Muchas figuras de la industria decidieron hacer catarsis sobre sus experiencias a través de la escritura y conmocionaron con sus relatos
¿Cómo fue explorar la identidad de género en el microclima muchas veces cruel de Hollywood? ¿Cómo se siente ser considerada un objeto sexual y no una actriz digna de respeto y reconocimiento? ¿Hasta qué punto llega el maltrato en la industria? Muchas celebridades compartieron, en sus respectivas autobiografías, situaciones muy duras cuyas secuelas tardaron años en ser reparadas. A continuación, algunas de las historias más impactantes, en las palabras de sus protagonistas.
*Jennette McCurdy
Jennette McCurdy encontró en la escritura la mejor herramienta para exponer las situaciones aberrantes que padeció tanto en su vida personal como profesional. Con su autobiografía, I’m Glad My Mom Died (Me alegro de que mi madre haya muerto, editada en castellano por Tendencias), demostró no solo ser una excelente escritora -su manejo del humor negro y el modo en que lo equilibra con relatos más viscerales es realmente brillante- sino también una mujer que supo reconstruirse a pesar de todos los obstáculos.
En sus memorias, la exestrella juvenil narra en detalle cómo Nickelodeon intentó callarla con dinero para que no expusiera casos de abuso y acoso vividos en el rodaje de la serie iCarly (2007-2012) y de la posterior Sam & Cat (2013-2014). McCurdy no nombra al showrunner Dan Schneider, pero utiliza el alias “el creador” para hacer referencia a cómo ella fue una de las tantas figuras televisivas en haber sido forzadas por un adulto con poder a realizar cosas inapropiadas, desde probarse ropa interior en su presencia hasta a tomar alcohol como se si se tratara de un rito de pasaje.
Por otro lado, McCurdy también expone una maniobra extorsiva de los ejecutivos de Nickelodeon cuando les contó sus padecimientos en el set. “¿Qué? ¿Nickelodeon me ofrece 300.000 dólares para que no hable públicamente de mi experiencia en el programa? ¿Mi experiencia personal del abuso por parte de ‘El Creador’? Esta es una cadena con programas para chicos ¿no deberían tener algún tipo de escrúpulos?”, se puede leer en el libro en el que también alude a sus trastornos alimenticios y problemas de salud mental, y el rol que cumplió con su madre en su deterioro físico y psíquico.
“Durante toda mi juventud me sentí muy explotada. Todavía reacciono de manera nerviosa cuando lo digo. Hubo casos en los que las personas tenían buenas intenciones y otros en los que sabían exactamente lo que estaban haciendo”, cuenta la actriz en un tramo de su autobiografía. “Mi mamá quería vivir a través de mí su sueño frustrado de ser estrella”, explica McCurdy, quien, al conseguir roles en series como Medium, Over There, Strong Medicine y The Inside, fue usada por Debra para mantenerla a ella, a su padre (quien no era su papá biológico, de lo que se enteró cuando tenía 20 años) y a sus hermanos.
Asimismo, Jennette narra los episodios desgarradores en los que su madre contaba sus calorías, teñía compulsivamente su cabello y blanqueaba su dentadura para que ella fuera “perfecta para la industria”. La obsesión de Debra con la alimentación de su hija hizo que la joven fuera diagnosticada con anorexia cuando tenía tan solo 12 años, época en la que además fue forzada a ingerir medicamentos que retrasaron su desarrollo hormonal, y en la que su madre le practicaba controles vaginales y mamarios sin su consentimiento. “La relación con mi madre se convirtió en el pulso de mi vida”, manifiesta la actriz en un libro tan duro como memorable.
*Barbra Streisand
“Recuerdo que cuando era adolescente soñaba con ser actriz, me metía en los cines y un sábado vi Ellos y ellas y me enamoré de Marlon Brando. Ahí supe que no quería estar en la realidad: quería estar en las películas, aunque no luciera como se suponía que tenía que lucir”, expresó la gran Barbra Streisand en la última entrega de los premios SAG en la que recibió un galardón por su trayectoria, momento en el que recibió una ovación de pie de sus colegas. La estrella rompió moldes desde sus inicios en el mundo del cine y la música, logró reconocimiento como directora cuando era infrecuente ver a mujeres detrás de cámara y, con el paso de las décadas, se convirtió en una fuente de inspiración inagotable.
