Desde julio, la fachada del edificio está cubierta por una lona; detrás, trabaja un equipo de 210 especialistas en conservación; también recuperan tres salones, dos patios interiores y la cúpula
Desde julio pasado, una lona gris de más de 5000 metros cuadrados cubre la fachada principal del Palacio del Congreso para proteger a quienes transitan por la ajetreada Avenida Entre Ríos. Detrás, un equipo de 210 especialistas en conservación acelera la restauración del edificio de 39.210 metros cuadrados cubiertos. La intención es que el monumento neoclásico italiano luzca como nuevo el próximo 10 de diciembre, cuando el presidente jure ante la Asamblea Legislativa.
A la puesta en valor de la Cámara de Diputados, se suman ahora nuevas obras en el sector que ocupa el Senado y sobre el frente del edificio, donde se ubica la Entrada de Honor por la que ingresan los mandatarios. Según informó a LA NACION la Dirección General de Comunicación Institucional del Senado, avanza la refacción de los salones Azul, Arturo Illia y De las Provincias, dos patios interiores y la fachada.
Los trabajos en ejecución se suman a otros realizados entre 2017 y 2018, que incluyeron el recinto, las ventanas estilo romano del Salón Azul, los dos halls de acceso sobre Hipólito Yrigoyen, el Salón Eva Perón y el Atrio de Entre Ríos, así como la restauración de luminarias históricas en los lugares por los que se circula.
Sin embargo, resta mucho por hacer: el Congreso argentino es uno de los más grandes y bellos del mundo. Proyectado con la magnificencia romana, ocupa en el barrio de Balvanera la manzana limitada por las avenidas Rivadavia y Entre Ríos y las calles Combate de los Pozos e Hipólito Yrigoyen. Fue inaugurado en 1906 y conforma, junto con la Casa de Gobierno, el eje cívico de la ciudad de Buenos Aires a lo largo de la Avenida de Mayo. Posee cinco plantas y su sistema estructural es de mampostería y acero.
Esta es la primera vez que se encara una restauración integral del edificio, declarado Monumento Histórico y Artístico Nacional. Las obras son supervisadas por la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos; algunas son ejecutadas por expertos de la Dirección de Obras de la Cámara alta y otras, por las empresas ganadoras de las licitaciones.
Uno de los espacios más complejos en el que se trabaja es el Salón Illia, o Salón de Lectura. Posee todos los ornamentos decorativos que se aprecian en los diferentes sectores del palacio. "Es un cubo perfecto, tiene 11 metros de largo por 11 de ancho, y otros 11 de alto. Se trabaja en la terminación de muros y cielorrasos, recuperando el color y la textura originales, mezcla de verdes, beige y ocres, todos en la gama de los pasteles", explicó el inspector de obras Javier Vitali Mayor.
Debido a que en el lugar se realizan reuniones de comisión y actividades de interés público, y a que allí también se instala el equipo de televisión, fue necesario readecuarlo a nivel tecnológico. También se recupera la boiserie, deteriorada por el sistema de calefacción instalado detrás de los paneles de madera y por el uso cotidiano del salón.
Arañas
Además, se limpia la araña que corona el salón, en la que se hallaron antiguos restos de nicotina adheridos a las cadenas y a las tulipas debido a que en ese espacio los senadores solían fumar habanos. A la araña del Salón Azul, le sigue en importancia esta del Illia: es de bronce macizo sin pátina y aún se observa la inscripción de los fabricantes nacionales. Se está recuperando bajo la guía de publicaciones históricas que dan cuenta de cómo y con qué materiales se construyó el palacio entre 1896 y 1946, cuando la obra fue completada.
En ese espacio también se recupera el balcón, con pulido de la boiserie y los bronces.
En el Salón Azul, que está casi listo, se intervienen revestimientos y muros, mientras que en el De las Provincias -donde se realizan grandes reuniones- "se renuevan muros, maderas y techos. Este espacio es el eje monumental del edificio, posee dos niveles de altura y presentaba patologías estructurales en la bovedilla de la cubierta, que provocaban caída de agua al punto de tener que colocar baldes", dijo Alejandro Piaggio, a cargo de su inspección.
La recorrida de LA NACION con los especialistas continuó por dos patios interiores que rodean al recinto. Allí "se intervienen las carpinterías, los vitrales y el cielorraso que conforman los cerramientos colocados en la década del 40, ya que originalmente era un espacio abierto", explicó Ezequiel Nahas, jefe del Departamento de Obras y Conservación.
Los vitrales desmontados se restauran en un taller instalado especialmente en el sector trasero del edificio. De los 3000 metros cuadrados de vitrales que posee el palacio, se recuperó aproximadamente la quinta parte. Presentan distintas patologías; hay piezas a las que solo hace falta limpiar y existen otras que, debido a intervenciones anteriores de mala calidad, es necesario restaurar por medio de un proceso que puede incluir horneado y/o pintado a mano para recrear los motivos originales.
Respecto del trabajo sobre la fachada de la Avenida Entre Ríos, se trata de la primera intervención integral de la envolvente, es decir la piel del exterior del palacio. Contempla todos sus componentes de piedra, exceptuando las aberturas de madera y las barandas de bronce. Dudan los expertos que pueda estar concluida para diciembre porque tendrán que limpiar, arreglar y reponer piezas faltantes. Además la pared sufrió patologías típicas de las estructuras expuestas al hollín, las inclemencias del tiempo, el guano de aves, las grietas y las agresiones del hombre, ya que el lugar es epicentro de protestas callejeras. "Se detectó que la piedra de la fachada proviene de una cantera de Córdoba, de la que se está retirando material para las reparaciones", agregó Piaggio.
Con relación a la cúpula, terminaron los trabajos en su recubrimiento interno, pero aún falta restaurar el primer casquete. Posee 80 metros de altura y está revestida en cobre que, en contacto con la atmósfera, le otorga su color verde característico.
Inversión
La Dirección General de Comunicación Institucional del Senado informó a LA NACION que la inversión en las tareas de restauración asciende a un total de 236 millones de pesos. Los trabajos fueron adjudicados considerando las ofertas de menor valor e incluyeron cuestiones relacionadas con la estructura y la seguridad del edifico, la renovación de cañerías y del sistema eléctrico, entre otros puntos.
"Las tareas se financian con presupuesto propio proveniente de un ahorro en gastos corrientes, con el que se creó un fondo rotatorio destinado a pagar obras de restauración. Es decir, no se utilizaron partidas excepcionales", señalaron los voceros.
La puesta en valor del sector de Diputados empezó en 2012, a cargo del Plan Rector de Intervenciones Edilicias (PRIE), creado por ambas cámaras para la restauración del Congreso. En 2015 pasó a depender de la Dirección de Obras de la Cámara baja. Los trabajos "se hicieron con fondos propios provenientes del Fondo de Reserva de la Cámara. El más importante fue el realizado en el Bajo Recinto, con un costo de 11 millones de pesos", dijeron voceros.Además se restauraron los salones De Pasos Perdidos, Delia Parodi y Blanco.
Fotos: Ricardo Pristupluk
Edición fotográfica: Fernanda Corbani