procesado, que fue excarcelado por el tribunal oral Nº9, contó que padece cáncer y se quejó de que el juez Bruno no le permite atenderse de su enfermedad.
Capuano y Lema son juzgados por encubrimiento. Son sospechosos de haber adquirido días después del robo una lujosa casa en Adrogué, una camioneta, un auto, cinco televisores -dos de ellos de 56 pulgadas- y otros electrodomésticos.
Los miembros del tribunal, el fiscal Diego Nicholson y el querellante Lisardo Moure les pidieron precisiones sobre cómo compraron sus bienes. No pudieron darlas. Sus explicaciones fueron confusas, contradictorias y, por momentos, absurdas.
Dijeron, entre otras cosas, que pagaron su vivienda de Italia 726 gracias a ahorros personales y a un préstamo de 100.000 pesos que consiguió su hijo, por parte de un amigo cuyo nombre no recuerdan.
Ramón Blanco -uno de los dos detenidos- declaró poco más de 20 minutos y negó su participación en el hecho, en el que ninguna persona resultó herida.
Norma Pérez, Cristian Capuano y Mirtha Broglia prefirieron guardar silencio.
Pérez es la esposa de Lencinas y está acusada de encubrimiento porque, sin tener ningún ingreso legal conocido, adquirió un auto y un inmueble valuado en 160.000 pesos. Ayer obtuvo permiso especial para no estar presente en sus audiencias: su marido está internado en terapia intensiva en el Hospital Muñiz.
Capuano fue acusado por el fiscal de coordinar el robo desde su casa de Burzaco y es el otro preso del juicio.
Broglia trabajaba en la empresa Firme SA y concurría al templo del pai Betancourt; la acusación considera que reveló información de la compañía. En la madrugada del robo, en la firma estaban los sueldos que se pagarían a empleados de las municipalidades de La Matanza y Lomas de Zamora.
Hoy será el turno de Ramón Pérez y de su esposa, Liliana Esther Luna. Luego comenzarán a desfilar los testigos, entre ellos, los comisarios denunciados.
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