En noviembre del año pasado, se editó el esperado libro My Name Is Barbra, la autobiografía en la que cuenta, en otras situaciones, las malas experiencias que vivió en determinados rodajes. En uno de los capítulos, recuerda el destrato que recibió por parte de Gene Kelly y Walter Matthau en el set del musical de Kelly, Hello, Dolly!. “Me decepcioné cuando vi que el hombre real no estaba a la altura de la fantasía que tenía al verlo en pantalla –puede leerse en su libro–. Un día fue tan grosero con una bailarina que le pregunté en privado: ‘¿Por qué fuiste tan malo con ella?’ Y él básicamente se rio y dijo: “Sí, fui bastante duro con ella, pero está bien. Solía gritarle así a otra bailarina y se convirtió en mi esposa”.
Por otro lado, Streisand cuenta que Matthau, quien interpretó a Horace Vandergelden en el film, tampoco fue amable con ella. “No creo que sea paranoica, pero sentí como si Gene y Walter tuvieran una actitud hacia mí, y no era positiva... Especialmente por parte de Walter, era abiertamente hostil y no podía entender por qué”, asegura. Como contracara, la actriz recuerda la memorable experiencia de trabajar con Robert Redford en el drama de Sydney Pollack, Nuestros años felices, y lo mucho que le costó persuadirlo a que aceptara el rol de Hubbell Gardiner.
“Rechazó el papel dos veces, y yo quería que lo aceptara porque él tenía esa combinación poco habitual de intelectualidad, carisma, actitud de cowboy y talento, y además no era consciente de eso”, detalla Streisand en sus memorias, en las que revela que requirió de Redford para superarse como actriz: “Necesitaba a un compañero de tenis que elevara mi juego”, describe. Cuando el guion se mejoró, Redford finalmente aceptó coprotagonizar el largometraje que le valió una nominación al Oscar a Barbra en la categoría de mejor actriz. “Lo que hice con Robert fue como una seducción: fue difícil y me rompía el corazón cada vez que declinaba la propuesta, pero cuando se trabajó más en el guion, su papel se volvió más rico y eso derivó en que pudiésemos colaborar juntos”, evoca la artista.
*Matthew Perry
Un año antes de su muerte, el actor Matthew Perry publicó, en noviembre de 2022, Friends, Lovers and the Big Terrible Thing, las memorias en las que recordó los vínculos románticos más importantes de su vida, la experiencia de haber sido parte de Friends y el fuerte lazo que entabló con sus compañeros en la sitcom que lo catapultó a la fama, y su dura batalla contra las adicciones.
“Tuve que esperar hasta que estuviera bastante sobrio, y lejos de la enfermedad activa del alcoholismo y la adicción para escribirlo todo. Y lo principal era que estaba bastante seguro de que ayudaría a la gente”, expresó Perry en el momento de dar a conocer un libro con tramos devastadores. En uno de sus capítulos, el recordado actor reveló cómo estuvo a punto de morir a los 49 años a causa como consecuencia de una perforación gastrointestinal que se produjo luego de que su colon estallara por el uso excesivo de opioides. “Los médicos le dijeron a mi familia que tenía un 2 por ciento de posibilidades de vivir. Me pusieron una cosa llamada máquina ECMO, que hace toda la respiración para el corazón y los pulmones (...) Nadie sobrevive a eso”, puede leerse en sus memorias. “Había cinco personas puestas en una máquina ECMO esa noche y las otras cuatro murieron y yo sobreviví. Así que la gran pregunta es ¿por qué? ¿Por qué yo? Tiene que haber alguna razón”.
