Los arqueólogos y antropólogos del siglo XXI
Hoy las herramientas digitales van de la mano con la pala, el barreno y la brújula. Cómo las nuevas tecnologías permiten a estas dos ciencias ver debajo del suelo, hacer minería de datos para descubrir patrones de conducta que de otro modo habrían pasado inadvertidos y hasta poner a los satélites a trabajar a su servicio
Marcelo Weissel es licenciado en Ciencias Antropológicas con orientación arqueológica de la Universidad de Buenos Aires. "Mi especialidad es la arqueología urbana, histórica, portuaria e industrial. Soy director del Programa Historia Bajo las Baldosas de la Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires y colaboro con el Departamento de Ecología y Ciencias Ambientales de la Universidad Maimónides en un proyecto de rehabilitación del Riachuelo", dice Weissel, que realiza exploraciones y excavaciones en la región pampeana, con su kit básico de herramientas: la pala de trinchera, con la que encontró un barco en Puerto Madero en 2008; el barreno, el cucharón y la zaranda en húmedo, especie de colador con fondo de red para el filtrado con agua.
"Pero las computadoras y cámaras digitales son herramientas básicas que utilizo diariamente y las que me permitieron reconstruir, por ejemplo, la transformación ambiental de los barrios de La Boca y Barracas, encontrando muchos objetos y testimonios de la época colonial que dejaron los inmigrantes europeos debajo de los conventillos", detalla Weissel.
Weissel va más allá y es capaz de combinar los datos que proporciona el teodolito con mapas históricos, bases de datos georreferenciados o Sistemas de Información Geográfica (SIG). "Cuando se hacen recorridas en busca de sitios arqueológicos el detector de metales puede ubicar vestigios metálicos. Estos datos volcados en un plano georreferenciado permite determinar qué tan grande es el sitio arqueológico en el espacio; por ejemplo, medir la extensión de un campo de batalla", explica.
"El GPR o georradar es otra herramienta que se utiliza junto con el teodolito y se agrupa dentro de las técnicas no intrusivas, es decir, métodos de estudio que permiten conocer sitios arqueológicos sin excavar. Una vez que se excava ya no se puede recomponer las condiciones en las que se hallaban los restos arqueológicos", observa Weissel.
Por su parte, el georradar realiza una suerte de ecografía del suelo. "Hace un tiempo ubicamos, gracias a este equipo, un viejo muelle del Riachuelo en la Barraca Peña de La Boca. Mientras que la imagen 3D que produjo el software MALÅ rSlicer mostró una serie de maderas acomodadas como pilares en forma perpendicular a la cosa. A partir de esa imagen descubrimos que ese sitio histórico fue donde se establecieron los empresarios españoles De la Peña y Fernández en 1774. Luego, en ese mismo sitio, las familias Bunge-Peña edificaron un gran depósito de mercaderías. Fue el primer lugar ferroportuario del país", cuenta el arqueólogo.
Herramientas intangibles
Diego Díaz Córdova es licenciado en ciencias antropológicas de la UBA, miembro del equipo de programación de Zona Pediátrica ( www.zonapediatrica.com ) y del equipo de investigación Antropocaos ( www.antropocaos.com.ar ), que trata de vincular las teorías del caos y la complejidad con las ciencias sociales.
Una de las etapas de la exploración antropológica es la recolección del material empírico, pero luego hay que procesar, analizar e interpretar el material obtenido. "Gracias a los programas de categorización, como el Atlas-Ti , podemos obtener un análisis más organizado y agrupado de la información y entrevistas que realizamos. En el pasado, sin esta herramienta se nos escapaba mucha información", observa Díaz Córdova.
En antropología alimentaria, especialidad de Díaz Córdova, suelen utilizarse balanzas, tallímetros -para medir alturas de las personas- y calibres -para la obtención de medidas antropométricas o dimensiones de los individuos-, entre otros equipos. Hoy se añaden las de software. "Tratamos de utilizar los que son Open Source ya que generalmente son más robustos que los de las empresas multinacionales. También solemos utilizar aplicaciones gratis. En mi caso, muchos de los programas que necesitamos los desarrollo y programo yo, o suelo modificar aplicaciones existentes para adaptarlas a mis necesidades, siempre que estén expuestos los códigos fuentes", sostiene. Entre sus desarrollos se destaca el DAx , que es un sistema de cálculo antropométrico de seis variables que permite analizar la nutrición de una persona; mESa , sistema de recordatorios alimentarios de 24 horas, y reP , sistema de historia clínica pediátrica. Los tres pueden bajarse sin cargo de www.zonapediatrica.com , sitio incubado por Baitec (Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de la Ciudad de Buenos Aires) que cuenta con el apoyo de la UTN.
