
Nuevo quirófano de máxima higiene en el hospital Alvarez
Posee un sistema de filtrado del aire de última generación que evita infecciones
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Desde hace algunas semanas funciona en el hospital Alvarez el primer quirófano de un nosocomio público argentino equipado con un equipo de flujo laminar vertical , que permite realizar reemplazos de cadera y rodilla, así como otras cirugías ortopédicas y traumatológicas de alta complejidad, con el mayor grado de asepsia posible en la actualidad.
"Este equipo posibilita trabajar en las máximas condiciones de asepsia y antisepsia, con lo que disminuyen las complicaciones infecciosas -dijo a LA NACION el doctor M. Víctor Francone, jefe de la División de Ortopedia y Traumatología del hospital Alvarez-. En los reemplazos articulares, por ejemplo, el uso del flujo laminar vertical permite bajar la tasa de infecciones a menos del uno por ciento."
Instalado en el techo del quirófano, este moderno equipo emite "un flujo de aire previamente filtrado que se desplaza a una velocidad uniforme a lo largo de líneas paralelas y con un mínimo de turbulencias. A su paso, este flujo barre todas las micropartículas presentes en el aire, muchas de la cuales tienen microorganismos adheridos".
El 85% del aire emitido por el equipo de flujo laminar es luego reciclado -el volumen total de aire del quirófano se purifica 420 veces en una hora-, mientras que el 15% restante escapa por las rejillas, hendijas y puertas, creando de esta forma una barrera que impide la entrada de agentes patógenos.
Dentro del nuevo quirófano del hospital Alvarez, el cirujano y los integrantes del equipo quirúrgico, enfundados en trajes especiales, parecen astronautas o, también, expertos en bioterrorismo."Llevan casco y ropa especial, denominada body exhaust , por cuyo interior circula aire limpio, que elimina el aire exhalado", explicó el doctor Francone.
El equipo de flujo laminar vertical Howorth-Charnley, el sistema de body exhaust y el instrumental de anestesiología del quirófano fueron donados por la Fundación Pedro Mosoteguy, mientras que la Secretaría de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires aportó los fondos necesarios para el equipamiento de este y otros dos nuevos quirófanos, y para el nuevo sector de internación de la División Ortopedia y Traumatología del nosocomio.
La primera intervención realizada en el nuevo quirófano fue un reemplazo total de cadera, el 19 de septiembre último, en el marco del XIII Congreso de la Asociación Argentina para el Estudio de la Cadera y la Rodilla (Acaro) y del centenario del hospital Alvarez.
Textiles y cerveceros
La historia del flujo laminar -dispositivo que en la actualidad también se utiliza en los laboratorios de microbiología para impedir el contagio de los investigadores y la fuga de microorganismos- tiene una historia curiosa: nació en el siglo XIX como respuesta a una demanda de la industria textil inglesa.
"En aquellos días, el carbón era el combustible de la industria, el clima brumoso era común y, particularmente, empeoraba durante el otoño. No era posible trabajar con algodón blanco en esas condiciones, por lo que las industrias textiles que lo usaban debían cerrar hasta que el clima mejorara", escribió Hugh Howorth, coinventor del equipo de flujo laminar que lleva su nombre, en el Health Estate Journal .
En 1876, su antepasado, James Howorth, halló la solución para que el algodón blanco no se ensuciara, luego de una simple observación: la lluvia produce la limpieza del aire. Inventó entonces un purificador de aire sobre la base de agua.
En 1904, otro Howorth, esta vez Frederick, desarrolló un sistema de purificación aún más eficiente, que agregaba un filtro de algodón y un sistema de humidificación que removía todas las partículas de carbón presentes en el aire de las fábricas.
"En 1919 (industriales cerveceros ingleses) le pidieron a Howorth que desarrollara un sistema de filtrado que previniera la costosa contaminación de la producción de cerveza producida por el aire de la fábrica." Frederick, como era de esperar, resolvió este nuevo desafío.
Cuarenta y dos años mas tarde, el tercer Howorth entra en escena. John Charnley, que había realizado el primer reemplazo total de cadera, pide a Hugh Howorth que desarrolle un quirófano libre de contaminación, para así reducir la tasa de infecciones en estas intervenciones.
El flujo laminar vertical que actualmente funciona en el Alvarez confirma el hecho de que, nuevamente, un Howorth resolvió un problema de la contaminación aérea.






