Cuáles son sus ventajas y desventajas; qué tipos de transmisiones AT existen, cómo funcionan y en qué se destacan; el gran crecimiento de estos vehículos en la última década; precios de los más accesibles
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“Yo no voy a dejar que el auto haga los cambios por mí”, “con caja automática gasta más que país en guerra”, “si se rompe te sale más cara que un coche nuevo” ¿Cuántas veces escuchamos frases por el estilo respecto del funcionamiento y rendimiento de las cajas de velocidades automáticas?
Sin embargo, todos estos prejuicios van quedando o están en el pasado: las cajas automáticas de hoy no son las de antaño y los beneficios que reportan, en especial en el tránsito urbano (en el que la inmensa mayoría de los vehículos circula más del 90% de su vida útil) son palpables. Y los usuarios lo demuestran: en la última década, en nuestro país, los vehículos automáticos pasaron de una participación en el mercado, en términos de automóviles y comerciales livianos, del 5,3% en 2011 al 33,1% en lo que va de 2021.
La tendencia es contundente: hay una migración muy clara del uso de la caja de velocidades manual hacia la transmisión automática en sus diversas variantes. Esto sucede en todo el mundo y la Argentina no es la excepción.
¿Cuáles son esos beneficios? El primero y más evidente es el confort en la conducción. Todos sabemos que el tránsito es cada vez más complejo y lento, por lo que no hacer cambios en forma constante no solo es un alivio físico y un descanso para la pierna izquierda: el desgaste del embrague, típico en un vehículo de transmisión manual (muchas veces incrementado por vicios como mantener el pie izquierdo sobre el pedal, esperar el semáforo verde con la primera marcha engranada o hacerlo “patinar” en exceso en subidas o arranques), queda fuera de la responsabilidad del conductor. Un embrague manual bien utilizado puede superar los 200.000 km, pero maltratado no llegará a los 100.000. La caja automática, con mantenimiento adecuado debería superar con creces esos kilometrajes; pero si fallan, por su complejidad la reparación es más costosa.
En las horas con picos de tránsito en autopistas y avenidas con muchos semáforos, una caja automática es más que bienvenida tanto por la comodidad como porque saca de la cabeza de los conductores menos duchos un factor que puede tensionarlos en varias situaciones de marcha. No todos tienen la misma habilidad en el manejo de una transmisión (embrague-caja) manual. Caso típico: en una pendiente el automático no se va para atrás; se retiene solo.
Dicho de otra manera, el auto resuelve situaciones como rebajar cuando frenamos, acelerar cuando se le requiere y mantener un régimen bajo del motor a velocidad constante, lo que reduce el consumo. Al conductor le queda solo controlar el volante, el acelerador y el freno.
Si bien es cierto que la habilidad en el manejo de una caja manual redunda en un menor consumo, también lo es que las actuales cajas automáticas son muy eficientes, incluso tanto o más que la mayoría de los conductores. También es verdad que hay cajas automáticas con un funcionamiento más fluido, suave y rápido (“patinan” menos) que otras, según el tipo de transmisión que se trate; pero, en general, las cajas automáticas actuales ofrecen un andar ágil y económico. Otra “desventaja” es que las versiones AT son más costosas que las manuales.
Los diez autos AT más baratos
1. Volkswagen Gol Trend 5P 1.6 Trendline Tiptronic
$ 1.834.256
2. Toyota Etios 5P 1.5 XLS AT4
$ 1.943.000
3. Toyota Etios 4P 1.5 XLS AT4
$ 1.995.000
4. Renault Sandero 5P 1.6 GT Line CVT
$ 2.127.700
5. Renault Logan 4P 1.6 Intens CVT
$ 2.183.000
6. Renault Sandero 5P 1.6 Intens CVT
$ 2.202.900
7. Volkswagen Virtus 4P 1.6 MSI Tiptronic
$ 2.218.676
8. Nissan Versa 4P 1.6 Sense CVT
$ 2.297.200
9. Citroën C3 5P 1.6 VTi Feel AT6
$ 2.307.800
10. Volkswagen Polo 5P 1.6 MSI Trendline Tiptronic
$ 2.361.400
Tipos de cajas automáticas
Los usuarios argentinos fuimos esencialmente adeptos a las cajas de velocidades manuales. Había dos factores para ello. Primero, nuestra idiosincrasia conductiva surgió de la europea (autos “chicos” y más “económicos”; por lo tanto, con caja manual) y no de la norteamericana (que desde los años 50 de siglo pasado se decantó por los coches “grandes” con caja automática). Si bien en nuestro país se fabricaron muchos modelos de origen estadounidense, se trató de autos “compactos” (Ford Falcon, Chevrolet 400, Torino y otros) y, según el gusto local, con cajas manuales. El primer modelo de serie de fabricación nacional con caja automática fue el Dodge Coronado Automatic en 1970, que contaba con una transmisión Torqueflite A-904 de tres marchas (lo que no favorecía el consumo), mientras que las cajas manuales, casi todas de cuatro marchas, empezaron a agregar una quinta velocidad: más agilidad y menos gasto. El segundo factor derivó del primero: escasa oferta de modelos con transmisión automática, que no eran apreciadas por su lentitud y alto consumo.
