Los chequeos que se hacen al sacar o renovar la licencia buscan encontrar posibles deficiencias o patologías que puedan afectar la capacidad de manejo; la importancia de prestar atención a los cambios del sistema auditivo y de hacer la consulta médica a tiempo
Así como la vista es un sentido imprescindible para conducir un vehículo y por el que se recibe el mayor porcentaje de la información durante el manejo, la audición es también fundamental para poder conducir con seguridad, tanto para el que maneja el vehículo como para el entorno vial en el que se mueve. “El sentido de la audición es fundamental a la hora de conducir, ya que permite al conductor detectar sonidos anormales en el vehículo y también las alertas sonoras del tránsito cotidiano –por ejemplo, las bocinas o sirenas–. Este permite responder rápidamente en forma refleja y efectiva y evitar riesgos tanto para el conductor como para terceros. Es importante resaltar que la localización del origen del sonido requiere de un buen funcionamiento de ambos oídos, con sus pequeñas diferencias en intensidad y tiempo entre los mismos. También, el oído interno es uno de los receptores importantes del sistema del equilibrio”, dijo el doctor Esteban Alberto Bercellini, médico del servicio de Otorrinolaringología del Hospital Alemán.
En tanto, desde CESVI Argentina aclararon que es importante diferenciar dos aspectos de la conducción. Por un lado, la rutinaria de zonas urbanas, rutas o autopistas donde las maniobras se sostienen a lo largo de la conducción o se repiten de manera lógica en base a un estímulo normal o estándar; en esa, el conductor responde más que nada a estímulos visuales. Por el otro está la referida a la respuesta que debe dar el conductor ante algo imprevisto, donde su efectividad está dada por la respuesta inmediata que se tiene ante una situación, como ocurre en los momentos previos a un impacto. En ese caso, el oído puede dar una anticipación al estímulo más directa y anticipadamente que la posibilidad de que el conductor con su vista descubra donde está el riesgo. Frenazos, bocina, gritos etcétera pueden dar una percepción anticipada del riesgo y actuar de forma rápida ante un peligro inminente.
Desde el área de Licencias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires detallaron que, a través de la audición podemos situar la ubicación de un acontecimiento inclusive, antes de que aparezca frente a nuestra vista y, en consecuencia, reaccionar preventivamente. El oído también es el encargado del equilibrio y su mal funcionamiento puede provocar vértigos y mareos. “Una disfunción en el equilibrio impacta en la aptitud para conducir. Así, determinadas deficiencias se compensan con la obligatoriedad de usar espejos parabólicos previa realización de prueba funcional en pista de examen. La audición resulta un sentido que se complementa con la visión”.
Trabajos del CESVI sobre la percepción en cuanto a las cuestiones auditivas como el uso de auriculares o el manos libres arrojaron como conclusión que “la necesidad de que el conductor se compenetre en todo momento con los estímulos que hacen al tránsito y la conducción, ayuda a que en las situaciones de riesgos se ganen segundos o metros de anticipación. En términos prácticos, pueden ser la diferencia entre participar o no de un siniestro grave”.
Desde el Automóvil Club Argentino (ACA), la licenciada Graciela Valles, del Departamento de Educación Vial, destacó que incluyen el tema del sentido de la audición en las charlas viales de seguridad que brinda a sus socios y a la comunidad en general. “La disminución de la audición puede producirse por alguna enfermedad a cualquiera edad del individuo. Por eso, es importante que si el conductor en algún momento mientras conduce no advierte algún estímulo auditivo, que lo tome muy en cuenta y se haga pruebas de nivel de audición.
Y Por otra parte, resulta imprescindible que sean estrictos los controles auditivos por parte de la autoridad al momento del otorgamiento y de la renovación de las licencias de conducir”.
