Natalia Páez
PARA LA NACIONReseña: Criaturas dispersas, de Natalia Gelós
Emilienne Malfatto. De la campiña al frente de batalla
Libros. Sylvia Iparraguirre: autorretrato en presente y pasado
Perla Suez. “El presente nos atraviesa por más que escribamos sobre el pasado”
"No me gusta el narcisismo y la destrucción de la intimidad en las redes"
Eric Sadin: "El modelo impuesto por Silicon Valley se ha convertido en norma"
Morduchowicz: "El saber de los chicos sobre la tecnología es instrumental"
Sylvia Iparraguirre."La literatura demanda, mucho, pero también devuelve"
María Kodama. "Borges decía que nosotros debíamos estar juntos desde vidas anteriores"
Zona independiente. El otro lado de la industria editorial
Eric Sadin: "Está en peligro nuestra capacidad de actuar libremente"
Abelardo Castillo, el escritor que sabía descubrir el talento de los otros
Álvaro Abós. "La biografía es un género peligroso. Te metés en la vida de otro"
Una comunidad de admiradores del libro ilustrado
Abelardo Castillo: "Para conocer a un escritor hay que recurrir a su ficción"
Legados conflictivos. Historias escondidas en los testamentos de escritores
Liliana Heker. "Me obsesiona el trabajo que realiza el tiempo sobre nosotros"
La literatura después de Bob Dylan
Escrito en el cuerpo
Nota de tapa. Saer, el persistente. La vigencia del escritor que creó su paisaje
Libros. Bioy Casares, una vida hecha de literatura
Escritores al límite: cuando la propia crisis se hace literatura
Debates. El Papa, más influyente en la política que en la fe
Más leídas
Dos bancos los ofrecen. Quiénes pueden acceder a los créditos hipotecarios de hasta $250 millones para comprar casa
Se hizo un "nudo". El error de Barco en su primera vez como titular en Brighton (fue goleada del City) y el gran gesto de Guardiola
60 segundos de terror. Una pizzería porteña llena de comensales fue el escenario de un violento robo que incluyó armas de fuego y trompadas
"Nunca imaginé una cosa así". Instaló cámaras ocultas para ver quién le robaba dinero a su padres y se llevó una triste sorpresa