
suicidio
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Santi, quien padecía esclerosis múltiple en fase avanzada, se quitó la vida acompañada de su esposo Stefano, informó la Asociación Luca Coscioni, una ONG defensora del derecho a la muerte, en un comunicado.
"Tras años de progresión de la enfermedad y un empeoramiento drástico de su condición durante el último año, su sufrimiento se había vuelto intolerable", declaró su esposo.
Antes de morir, Santi dejó un escrito para explicar su decisión. "Vale la pena vivir si se desea, incluso hasta los 100 años y en la condición más extrema, pero nosotros, quienes vivimos con este sufrimiento extremo, debemos ser quienes decidamos y nadie más".
"Estoy a punto de morir. No pueden comprender la sensación de liberación del sufrimiento, del infierno cotidiano, que estoy viviendo. O quizás puedas entenderlo. "No se preocupen por mí.
Me llevo sonrisas... Me llevo mucha belleza que me han regalado.
Y, por favor, recuérdenme", agregó la periodista.
La alcaldesa de Perugia, Vittoria Ferdinandi, describió a Ferdinandi como "una mujer valiente, una periodista incansable y una verdadera protagonista en la lucha por los derechos civiles".
"Laura dedicó su vida a defender la dignidad humana, con especial atención a los cuidados paliativos, una batalla que afrontó con gran determinación y pasión", agregó la jefa comunal. "Laura, que tu luz siga brillando en los corazones de todos los que te amaron".
Por su parte, el arzobispo de Perugia, Ivan Maffeis, dijo a ANSA que "este es un día de silencio, lleno de dolor por el sufrimiento que trae la muerte y de gratitud por el camino compartido".
Monseñor Maffeis visitó a Santi en su casa. "Hablamos", explicó la periodista, "de mi vida, mi sufrimiento, mis luchas.
Sobre todo, me escuchó. No hizo ninguna referencia a la Iglesia, al Vaticano ni a Dios".
"'Quienes están fuera de este sufrimiento, me respondió, agregó la periodista, deben inclinarse ante ti. No debemos tener voz ni voto en lo que haces, cómo vives o cómo dejas de vivir.
No puedo estar dentro de tu ropa ni dentro de tus zapatos. Ni siquiera puedo imaginar lo que sientes'".
Del obispo, Santi dijo que tenía "la impresión de que es un hombre libre, muy humilde y profundo. No intentó convencerme ni disuadirme de hacer nada.
“Me abrazó, me alcanzó la botella de agua, se sentó y me escuchó”.
Varias personas han recibido ayuda para el suicidio asistido en Italia gracias a la asociación Coscioni, que trasladó a enfermos terminales a la Clínica Dignitas, cerca de Zúrich, para poner fin a sus vidas antes de una sentencia histórica de 2019 del Tribunal Supremo italiano que legalizó esta práctica en algunos casos.
La sentencia estableció criterios estrictos sobre los casos en los que el suicidio asistido es legítimo e instó al Parlamento a poner fin al vacío legislativo en materia de cuidados paliativos.
Los partidos que apoyan al gobierno de la primera ministra Giorgia Meloni han presentado un proyecto de ley que busca llenar este vacío. (ANSA).




