La Chad 410 es pura diversión

Su próximo barco

28 de noviembre de 1998
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Actualizado el 26 de junio de 2020

Chad-One, un nuevo astillero, ha presentado un par de prototipos de su Chad 410, una embarcación de intrigante _pero nada disparatado- diseño. A medio camino entre una auténtica lancha, un semirrígido y una moto de agua, el Chad 410 demuestra tener personalidad propia, y muy interesante.

Se lo ha fabricado en fibra de vidrio, con una carena en V profunda, pero visto desde lejos aparenta ser de goma inflada. Muy estable, soporta a tres personas paradas sobre uno de sus pontones de sección circular, lo que constituye, ya al momento de subir, un factor para tener en cuenta en su evaluación.

Hemos probado un modelo equipado con un fuera de borda de trabajo de 40 caballos, y la impresión es que ya no admite ni un pony más; tan tremenda es su velocidad y aceleración, como así como su maniobrabilidad; el Chad, si se lo exige, es capaz de virar casi sobre su propia eslora, casi cortando la respiración.

El asiento, con capacidad para tres personas es longitudinal, o sea que este barco debe ser cabalgado, y debajo de él está la bomba de achique eléctrica, la batería y un tanque de 35 litros de combustible. A proa, un generoso pañol cerrado permite conservar secas los cosas que se transportan.

Precisamente, el tema de la sequedad -o no- cuadra a esta embarcación tan particular. El Chad 410 moja, salpica. Si bien los pies no van en el agua como en las motos, sino en un bien protegido piso interno, la velocidad y el bajo francobordo lo hacen salpicador.

Agua va...

Esta característica, fantástica para algunos (especialmente en verano), pero no tanto para otros, puede llegar a ser un factor decisivo en el momento de la decisión de la compra.

Pero, por otra parte, el bote es extremadamente seguro de navegar, y hasta -provisto de un fuera de borda de turbina- llegar a ser una notable embarcación para auxilio y emergencias, dado que, además de su piloto, puede transportar tres personas más, llegado el caso.

Rígida en su construcción, bien terminada en sus detalles, la nave entra en el mercado en una franja con pocos -o ningún- competidor directo.

Solamente hemos hecho notar a sus fabricantes algunas mejoras sugeridas para la producción seriada, las que han sido debidamente tomadas en cuenta.

El motor está demasiado bajo, lo que arrastra de más e impide una instantánea salida en planeo. Asimismo, al menos en su versión deportiva, debería utilizarse una unidad no más potente (40 HP es el límite, se dijo), sino más picante, con mayor torque en baja. Un trim sería de desear, pero no parece estar en los planes de los fabricantes de esas potencias.

También es necesaria la instalación de una o dos manijas transversales en el asiento, para los tripulantes, a la manera de una moto terrestre, o bien estribos en el piso, porque el Chad 410, de puro liviano, es capaz de brincar sobre las olas como si fuera un potro, y no sea el caso que despida a algún tripulante por la borda, aunque en esa hipótesis la vuelta a bordo, por medio de unos huecos a manera de pasamanos, empotrados en los pontones, es harto más simple y menos exigente que en una moto de agua convencional.

Su precio, sin motor, es de $ 4800, y el astillero está en Calle 123 Nº 2663, San Martín, telefax 753-1290/6582 y 754-3662.

En suma, una nave excitante, cargada de pimienta, algo distinto, un petardo acuático. Unico. No se le puede pedir más.

La opinión de un experto

El conocido motonauta y piloto de pruebas Rodolfo Oelrich fue consultado por La Nación para conocer su visión acerca de la Chad 410. Al respecto, el especialista dijo: Se trata de una embarcación multipropósito, que puede utilizarse para competencias, paseos, pesca (con algunas modificaciones), salvataje y auxiliar, en general.

Tiene una salida muy buena, se agarra y dobla con todo y, alcanzado el planeo, demuestra una fuerte capacidad de aceleración. Yo solamente le mejoraría el carenado de la obra muerta en popa.