Hora de manejar
El GCBA realiza aproximadamente 340.000 trámites de renovaciones de licencias y 60.000 trámites de otorgamiento de licencias por año. En ambos casos se dejan constancias de los resultados de los exámenes de aptitud: “Al detectar una disminución auditiva, el profesional que evalúa deja un registro que forma parte del historial del vecino. Ese dato se analiza junto con el resto de las áreas y ante esta circunstancia puede exigirse una prueba funcional o determinarse una disminución de la vigencia de la licencia de conducir, de modo de poder controlar la evolución de la pérdida auditiva o ambos. La disminución de la vigencia del registro busca aumentar la frecuencia con que les realizamos los controles a las personas con disminución de la capacidad auditiva”.
Desde el área de Licencias agregaron que realizan “el examen de Barrido Tonal que comprueba el estado auditivo del vecino. Los profesionales del área de Fonoaudiología le informan al vecino la situación y lo derivan para que pueda realizar la consulta con un especialista y así tener un seguimiento y tratamiento de la afección detectada. En este sentido, desde el área se realiza una prevención primaria de la salud de los conductores”.
Durante los exámenes para otorgar o renovar la licencia, Bercellini dijo que “uno de los problemas auditivos más prevalente es la presbiacusia, que es el deterioro de la audición producido por la pérdida de la función de las células del oído interno relacionado con el envejecimiento y que comienza a manifestarse desde los 60 a 65 años. También son frecuentes la hipoacusia producto de la exposición a sonidos intensos (trauma acústico) cada vez más en jóvenes, y las pérdidas genéticas, estas últimas sin que necesariamente conozcamos un familiar con déficit auditivo. Otras causas son las secuelas de infecciones crónicas de oído y el uso o abuso de medicamentos tóxicos para el oído”.
Victoria Crocci, coordinadora de la Escuela de Conducción y Tránsito del ACA, destacó que el grupo etario con mayor prevalencia de disminución auditiva son los adultos mayores de 65 años, siendo también en este grupo la tercera enfermedad crónica más frecuente. “Pero no son el único grupo afectado, ya que la audición se empieza a perder cada vez a más temprana edad, por lo que continuamente es más frecuente la pérdida de audición en gente joven”, dijo. Y respecto del aprendizaje, agregó que “al enseñar a manejar se deja en claro que hay que estar atentos a la información recibida por la vista, pero también que la audición es básica para circular con seguridad”.
Otros problemas auditivos que se reflejan según el doctor Bercellini pueden ser las afecciones del oído interno (o caracol), del nervio auditivo o de la corteza cerebral auditiva que no pueden corregirse con fármacos ni con cirugías que no involucren prótesis. “La mejoría en la audición en estos casos se logra con el uso de audífonos convencionales o con prótesis parcialmente implantables, como un implante coclear. Hay varios grados de hipoacusia, que pueden afectar a uno o a ambos oídos. Se considera discapacidad auditiva cuando las pérdidas son de grado severo o profundo sin tener en cuenta el beneficio que puedan tener con ayudas auditivas como audífonos o implante coclear. Un individuo con discapacidad auditiva puede manejar un vehículo (licencia particular) con la ayuda auditiva apropiada para el caso”.
- El conductor debe ir atento en cada trayecto, potenciar su atención visual e ir a una velocidad que le dé más tiempo de reacción.
- Debe aumentar los chequeos visuales en los puntos de riesgo, como intersecciones y pasos peatonales, mantener la distancia entre autos, no salir de noche o no ingresar en vías rápidas que son más exigentes en cuestiones físicas de vista u oído.
- Conducir en silencio dentro del vehículo y con alguna ventanilla baja para oír los sonidos externos.
- Los mayores con hipoacusia deben manejar con los audífonos colocados. Si la pérdida de agudeza auditiva combinada de ambos oídos es mayor del 45%, además, debe realizar adaptaciones en los autos como llevar un espejo panorámico interior y espejos retrovisores exteriores a ambos lados del vehículo.
Para la doctora Clara Perret, médica geriatra del Hospital Alemán, “los problemas auditivos en general tienen algún tipo de solución, aunque sea parcial. Sin embargo, a pesar del uso de dispositivos o cuando el paciente no puede adaptarse a los mismos, la hipoacusia puede contribuir al aislamiento social y aumentar el riesgo de depresión, deterioro cognitivo y pérdida de autonomía. Es importante que quienes los rodean, tanto familiares como amigos, faciliten la comunicación reduciendo el ruido del ambiente y hablándole a la cara, pronunciando bien las palabras, de manera pausada. Cuando esta es la principal afección y no se acompaña de otros trastornos visuales, cognitivos o motores que puedan comprometer la seguridad, es aconsejable que sigan manejando si lo desean, pero con todos los cuidados necesarios”.