"Recuerdo una investigación que hicimos con el equipo de Auxología de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA. Durante este trabajo, que fue dirigido por la profesora Luisa Pinotti, pudimos, mediante el uso del software DAx, detectar que en la Quebrada de Humahuaca había una tendencia mayor al sobrepeso y a la obesidad en niños que en niñas.
"El dato fue llamativo ya que biológicamente las mujeres suelen tener más tejido graso que los hombres. Sin embargo, en la Quebrada la tendencia era inversa debido al tipo de alimentación diferenciada y pudimos descubrirlo gracias al DAx ", ilustra Díaz Córdova.
Las herramientas tecnológicas que, según este antropólogo, marcaron un cambio en la metodología de su profesión fueron los Sistemas de Información Geográfica; los GPS, los paquetes de software para el tratamiento de las redes sociales (esto se refiere al concepto y a la teoría de grafos y no al uso de las redes sociales informáticas), y los modelos de simulación, en particular los que permiten diseñar e implementar sociedades artificiales.
Como crítica a la situación local, Díaz Córdova observa que aún hay una carencia de bases de datos que contengan la información que se maneja en la antropología de la Argentina. "No es sencillo ubicar los trabajos de los colegas y en muchos casos esa información no se encuentra digitalizada", agrega.
Más allá del discurso
Los modelos lingüísticos y el análisis del discurso son la especialización de Jorge Miceli, licenciado en Ciencias Antropológicas, magíster en Análisis del Discurso y becario doctoral en Lingüística y Antropología de la Universidad de Buenos Aires. "Además me dedico a la investigación de modelos de redes sociales aplicados al área discursiva, el diseño y la programación de bases de datos para usos antropológicos y lingüísticos, modelos de simulación y prototipos de sociedades artificiales, es decir simuladores para poder observar posibles escenarios que ocurrieron, por ejemplo, en el pasado", resume Miceli.
Cuando Miceli habla de Análisis de Redes Sociales (ARS) no se refiere a las redes sociales que conocemos (Facebook, Twitter o LinkedIn), sino al estudio de las relaciones entre grupos, por distintas realidades o nodos donde se pueden analizar diferentes cuestiones, como el tráfico de la información en una red informática o la circulación de bienes en una red comercial, entre otras variables.
En una investigación de la que participó este antropólogo se analizó la relación entre la producción y la economía de una comunidad pastoril de indios tehuelches, ubicada en el valle del Chalía, en la provincia de Chubut.
"Para realizar esta investigación se utilizó el software Ucinet , para realizar el análisis, y NetDrae , para visualizar las redes. Además desarrollé un software propio que se llama Arsgen , para realizar automáticamente el mapeo genealógico", enumera. Según este investigador, sin estas herramientas tecnológicas, la investigación nunca hubiera podido realizarse.
Lo que este enfoque ha demostrado, por medio del análisis de la manera en que la red de lazos genealógicos y la producción e intercambio de ganado (ovejas, cabras y caballos) se vinculan, es que la gente de esta comunidad asegura su supervivencia material de dos maneras claramente diferenciadas: a través de grandes unidades domésticas con muchos individuos, o muchas unidades domésticas pequeñas pero con lazos parentales muy fuertes.
En el primer caso se acumula ganado a gran escala, y se tiene la capacidad de emprender, incluso, pequeños negocios que exceden a la comunidad e involucran el mercado formal. En el segundo, se acumula menos ganado por unidad doméstica, pero se tiene la capacidad de atender a las necesidades de cada familia mediante un aceitado sistema de intercambio que juega el papel de un almacén permanentemente disponible de recursos. "Estableciendo una analogía con la sociedad capitalista moderna, esta dinámica revela las bases de lo que podemos llamar empresa familiar, pero en la escala de una economía comunitaria aborigen", dice Miceli.
Miceli sostiene que según su percepción no hay una única herramienta que haya marcado un cambio radical en su profesión. "A pesar de esta advertencia, tal vez la suite Ucinet haya representado el primer avance cualitativamente muy relevante al permitir la difusión masiva del Análisis de Redes Sociales para un público académico no informado en el tema, ya que permite mapear, editar y analizar ARS. Mientras que respecto al trabajo con sociedades artificiales, considero que NetLogo es una plataforma completa de simulación muy fructífera para los científicos sociales", comenta.
Trabajo de campo
Diariamente Ramón Alejandro Quinteros llega al Instituto de Arqueología de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde es ayudante de primera interino. Allí realiza tareas tanto en la oficina, donde trabaja con modelos estadísticos, y en el área de depósito, donde clasifica y ordena el material arqueológico. "Además de esto, formo parte del grupo Antropocaos, soy asistente de investigación en un proyecto arqueológico que se desarrolla en la provincia de Jujuy dedicado a la investigación de las ocupaciones humanas en el umbral de tierras bajas-Quebrada de Humahuaca-Puna; y soy perito arqueólogo en la causa que investiga la desaparición de Luciano Arruga", resume.