En cuanto al comienzo de sus adicciones, Perry escribió que cuando tenía 24 años ya estaba atravesando una situación compleja, si bien creía que tenía la capacidad de controlarla, y así lo sintió durante una década. “Podía manejarlo, más o menos. Pero cuando tenía 34 años estaba realmente atrapado en muchos problemas”, amplió, en referencia a su dependencia de los analgésicos que lo llevó a ingerir 55 pastillas por día, mezcladas con alcohol. “No sabía cómo parar. Si la policía hubiese venido a mi casa para decirme ‘Si bebés alcohol esta noche, te llevaremos a la cárcel’, hubiera comenzado a hacer el bolso. No podía parar, porque la enfermedad y la adicción son progresivas: empeoran a medida que envejecés”, describió Perry, quien les dedicó muchos pasajes de sus memorias a Jennifer Aniston, Courteney Cox, Lisa Kudrow, Matt LeBlanc, y David Schwimmer, colegas y amigos que estuvieron en sus momentos más oscuros.
“Es como ocurre con los pingüinos. Cuando uno de ellos está enfermo o muy herido es rodeado por sus pares, que lo sostienen. Caminan alrededor de él hasta que ese pingüino puede caminar por sí solo. Eso es más o menos lo que el elenco hizo por mí”, aseguró el actor, quien utilizó su libro como canal de comunicación con personas que sufren de adicciones. “Si dejás de estar sobrio, no significa que pierdas todo ese tiempo y educación. Tu fecha de sobriedad cambia, pero eso es todo lo que cambia. Sabés todo lo que sabías antes: siempre y cuando puedas luchar para regresar sin morir, aprendés mucho”, aconsejó.
*Sharon Stone
En marzo de 2021, Sharon Stone se emocionó cuando, a través de sus redes sociales, mostró sus memorias, The Beauty of Living Twice (La belleza de vivir dos veces), una autobiografía descarnada en las que puso la lupa sobre experiencias que sintió que era momento de “sacar a la luz” los rodajes tóxicos que padeció en su carrera como actriz y el calvario que vivió en su infancia.
En uno de los pasajes más duros del libro, Stone cuenta que tanto ella como su hermana Kelly fueron abusadas sexualmente por su abuelo materno y cómo, a los 14 años, cuando este murió, fue obligada a ir a su funeral, lo que fue un momento de quiebre para ella. “Lo empujé y la extraña satisfacción de que por fin estaba muerto me golpeó como una tonelada de hielo”, describe Stone, quien también relata cómo su madre, Dorothy, no la protegió de su abuelo ni tampoco reaccionó ante las secuelas que le dejó el abuso sistemático. “Cuando terminé el libro, se lo leí a mi madre durante tres días”, mencionó la actriz. “Después grabé una hora y media de su conversación, volví a revisar todo el libro y se lo dediqué”, contó, haciendo mencionó a una charla reparadora que pudo tener con su mamá, ya sin rencores.
Además de poner el foco en su vida personal, Stone cuenta en su libro cómo fue tratada como un objeto sexual por parte de algunos directores y actores, y hace hincapié en la filmación de Bajos instintos, particularmente en los pormenores de la secuencia del interrogatorio a la que es sometida Catherine Tramell, su personaje en el film.
De acuerdo a su relato, Stone, quien en ese momento tenía 34 años, fue obligada por el director del largometraje (el holandés Paul Verhoeven) a sacarse la ropa interior por cuestiones técnicas. “No podemos ver nada, solo necesito que te saques tu ropa interior porque el blanco está reflejando la luz”, cita Stone en sus memorias. Al poco tiempo, cuando vio la secuencia en un “cuarto lleno de representantes y abogados”, advirtió que no había sido cuidada por el cineasta. “Le di una bofetada a Paul, me fui, entré al auto y llamé a mi abogado”, relata. Si bien legalmente podría haber conseguido que la toma no se incluyera en el corte final, la culpa le jugó una mala pasada. “¿Qué tal si yo hubiera conseguido esa toma? ¿Qué tal si la conseguí a propósito? ¿O por accidente? ¿Qué tal si simplemente existiera?”, se pregunta.
