
La notebook que volvió a la vida gracias a Linux
Necesitaba una notebook, y eso era un problema. Por lo general, me alcanza con la PC del diario, la de mi casa y el celular, o una palmtop. Pero necesitaba una portátil. Y pedir prestado un equipo de ese tipo no suele ser una alternativa: es muy raro tener una notebook de sobra, y un préstamo de ese tipo es una responsabilidad demasiado grande.
Yo tenía una, recordé de pronto. Claro, estaba en el fondo de mi memoria porque moraba en el último estante del placard que funciona como un geriátrico de hardware. Es un equipo de 1998, que heredé hace poco y que nunca había investigado demasiado.
Salvo por los últimos dos años, estuvo en uso constante y la carcasa lo prueba, lo mismo que la batería, que ya no sirve. Es un Pentium II a 233 MHz, con 4 GB de disco y unos irrisorios 64 MB de RAM (para el caso, tengo más en mi celular).
Corre un Windows 98 con mucha personalidad: anda cuando quiere. Podía reinstalarlo, pero para eso necesitaba una lectora de CD externa y que el puerto USB la reconociera. Imposible. Y aun si lo lograba, los drivers nunca se habían llevado bien con ese hardware.
¿Linux, tal vez? Hay varias distribuciones modestas en requerimientos que podían servir. Entre ellas, la muy recomendable Xubuntu (una versión del popular Ubuntu, pero que usa Xfce, un manejador de ventanas bastante ligero). Es un LiveCD, así que podía correrlo sin instalar, comprobar que se llevaba bien con el hardware y luego copiarlo al rígido. Llegué a www.xubuntu.org y me topé, de nuevo, con la falta de la lectora de CD.
Hay otras dos distribuciones diseñadas para equipos viejos: Puppy Linux ( www.puppyos.com ) y Damn Small Linux ( www.damnsmalllinux.org ). Ambas gratis, claro. Además del CD pueden ejecutarse desde una llave USB o, con la ayuda de un diskette, desde un directorio de Windows 98 sin afectar esa instalación.
Usé esta opción y ambos anduvieron de maravilla, y finalmente me quedé con Puppy, que incluye Firefox , un mensajero instantáneo, reproductor de audio y video, y demás. La última versión (2.16) no está en español, pero sí lo está la 2.12, que debería funcionar igual de bien.
Mi buen amigo Horacio Castrillón tuvo luego la gentileza de rescatar, de una laptop rota, 128 de RAM, por lo que pude llevar la notebook al máximo permitido (192 MB). El equipo, así, funciona muy bien; tanto, que un puerto USB que se suponía perdido volvió a la vida. La notebook no está para cálculos intensivos (es tan vieja que no es capaz de reproducir DivX correctamente), pero para ver el e-mail, chatear, navegar y escribir textos mientras estoy de viaje, es una muy buena alternativa. Y de paso aprovecho un equipo injustamente olvidado.







