Puente entre Sicilia y Calabria, una quimera recurrente
¿Un puente suspendido entre Sicilia y la punta de la bota italiana? El gobierno de Giorgia Meloni ha reimpulsado este costoso proyecto, que genera polémica desde hace medio siglo y que, según varios...
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¿Un puente suspendido entre Sicilia y la punta de la bota italiana? El gobierno de Giorgia Meloni ha reimpulsado este costoso proyecto, que genera polémica desde hace medio siglo y que, según varios observadores, nunca llegará a ver la luz.
Con ese puente, se podría cruzar de Calabria a Sicilia en un cuarto de hora en auto, gracias a una autovía de seis carriles, y también en tren.
Sin embargo, los fuertes vientos que azotan el estrecho de Mesina, a veces con ráfagas de más de 100 km/h, podrían poner en riesgo su estabilidad. Además, esa zona del sur de Italia se encuentra en el límite entre dos placas tectónicas, y ha sido escenario de sismos devastadores.
Pese a todo, el gobierno afirma que la infraestructura se construirá con la tecnología más puntera y que la parte suspendida entre sus dos pilares, asentados en el mar, sería la más larga del mundo, con 3,3 km.
La ciudadanía en cambio se muestra escéptica, pues no son pocas las obras que, pese a haberse anunciado y financiado, nunca se hicieron realidad por la corrupción o la inestabilidad política del país.
"La población local no confía en la clase política ni en estos proyectos, que se convierten en obras sin fin", explica a la AFP Luigi Storniolo, del colectivo No Ponte (No al puente).
El gobierno italiano pretende invertir 13.500 millones de euros (US$15.400 millones), financiados por el Estado con una contribución de las regiones.
Según el ministro de Infraestructuras y Transportes, Matteo Salvini, el puente "será un acelerador del desarrollo" y servirá para impulsar los intercambios comerciales con Sicilia, que exporta principalmente productos petroleros.
Actualmente, Sicilia se ve afectada por un "coste de insularidad" de unos 6500 millones de euros (US$7400 millones) al año, afirma un estudio publicado por la región.
Sombra de la mafia
Se espera que el Ejecutivo apruebe el proyecto este mes de junio, y que las obras empiecen "este verano" boreal, según Salvini. Se suponía que tenían que haber empezado en el verano de 2024, pero se aplazaron.
La primera ley que preveía la construcción de ese puente data de 1971 y diez años más tarde se fundó la empresa que debía edificarlo, Stretto di Messina Spa.
Durante décadas, gobiernos sucesivos anularon el proyecto y lo volvieron a poner sobre la mesa, hasta que el Ejecutivo central decidió renunciar a él en 2012, en un contexto de crisis de la deuda.
Pero desde que el gobierno de la ultraderechista Giorgia Meloni llegó al poder en 2022, ha defendido la iniciativa.
Para Salvini, el puente de Messina sería además una herramienta de "lucha contra la mafia" que "pasa por la creación de oportunidades de empleo y de esperanza para los jóvenes de la región".
Sin embargo, tanto expertos como políticos locales temen que las mafias calabresa y siciliana, la 'Ndrangheta y la Cosa Nostra respectivamente, acaben sacando tajada de este proyecto faraónico.
Y es que la mafia se adaptó a los tiempos que corren y ahora forma parte de la economía local. Ya no se imponen "con el fusil, pero se cuelan por otras vías más sofisticadas", explica a la AFP Rocco Sciarrone, doctor en Sociología en la Universidad de Turín y especializado en crimen organizado.
La mafia integró la economía legal a través de empresas pantalla, testaferros y redes de corrupción, en sectores como "las excavaciones, la fabricación de cemento y la contratación de mano de obra", según Sciarrone.
- "Una obra insensata" -
Con todo, Matteo Salvini sostiene que el puente crearía 120.000 empleos en Calabria y Sicilia, que son respectivamente la cuarta y la decimotercera región de Europa en número de parados menores de 29 años.
Según Domenico Marino, economista en la Universidad de Regio de Calabria, es poco probable que la creación de puestos de trabajo compense, a largo plazo, la supresión de empleos ligados a las conexiones en ferri.
Y el sindicato CGIL, de izquierdas, calcula más bien que, mientras duren las obras, se contratarán unos 2300 obreros al año.
Por su parte, el Tribunal de Cuentas italiano examinó los presupuestos de 2024 y detectó "un fuerte desequilibrio" en favor del puente en las partidas estatales dedicadas a infraestructuras.
Y ello, estando Calabria y Sicilia desprovistas de trenes de alta velocidad y con cortes regulares de agua debido al mal estado de la red hídrica.
A todo esto se suma el riesgo medioambiental que acarrearía la obra para las reservas naturales protegidas de la zona, advierte el activista Luigi Storniolo.
"Es una obra insensata", denuncia Storniolo. "Se quiere hacer creer a todo un territorio que su única esperanza yace en ese puente que nunca llega".
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