
"Pampa": el debut argentino en el mundo de la clonación
Nació en los primeros días de agosto último
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Tiene mirada dulce, ojos de bambi y pelo castaño claro. Y, según cuentan sus cuidadores, carácter dócil y afable.
Nació en los primeros días de agosto último. Pero no alcanzaba a cumplir una semana cuando ya había experimentado muchos más que los quince minutos de fama que, según Andy Warhol, todos tenemos reservados en estos tiempos de comunicaciones instantáneas: su foto circulaba por la mayoría de los medios periodísticos del país y por varios del extranjero, como las cadenas CNN y CBS, de los Estados Unidos; El Mercurio, de Chile; la agencia Xinhua New, de China; El Comercio, de Ecuador; La Libertad, de Colombia; O«Globo, de Brasil; El País, de Uruguay; Il Messagero, de Italia; El Mundo, de España...
Es más, su nacimiento generó tal revuelo que la publicación que lo rememora reúne más de un centenar de notas periodísticas (53 de diarios, 24 de portales de Internet argentinos, 32 de portales extranjeros, despachos de cables noticiosos y decenas de transcripciones de programas televisivos y radiales).
Como todas las de su condición, fue una beba grande. Pesaba bastante más que el promedio para las de su especie y, debido a su inestimable valor y a la preocupación de que surgieran problemas durante el parto, sus creadores se inclinaron por una cesárea.
Prepararon un quirófano aséptico provisto de todo tipo de adelantos técnicos -resucitador, aspirador y hasta una máscara de oxígeno especialmente diseñada- y reunieron un equipo multidisciplinario de profesionales que siguió el proceso segundo a segundo.
Es Pampa, la primera ternerita clonada de la Argentina, una pionera con todas las letras, desarrollada por Biosidus como parte de su programa de vacas transgénicas obtenidas por técnicas de clonación, un procedimiento que sólo dominan una decena de países y cuyos detalles se guardan celosamente. Como tal, es también uno de los primeros bovinos clonados del mundo.
Su embrión se obtuvo fusionando óvulos de matadero enucleados (sin núcleo) con fibroblastos fetales (células de piel) de raza Jersey. Ambos se activaron químicamente y, entre cinco y nueve días más tarde, se insertaron en una vaca nodriza preparada hormonalmente para llevar adelante la preñez.
Pampa y sus hermanas
Desde el punto de vista genético, Pampa es totalmente bovina. Pero sus hermanas -Clara, Dulce y Mansa, nacidas dos meses más tarde- son portadoras de un gen humano que, si todo sale como se espera, les permitirá secretar grandes cantidades de hormona de crecimiento humana en su leche.
Los investigadores calculan que una pequeña manada de vacas transgénicas podría abastecer la demanda mundial de esta proteína de uso terapéutico, lo que permitiría bajar drásticamente los costos de producción de este medicamento imprescindible para los chicos que padecen enanismo hipofisario.
Por todo esto, porque es producto del esfuerzo mancomunado de diez equipos de investigación integrados por científicos del Conicet, la Universidad de Buenos Aires y el INTA, reunidos por una empresa privada que apuesta al valor de la materia gris nacional; porque es una prueba palpable de los ambiciosos desafíos que la ciencia local está en condiciones de enfrentar si se le permite trabajar a largo plazo y dejando de lado los individualismos, Pampa se ganó el honor de ser considerada el personaje científico de este año. ¡Bravo!






