Los cuervos que diseñan herramientas
Varios animales utilizan implementos, pero son muy pocos aquellos capaces también de construirlos
Todos hemos escuchado hablar de chimpancés o monos capaces de utilizar objetos que encuentran en su hábitat natural como herramientas. Por ejemplo, ramas para alcanzar alimentos. Los expertos en comportamiento animal informan sobre casos menos difundidos: cuentan que en las islas Galápagos, en el océano Pacífico, hay especies de aves llamadas pinzones que pueden utilizar espinas de cacto para extraer comida y llevarla hasta sus picos.
Pero existen poquísimos exponentes del reino animal dotados de destreza para hacer algo que consideramos típicamente humano: no sólo utilizar sino construir herramientas o instrumentos nuevos, apropiados para la tarea que se quiera resolver.
Uno de esos ejemplos está constituido por el cuervo de Nueva Caledonia, ( Corvus moneduloides ) un ave de tamaño algo mayor que una paloma, que es una especie endémica o peculiar de la isla del mismo nombre, una posesión francesa ubicada al este de Australia y Nueva Zelanda, rodeada por las aguas del sur del océano Pacífico.
Estos cuervos son capaces de tomarse todo el trabajo del mundo, recortar cuidadosamente una rama con su pico y utilizarla después para "pinchar" algún insecto que será su cena o inmiscuirse en alguna ranura del tronco de un árbol y capturar un gusano con el mismo objetivo. Cuando no, recortar el borde de una hoja para producir un filoso estilete o ganchito para movilizar un objeto que les despierte interés.
Un investigador neozelandés, Gabin Hunt, escribió hace años los primeros artículos sobre esta especie de cuervos tan particular, capaz de construir y utilizar herramientas, en los que describió el extraordinario comportamiento de estos animales en la vida silvestre.
Ahora, un biólogo argentino, Alex Kacelnik, que desde hace 26 años vive en Inglaterra y es profesor de Ecología del Comportamiento en el Departamento de Zoología de la Universidad inglesa de Oxford, se familiarizó con los escritos de Hunt y orientó su investigación hacia la conducta de estos pájaros, dueños de una habilidad notable.
De visita en la Argentina, una rutina que repite todos los años desde que se fue del país, Kacelnik estuvo en La Nación para exponer sus primeras hipótesis acerca del origen de las particulares características de comportamiento del cuervo de Nueva Caledonia.
¿Una destreza humana?
En su laboratorio de Oxford, él y su colega, la doctora Jackie Chappell, con el patrocinio de la Leverhulme Trust Foundation, trabajan con Abel y Betty, macho y hembra de estos cuervos, respectivamente, que desde hace 6 meses tienen una enorme habitación a disposición en pleno Oxford para mostrar sus capacidades ante los atentos ojos de los investigadores.
Kacelnik explica que "un antecesor importante de nuestra especie, el Homo habilis , se consideró durante mucho tiempo un hito en la evolución porque se lo encontró rodeado de herramientas. Por eso, en un momento se creyó que la capacidad de construirlas, es decir, de modificar objetos externos para que sirvieran a un uso específico, era una capacidad definitoriamente humana, casi al mismo nivel que el lenguaje."
El hecho de hallar un ave que construya herramientas es, para un biólogo, la confirmación de que son muchas las especies que tienen un desarrollo (a veces extraordinario) de determinada habilidad u otra. "Lo que pasa con el ser humano -continúa Kacelnik- es que posee algunas habilidades particularmente desarrolladas, en especial el lenguaje. Pero no es esencialmente el único poseedor de esa capacidad".
Genes y comportamiento
Los investigadores han postulado distintas hipótesis para guiar su trabajo. Consideran que estos cuervos han sido dotados de alguna característica genética particular que los ha dotado de una predisposición a construir y utilizar cualquier tipo de herramientas.
"Por ahora -dice el biólogo- sabemos que las usan para conseguir alimentos y, muy probablemente, para construir sus nidos. Sin embargo, su hábitat natural es una isla donde el alimento se encuentra con facilidad. Pensamos que en la historia de estas aves debe haber ocurrido alguna mutación genética que les abrió la capacidad de aprender a utilizar objetos externos. Quizá de esta manera pueden explotar un tipo de alimento que ninguna otra especie es capaz de obtener en ese mismo medio."
Para contar con mayores indicios de que la capacidad desarrollada por los cuervos de Nueva Caledonia tendría fundamento genético, los investigadores reunieron a Abel y Betty con ejemplares de otra ave, de gran similaridad con los animales en estudio. Se trata de los Corvus monedula (conocidos como cornejas ), parientes muy pero muy cercanos de los moneduloides.
"Hay anécdotas curiosas -recuerda Alex Kacelnik al evocar el encuentro de las aves en el laboratorio de Oxford-. Cuando Abel se enfrentó por primera vez con uno de los otros cuervos, lo estudió detenidamente y de inmediato se acercó y le arrancó una pluma de la cola. Limpió con cuidado las barbículas a lo largo y dejó sólo el núcleo central más un plumerito en la punta, que usó para barrer arañitas de distintos rincones de la pajarera.
"El invitado, en cambio, sólo observó, sin tender a imitarlo. Quedó claro que, pese a la similitud, ambas especies tienen grandes diferencias. Y nosotros creemos que hay correlato genético de esto. No se trata de decir que en sus genes está contenido el uso de herramientas, porque deben aprender a hacerlo observando a sus congéneres. Pero sí hemos comprobado que sus parientes cercanos, ni aun mirando, son capaces de imitarlos".
Para el biólogo, la investigación con los cuervos de Nueva Caledonia tiene el especial sabor de la ciencia básica. "Nos ayuda a entender -reflexiona- de qué manera las circunstancias biológicas y hereditarias posibilitan comportamientos muy sofisticados en distintas especies. Esto nos ayuda a poner las habilidades específicamente humanas en el contexto del universo de la naturaleza, y de todas las demás especies."