Ciudad: más hojas en calles y veredas por la reducción del 23% de los barrenderos
Muchos trabajadores no están disponibles por pertenecer a grupos de riesgo frente al Covid-19, sumados a los contagiados y los contactos estrechos
Las calles y las veredas porteñas se inundan de hojas secas que caen de los árboles, inevitablemente en esta época del año, y ofrecen postales que pueden ser colocadas en cualquier catálogo publicitario. Aunque es atractivo el colorido particular de tonos amarillos, rojizos y marrones que forman alfombras crujientes, en las últimas semanas algunos barrios parecen estar más tapados de hojas que en años anteriores. La pregunta sale sola: ¿se redujo la limpieza en la vía pública?
El año pasado, en plena discusión por la coparticipación federal y días antes de que la Ciudad presentara el presupuesto 2021 para todas las áreas, uno de los ejes principales del debate pasó por los recortes que debería hacer el gobierno porteño debido a la quita de fondos nacionales. La recolección de residuos y el mantenimiento de calles, veredas y espacios públicos tendría, según se explicó entonces, una reducción del presupuesto como consecuencia directa de un ajuste en las asignaciones, más notable por el direccionamiento que debió hacerse hacia el sector de la salud para afrontar la pandemia.
Sin embargo, según pudo saber LA NACION, los colchones de hojas que se ven en las calles y veredas no están relacionados a este ajuste, sino a una reducción del personal como consecuencia del Covid-19, ya que hay muchos empleados que no pueden hacer las tareas habituales por pertenecer a grupos de riesgo y, además, por los contagios que se fueron sucediendo en los últimos meses. Según la información oficial, la planta de trabajadores de higiene urbana se redujo un 23%.
Las pilas de hojas se ven acumuladas junto a los cordones o entre los autos estacionados; parecen estar a la espera que alguien las recoja, pero pueden estar en el mismo sitio durante días. A cada paso también se pueden observar a los vecinos que tratan de despejar las veredas del manto amarillento.
“Hubo una reducción de barrenderos que realizan el servicio manual desde el inicio de la pandemia. Muchos están resguardados por ser personal de riesgo; con los trabajadores activos, la dinámica es versátil porque pueden aparecer casos positivos de coronavirus o deben aislarse por ser contactos estrechos”, indicaron desde el gobierno porteño que espera recuperar las bajas de los recursos humanos lo más pronto posible.
¿La menor cantidad de barrenderos impactó en la recolección de hojas secas? En algún punto, sí, porque son ellos los encargados de recolectarlas, aunque no tienen la responsabilidad exclusiva de hacerlo. Fuentes oficiales explicaron que, para no resentir el servicio, se rearmó el organigrama teniendo en cuenta el mapa de arbolado de la ciudad, los sectores donde hay mayor caída de hojas y aquellos lugares críticos o con riesgo de anegamientos ante fenómenos meteorológicos. “Por otro lado, estamos haciendo campaña de comunicación a vecinos y encargados para que colaboren con el barrido de veredas y su correcta disposición”, agregaron.
El total del servicio de higiene urbana de la ciudad cuenta con 6400 trabajadores. Desde el inicio de la pandemia, se desafectó al 18% (1152 personas) por ser personal de riesgo, a los que se suma un 5% más diagnosticados con Covid-19 o aislados por ser contactos estrechos. Es decir que en la actualidad hay disponibles menos de 5000 empleados.
A pesar de esta situación la desinfección de entornos de escuelas, unidades febriles de urgencia (UFU), ferias itinerantes y otros espacios continúan, como el año pasado, con el mismo ritmo de mantenimiento. Además, las fuentes confirmaron que la reducción de los días de recolección de residuos aún no se implementó y que, por el momento, quedó en suspenso.
Ese contrato es de los más abultados que afronta el gobierno porteño todos los años y el que habían apuntado a reducir como consecuencia del recorte de los fondos nacionales. Con una partida anual de $30.000 millones se pretendía recortar al menos unos $3000 millones, con un nuevo esquema de recolección para dejar de levantar los residuos los feriados y los fines de semana.
El sistema de recolección de residuos e higiene urbana se presta mediante un contrato con seis empresas y vencimiento en 2024: Cliba, AESA, Urbasur, Nittida, Ashira y Solbayres, que se reparten distintas zonas de la Capital desde 2014. A todas ellas también se les pretendía recortar el margen de ganancia, alrededor de un 2% anual. Después de varias semanas de negociaciones con todas las partes, entre ellos el gremio de Camioneros, el ajuste se encuentra en un compás de espera.