Un cáncer mamario que merece atención
Es poco frecuente, pero suele diagnosticarse tardíamente y eso complica sus posibilidades de tratamiento
No es un problema frecuente, pero cuando aparece no siempre se lo diagnostica con la premura que en realidad merece. Por eso, su pronóstico -que podría ser muy favorable- suele complicarse.
Así las cosas, existe un síntoma que la mujer adulta no debe dejar pasar para evitar malos ratos: el prurito (o picazón) del pezón.
Si bien existen modalidades asintomáticas, ésa es la forma en que se manifiesta inicialmente, en la gran mayoría de los casos, un tipo inusual de cáncer de mama llamado enfermedad de Paget.
"El problema es de muy baja incidencia: ocurre en el 1,5 al 2,5% de los casos y a una edad promedio de 55 años, es decir, ligeramente superior al resto de los cuadros oncológicos mamarios", explica el doctor Antonio Lorusso, especialista en mastología y presidente de la Federación Argentina de Sociedades de Obstetricia y Ginecología (Fasgo).
Un prurito que no cesa
El doctor Lorusso agrega que el inconveniente que presenta este síntoma es que "para calmar el prurito en el pezón suelen recetarse cremas o pomadas de uso tópico. Lo habitual es que, salvo ante profesionales entrenados en el diagnóstico de la patología mamaria, la paciente continúe con el cuadro evolutivo y el cambio de pomadas y cremas, al pensarse que se trata de un proceso alérgico o quizá inflamatorio".
La demora en el diagnóstico es un aspecto crucial de la enfermedad, que por ese motivo tiene una alta mortalidad. "Ante la persistencia del prurito -agrega Lorusso- que no cede lo correcto es realizar de inmediato una biopsia de la piel del pezón."
El mastólogo indica que esa biopsia es un procedimiento muy sencillo y permite revelar (o no) la presencia de "células grandes, planas, características de la patología".
El especialista aclara que el problema no ocurre a consecuencia de traumatismos agresiones sobre el pezón (que pueden suceder, por ejemplo, durante la lactancia).
La enfermedad de Paget (que debe su nombre a James Paget, el científico inglés que en 1875 la describió por primera vez) tiene un curso evolutivo lento y tarda meses en comprometer, a simple vista, el pezón y la areola de la mama.
"Luego del prurito, aparecen el enrojecimiento, las fisuras o grietas, las ulceraciones y las costras en el pezón -afirma el mastólogo-. Mientras el proceso externo avanza, y que constituye un cuadro que sin tratamiento puede terminar con la destrucción total del pezón, la paciente desarrolla un tumor al interior de la mama".
Según explica el especialista, "ese tumor no siempre se palpa clínicamente o se detecta a través de una mamografía, y puede tener continuidad o no con la lesión inicial del pezón, ya que es posible que aparezca en cualquier lugar de la mama."
Pocos, pero serios
Cuando la enfermedad de Paget se diagnostica en estadios precoces, puede tratarse mediante cirugía conservadora (es decir, no hace falta quitar quirúrgicamente la mama afectada). En estadios iniciales, su tratamiento es exitoso.
El doctor Lorusso agrega que la baja incidencia de la enfermedad de Paget no debe restarle sin embargo la atención que merece.
"En nuestro país -aclara el presidente de Fasgo- existen unos 15 mil nuevos casos de cáncer mamario por año. De esos, alrededor de 200 son enfermedad de Paget. Lo importante es no minimizar el prurito en el pezón y realizar una consulta sin demoras con un especialista si el síntoma persiste, evitando tratarlo con cremas y pomadas de uso tópico."
Mamografía, un método confiable
Hace un tiempo se conocieron los resultados de un estudio internacional que anunciaba que la mamografía no había dado los resultados esperados respecto de la reducción de la mortalidad por cáncer de mama.
"Lo que se dijo -advierte el doctor Antonio Lorusso- es que las cifras de reducción de mortalidad tenían vicios... Sin embargo, hay numerosos estudios que determinan que la mamografía disminuye la mortalidad por cáncer de mama, en especial en mujeres mayores de 50 años, que es cuando se produce el 80% de los carcinomas de este tipo."
El especialista afirmó que la Federación Argentina de Sociedades de Ginecología y Obstetricia (Fasgo), que él preside, continúa recomendando la realización de mamografías como método de detección de cáncer de mama, ya que las imágenes pueden identificar lesiones antes de que éstas sean palpables (es decir, muy pequeñas).
"A los 35 años, toda mujer debe tener una mamografía de base -dijo Lorusso-. Una cada año o dos, dependiendo del caso, entre los 40 y 50 y una anual luego de los 50 y hasta los 75."
Por otra parte, el mastólogo aclaró que cuando habitualmente se dice que una de cada nueve mujeres morirá de cáncer de mama no se dice algo correcto. "Decir esto supone un enorme pánico -aclara-. Lo escuchan mujeres de todas las edades y se miran entre sí: entonces, a alguna de nosotras nos va a tocar... Puede ser, pero si todas llegan a los 85 años. El cáncer de mama tiene una incidencia distinta variable según la edad."