Luego, tuvo una charla con Verhoeven, quien le reconoció que no procedió como estaba pautado. “Es cierto, el momento del cruce de piernas no estaba en el guion”, le explicó el cineasta. “Fue una idea que pensé a partir de una situación que viví siendo universitario. En nuestro grupo había una chica que venía a las fiestas y nunca usaba ropa interior. Un día un amigo le dijo: ‘¿No te das cuenta de que cuando cruzás las piernas se te ve todo?’ Y ella le contestó: ‘Por supuesto, por eso lo hago’”.
En otro tramo de su autobiografía, Stone también menciona cómo, cuando se realizó una intervención quirúrgica para que le extirparan dos tumores benignos que le habían sido detectados en el pecho, el profesional a cargo decidió ponerle implantes sin consultarle en ningún momento. “Cuando me quitaron la venda descubrí que tenía unos pechos más grandes que antes, que según el médico pegaban más con el tamaño de mis caderas. Había cambiado mi cuerpo sin mi conocimiento ni consentimiento. Pensó que me vería mejor con unos pechos más grandes y ‘mejores’”, recuerda la actriz en su autobiografía, una en la que también le dedica un largo tramo al accidente cerebrovascular que sufrió en 2001 y a las secuelas. “Una de las razones por las que escribí este libro es porque, a medida que fui creciendo, noté cómo la sociedad me decía a mí y a otras mujeres que no valíamos lo suficiente”, le contó la actriz a la presentadora Oprah Winfrey en una cándida entrevista.
*Elliot Page
Cuando Elliot Page editó, en junio de 2023, Pageboy sintió una especie de liberación, como si, al tener el libro en sus manos, finalmente hubiese podido conciliar con ese pasado en el que luchó contra su verdadera identidad por miedo, presiones sociales y años de experiencias en Hollywood que lo traumaron enormemente. El actor adquirió popularidad por su protagónico en La joven vida de Juno, por cuya interpretación recibió una merecida nominación al Oscar. Así, pasó de trabajar como intérprete en su Canadá natal a consagrarse en una industria que paulatinamente le empezó a mostrar su peor cara.
El actor sufrió abuso por parte de una agente de prensa y también fue humillado públicamente por su orientación sexual. En uno de los capítulos de su libro, Page recuerda cuando otra figura de Hollywood lo agredió verbalmente en una fiesta en la que lo expuso frente a sus colegas. “No eres gay, eso no existe. Solo tenés miedo de los hombres“, relata Elliot sobre esa persona que además le dijo que iba a tener sexo con él para que se diera cuenta de que no le gustaban las mujeres. Según Page, esa clase de situaciones eran frecuentes. “Esas personas son las que eligen qué historias se cuentan y crean contenido para que la gente lo vea en todo el mundo (…) y él se enterará de esto y sabrá que es él”, enfatizó, respecto de por qué prefirió no revelar la identidad de la persona que lo agredió. “Hay muchos testigos”, amplió.
En otros tramos del libro, Page alude a la relación secreta que tuvo con la actriz Kate Mara, con quien ahora tiene una gran amistad. De hecho, Mara lo acompañó durante el tour promocional de Pageboy. “La primera persona de la que me enamoré después de que me rompieron el corazón fue Kate Mara”, relata en sus memorias. “Ella tenía un novio en ese momento, el encantador y talentoso Max Minghella (…) Esto fue justo después de que me declarara gay y fue un momento de exploración y también de angustia. Creo que mi relación, o como quieras llamarla con Kate, resume en gran medida una cierta dinámica en la que me encontré constantemente, que era enamorarme de personas que, y creo que muchos de nosotros hacemos esto, no están completamente disponibles”, profundiza.
Además, describe cómo fue el proceso de transición, al que le dedica unas páginas del pasaje final de su autobiografía. “Hoy definitivamente me siento de una manera que nunca pensé que me sentiría”, le contó a revista People, tras la publicación de su libro. “Creo que eso se manifiesta principalmente en lo presente que me siento. El tipo de felicidad y la capacidad de existir. Tuve períodos en mi vida en los que realmente sentí que no era feliz. Hablamos de la alegría trans y la euforia y todas esas cosas y mucho de eso está en la quietud. Me siento tan afortunado”, remarcó.
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