Probamos un pendrive con Wi-Fi, el SanDisk Connect Wireless Stick
Permite almacenar archivos de todo tipo y acceder a ellos en forma inalámbrica desde un celular o tableta
En las últimas semanas estuve probando el SanDisk Connect Wireless Stick. Es, a falta de una mejor descripción, un pendrive con Wi-Fi. Así, puede compartir su contenidos con un teléfono, o tableta en forma directa. También funciona como un servidor Wi-Fi portátil, compartiendo sus archivos con todos los dispositivos que estén conectados a una misma red Wi-Fi. Puede dar servicio hasta a tres dispositivos en simultáneo.
Este pendrive Wi-Fi está lejos de ser el primero; tanto Kingston como Seagate y otras compañías han probado, a lo largo de los años, cuán profundas son las aguas en este sector; y este modelo particular de SanDisk está en el mercado hace tiempo, pero recién llegó a las tiendas argentinas en los últimos meses.
El de SanDisk funciona muy bien. Hay versiones de hasta 256 GB; la de 32 GB tiene un precio en la Argentina de 1300 pesos. Y tiene un objetivo muy claro: servir de memoria alternativa (e inalámbrica) para los dispositivos que no tienen almacenamiento propio libre ni la posibilidad de expandirlo.
Cómo funciona
Puede ser un dispositivo óptimo para llevar películas en las vacaciones sin tener que transferirlas a cada smartphone o tableta; alcanza con cargarlas en la memoria interna (vía una conexión USB convencional).
Luego cada equipo tendrá que instalarse una aplicación muy sencilla de usar (para Android o iOS; si es una PC el acceso a los archivos es vía en navegador Web), que se vinculará con el pendrive vía Wi-Fi; desde allí se decide si el vínculo es directo, o si el SanDisk se conectará a una red Wi-Fi general (el Wi-Fi de la casa, por ejemplo).
Este último modo evita que el teléfono o tableta pierda la conexión general, como sucede cuando se vincula en forma directa con el pendrive; es decir, podrá seguir conectado a Internet y al pendrive en simultáneo. Cuando está conectado al Wi-Fi de la casa, además, es compatible con Chromecast, Apple TV o Fire TV, para enviar sus contenidos a un televisor.
También se le puede agregar una contraseña para limitar el acceso a los archivos.
Obviamente primero hay que encender el dispositivo, que tiene una autonomía aproximada de 4 horas y media. Un botón lateral permite hacerlo; una pequeñísima luz titila cuando el equipo está activo y en espera. El pendrive Wi-Fi se apaga después de un tiempo sin uso (el usuario define cuánto). El alcance es de unos 30 metros, aunque el número final dependerá de la interferencia (paredes, vegetación, etcétera).
La misma aplicación es la que gestiona el streaming de los contenidos (fotos, películas, música) y la compatibilidad base es la de Android o iOS. Así que hay que tenerlo en cuenta: el reproductor de video no tiene, por ejemplo, soporte para subtítulos de películas. En ese caso habrá que copiar el archivo desde esta memoria portátil al smartphone o tableta (lo que a su vez requiere un mínimo espacio de almacenamiento libre).
La aplicación también permite gestionar una copia automática de la galería de fotos y videos del teléfono cada vez que se conecta al pendrive de SanDisk, una buena manera de tener una copia de seguridad de esas imágenes y videos si el sistema tradicional para almacenarlos en Internet no está disponible.
Existen alternativas menos sofisticadas, por supuesto: muchos dispositivos con Android admiten algo llamado USB On The Go, que permite enchufar una memoria USB que de un lado tiene el enchufe convencional y del otro el microUSB o USB-C, pero no admiten un acceso en simultáneo a los archivos, ocupan ese puerto (lo que impide que se use para cargar el teléfono o la tableta, por ejemplo)