Para su doctorado, este arqueólogo investiga por qué se pasó de casi 50.000 hectáreas de cultivo en época prehispánica a las 5000 que se desarrollan actualmente en la Quebrada de Humahuaca. ¿Fue por impacto ambiental? ¿Fue por cambios en el modo de producción? "La respuesta está en la segunda pregunta, pero para fundamentarla hace falta el análisis de un cuerpo de datos tan vasto y complejo que sería imposible de hacer sin las soluciones informáticas que utilizo", afirma.
Estas herramientas que Quinteros menciona se componen, básicamente, de paquetes de análisis estadístico, que permiten cruzar grandes cantidades de información de distintos tipos de censos, las que, a su vez, se superponen sobre Sistemas de Información Geográfica, lo que ofrece una foto sobre el terreno de esas variables censales.
Este sistema captura, almacena, analiza y despliega, de manera gráfica, información geográficamente referenciada, o sea, con coordenadas en latitud y longitud. "Toda esta información termina siendo procesada por un software de desarrollo propio que permitirá tomar decisiones sobre qué, cómo, cuándo y dónde desarrollar tareas agropecuarias", resume.
Para su trabajo diario trabaja también con Google Earth y con imágenes de libre disponibilidad como las de Landsat o las del satélite C-BERS. "Además desarrollo programas, porque la programación en diferentes lenguajes permite implementar nuevas herramientas u optimizar las que tenemos. Por ejemplo, la directora del proyecto donde trabajo, María Isabel Hernández Llosas, está por firmar un convenio con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) para que desarrollemos programas que permiten la teledetección de sitios arqueológicos por medio de imágenes infrarrojas. Nosotros desarrollaríamos los filtros y la Conae aportaría las imágenes y su know how para la lectura de esas imágenes." Los contrastes en diferentes longitudes de onda se pueden programar como filtros en diferentes programas para destacar rasgos arquitectónicos que son poco visibles bajo la luz normal.
Este investigador utiliza, en general, software libre por varias razones. La primera, por una cuestión económica; en segundo lugar, por un tema de licencias de uso. "Y el tercer motivo es por la creencia en el desarrollo de una comunidad de intereses, que pueda llevar adelante desarrollos tecnológicos que no estén atados a las limitaciones que imponen las licencias comerciales. Actualmente estamos trabajando en un programa que permite reconstruir piezas cerámicas enteras a partir de los fragmentos recuperados en las excavaciones. Esta tarea desarrollada a ojo solo tiene un 15% de efectividad. Nosotros pretendemos subir ese porcentaje a más del 60 por ciento", detalla.
Cuando falta tecnología
El último de los entrevistados comenta las dificultades que enfrenta a diario por no contar con las tecnologías adecuadas. Se trata del arquitecto Daniel Schavelzon, quien ocupa el cargo de director del Centro de Centro de Arqueología Urbana de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y es asesor de arqueología del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Su área de trabajo es la arqueología histórica en áreas urbanas, y trabaja en temas de conservación del patrimonio cultural, políticas culturales y tráfico ilegal de obras de arte.
Schavelzon comenta, sin reparos, que no tiene una rutina diaria y que sus actividades se dividen en investigaciones, trabajos de campo, tareas de laboratorio, dictado de clases y tareas administrativas. Asimismo revela que en su ámbito no cuentan con mucho presupuesto para tecnología. Utiliza computadoras y scanners de mediana calidad que comparten entre cinco o seis personas del equipo. "Tengo una tablet Samsung y un teléfono celular Nokia que me compré yo. Debo reconocer que tenemos un gran déficit tecnológico. Las empresas regalan sus equipos de más de dos años, y nosotros esperamos que alguna vez seamos los destinatarios. Nuestro sitio web es el más visitado del país, dentro de nuestra temática, pero el servidor lo pagamos de nuestro bolsillo", enumera.
Entre las tecnologías que cambiaron su actividad, Schavelzon destaca Internet y la fotografía digital. "Posiblemente el software de diseño 3D y el Autocad nos ayudarían mucho en nuestro trabajo, pero un dibujo a mano alzada realizado en una libreta de campo sigue siendo una herramienta crucial para entender y explicar", dice Schavelzon.
El arquitecto estima que gracias a la tecnología en el futuro veremos una arqueología donde la excavación sea una parte mínima del estudio del subsuelo. "Creo que algún día vamos a poder ver y leer lo que se esconde bajo la superficie sin necesidad de meternos dentro, pero aún falta mucho para eso", sostiene.
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