Pero, desde la aplicación de la electrónica, mejores materiales y tecnologías más avanzadas, las cajas automáticas avanzaron muchísimo. Básicamente hay cuatro tipos de transmisión automática: manual robotizada, con convertidos de par, de doble embrague y las CVT (Continuously Variable Transmission).
Las robotizadas son cajas manuales con un comando electrónico (“robot”), que se encarga de “hacer” los cambios mediante una serie de pistones (neumáticos o hidráulicos) que operan el embrague y el selector de marchas. Un ejemplo de este tipo de transmisión es la caja I-Motion de Volkswagen. También se utiliza mucho en los camiones.
La caja automática con convertido de par es la más clásica, longeva y difundida. Las primeras datan de principios de los ‘40 en Estados Unidos. El convertidor de par más usual es el hidráulico; se trata de un conjunto que básicamente consiste en dos elementos: la bomba, solidaria con el motor (que es el que genera el par o torque) y la turbina, fijada a los ejes de engranajes de la caja, que tienen sendas hélices inmersas en aceite. Al girar el motor, la hélice de la bomba genera un torbellino que mueve las palas de la turbina y así se transmite la fuerza del motor a la caja. Obviamente, tiene otros componentes y las actuales cuentan con electrónica para optimizarlas.
Las cajas Tiptronic son una variación que introdujeron un tono deportivo a las cajas automáticas: la opción de realizar los cambios en forma manual y secuencial, ya sea con la propia palanca selectora como con el más sofisticado sistema de levas en el volante (paddle-shifts).
En la caja de velocidades de doble embrague, un sistema robotizado comanda dos conjuntos de embrague y selectores de cambios; uno para las marchas pares y otro para las impares. Por ejemplo, mientras el auto está en primera velocidad, la segunda ya está en posición con su respectivo embrague preparado para engranarla. Así, en vez de qué se muevan los engranajes para acoplarse (como sucede en todas las cajas anteriores) simplemente se desactiva el primer embrague y se activa el segundo. Estas cajas se caracterizan por ser muy rápidas en el pase de los cambios y cuentan con funcionamiento manual-secuencial.
Las más modernas son las cajas CVT. Es decir, la transmisión continua variable. Todas las cajas que analizamos (incluidas las manuales) se basan en un complejo sistema de engranajes y piñones que se acoplan y desacoplan para obtener fuerza (cambios bajos) o velocidad (cambios altos). Muy utilizadas hoy, en especial por los fabricantes japoneses y asiáticos, las CVT tienen un convertido de par y aceite, pero en vez de hélices y engranajes, tienen dos poleas que se abren y cierran por acción de este líquido, permitiendo que una “banda” (cadena o correa) varíe continuamente las relaciones para obtener fuerza o velocidad. En las cajas tradicionales, las relaciones son fijas y están dadas por la cantidad de dientes de los engranajes que se acoplan.
Las cajas CVT más modernas también tienen una serie de marchas “preprogramadas”, que simulan las relaciones fijas en el modo manual-secuencial. En teoría, las CVT deberían ser las automáticas más eficientes en cuanto al consumo, pero el secreto está en acelerar siempre de la forma más progresiva posible para evitar que “patine” en exceso (trepa el régimen del motor, pero durante una fracción de segundo el vehículo no se impulsa proporcionalmente).