Para esta profesional, la hipoacusia en forma aislada no es un impedimento al momento de renovar la licencia en las personas mayores. “La conducción es una tarea compleja que involucra habilidades perceptuales, cognitivas y motoras, que permitan mantener un estado de continua alerta para afrontar eventos inesperados. Es así como en los casos de personas mayores que, además de la hipoacusia, presentan alteraciones visuales o cognitivas, sí existe un riesgo incrementado de accidentes y puede ser desaconsejable que sigan conduciendo”.
Atención
¿Cómo darse cuenta que se está perdiendo la audición? “El inicio del deterioro de la audición en adultos suele ser progresivo. Por eso, hay que prestar atención a algunos síntomas para hacer una consulta a la brevedad, como cuando cuesta comprender conversaciones con ruido de fondo o a personas que hablan muy rápido o con voz aguda; si debe elevar el volumen de la TV a una intensidad mayor de la que solía escuchar o si le cuesta escuchar sonidos agudos, como timbres, llamada de celulares, temporizadores, etcétera. Es difícil darse cuenta del problema tanto como aceptarlo. Es común escuchar en la consulta que el problema es del otro porque habla bajo o poco claro”, dijo el doctor Bercellini. Y sobre el uso del audífono aclaró: “La inmensa mayoría de los adultos que podrían beneficiarse con la utilización de uno no lo hacen por una cuestión estética (los consideran un símbolo de envejecimiento) o de comodidad (dicen que son incómodos). Sin embargo, el beneficio de un audífono bien adaptado (que no genere distorsión sonora y sea cómodo) rápidamente sobrepasa estos prejuicios en los que sí deciden utilizarlos. El avance de la tecnología, tanto en la calidad del sonido, la miniaturización y la conectividad con otros dispositivos (como celulares) hace que día a día sea más fácil aceptar su utilización. Sabemos que la depresión secundaria al aislamiento es uno de los factores de riesgo de demencia que pueden ser corregidos si mejoramos las pérdidas auditivas a tiempo”.
En este sentido, Perret afirma que para el adulto mayor conducir significa autonomía, identidad, independencia y placer para los que disfrutan hacerlo. En muchas ocasiones es importante para el trabajo, la participación social, el acceso a servicios de salud o el turismo. “Cuando la pérdida auditiva es secundaria a la presbiacusia, por el envejecimiento, generalmente es gradual y el adulto mayor puede ir adaptándose a las sucesivas limitaciones. Por el contrario, si es súbita el proceso de aceptación y adaptación es más difícil”.
Desde el CESVI detallaron que la disminución auditiva en general no es un tema que impida recibir la licencia, pero puede ser que el deterioro físico venga acompañado de otras cuestiones y es ahí donde los especialistas médicos pueden dar la posibilidad de exclusión: “Cada caso es único, pero es importante entender lo que significa para una persona mayor la posibilidad de movilizarse y vincularse. Hace a su mejora o sostenimiento de un estilo de vida, por ende en algunos casos es conveniente restringir la licencia para ciertos usos a excluirlo de la posibilidad de manejar un vehículo”.
Perret agregó que “es importante acompañarlos en la transición al cese de la conducción. Anticiparse con un análisis exhaustivo de las opciones de transporte para complementar o reemplazar la conducción. Anticiparse y prepararse, podrían mitigar los efectos negativos de dejar de conducir como pueden ser el aislamiento social, la depresión y dependencia”.
Pero más allá de eso, en el futuro sistemas como la conducción autónoma, la inclusión de avisos luminosos en las pantallas táctiles de los vehículos o de vibraciones en el volante en situaciones de peligro, facilitarán la conducción en adultos mayores con hipoacusia.