Expansión en la Argentina
Según los datos del Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina (Siomaa), las estadísticas que utilizan fabricantes, concesionarios y otros actores de la cadena de valor automotriz, en 2011 el 94,7% de los automóviles y comerciales livianos 0km que se vendieron tenían caja de velocidades manual (MT) y solo el 5,3% (39.284 unidades sobre un total de 737.872) se comercializaron con caja automática (AT). La brecha se mantuvo prácticamente igual en 2012, pero con los automáticos en ascenso: 94,3% contra 5,7% (41.721 vehículos). En 2013, la ecuación fue casi idéntica: 94,4% MT y 5.6% AT (47.243).
Hubo un pequeño pero significativo salto en 2014, cuando el share se repartió con un 93,7% para los manuales y 6,3% para los automáticos (39.312). Y otro de casi un punto en 2015: 92,8% versus 7,2% (43.028). En 2016, el porcentaje de automáticos rozó los dos dígitos, con el 9,7% (65.671) contra 90,3% de los MT.
En 2017, siempre según los datos del Siomaa, los AT pasaron a porcentajes de dos dígitos que no han cesado de crecer. Ese año, del total de 857.210 de automóviles más comerciales livianos, el 13,1% de los 0km patentados fueron automáticos (112.665 unidades), mientras que el 86,9% restante disponían de caja manual. Otro salto significativo se dio en 2018: 80,8% de unidades MT contra 19,2% de AT (147.637). En 2019, la torta se repartió con otra contundente alza de los AT, que registraron el 25,1% de las matriculaciones (110.290) frente al 74,9% de las unidades con caja manual.
Sacudido por el coronavirus, en 2020, del total de 323.743 unidades 0km patentadas, el 29,8% (96.552) tenían caja automática y manual el 70,2% restante. Lo que es mejor, en lo que va de este año la proporción de automáticos es todavía mayor: 33,1% (75.378) contra 66,9%.
Este crecimiento tiene sustento en que hoy muchos de los SUV que se venden solo cuentan con caja automática (CVT o Tiptronic) o con apenas una versión manual; que los vehículos premium y de alta/media gama son casi todos automáticos; ni hablar de los “hipertecnológicos” (híbridos, eléctricos). Así, la tendencia hacia el vehículo AT, a pedido de la demanda, “decantó” hacia los segmentos de modelos más populares (chicos), cuyas gamas hoy ofrecen versiones automáticas.
A modo de ejemplo, del Fiat Cronos, el modelo más vendido de la Argentina, las ventas de la versión automática Precision en estos primeros siete meses de 2021 registran un aumento del 60% respecto del total de AT que se vendieron en 2020, a pesar que es el de mayor precio de la gama ($2.444.000).
Autos y SUV más accesibles
Obviamente los modelos con caja automática más baratos del mercado son los del segmento B (chicos o compactos) tanto hatchback (5 puertas) como sedán (4 puertas). El más económico es el Volkswagen Gol Trend Trendline 1.6 Tiptronic, que cuesta $ 1.834.256. Le siguen las dos versiones del Toyota Etios XLS 1.5 AT4, hatch ($ 1.943.000) y sedán ($ 1.995.000), que resulta así el cuatro puertas AT de menor precio. Los restantes pueden verse en más arriba en el cuadro Los diez autos AT más baratos.
Entre los B-SUV, el más accesible resulta hoy el Hyundai Creta Style AT, que llega de Brasil a US$25.900 (al dólar oficial, $102,33, tiene un valor de $2.650.347). Luego se encolumnan: Honda HR-V 1.8 LX CVT ($2.746.400), Citroën C4 Cactus VTI Feel Pack AT6 ($2.749.300), Volkswagen Nivus 200 TSI AT6 Comfortline ($2.762.150), Peugeot 2008 THP 1.6 Sport Tiptronic ($2.767.200), Nissan Kicks Advance CVT ($2.767.400), Renault Duster 1.6 4X2 Intens CVT ($2.802.800), Renault Captur 1.6 Intens CVT ($2.831.000), Renault Duster 1.3 TCe 4X2 Outsider CVT ($2.831.000), Ford EcoSport 1.5 Titanium Dragon AT ($2.831.500) y los Jeep Renegade Sport y Longitude 1.8 4x2 AT, cuyo valor es de $2.847.200.
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