Un modelo geológico permite simular el mapa del subsuelo
Cuando los aparatos no alcanzan a brindar datos de lo que está sucediendo en las entrañas de la Tierra, los científicos echan mano de la matemática, la física, la informática y de todo su ingenio para elaborar modelos que simulen el mapa subterráneo. El diseño que más se asemeje a la realidad gana. ¿Cuánto? Podría cotizarse en millones de dólares si le permite a una petrolera localizar reservorios de crudo, cada vez más inaccesibles.
En este tema trabajan el geólogo Ernesto Cristallini y su equipo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Ellos desarrollaron un modelo que, combinado con otros, permite "obtener una imagen integral de ciertos pliegues". Un paso más en el intento de crear una imagen lo más fidedigna posible del subsuelo.
La naturaleza tiene bien escondidos los sedimentos con restos orgánicos que acumuló a lo largo de millones de años y que, reacción química mediante, se han convertido en hidrocarburos líquidos y gaseosos. Estos fluidos migran hacia la superficie siempre y cuando encuentren espacios porosos. Pero este ascenso a veces se topa con condiciones geológicas particulares: las tan buscadas trampas petroleras .
Precisamente, descubrir los distintos recovecos de estos pliegues puede resultar un acertijo de difícil resolución. "No hay manera de verlos, salvo con sísmica de reflexión , una especie de ecografía. Se producen descargas de dinamita o se energiza el suelo con un camión vibrador, y el eco de las ondas de choque permite obtener una imagen del subsuelo. Pero esto sólo alcanza hasta los 4000 o 5000 metros de profundidad, siempre y cuando las capas no se inclinen más de 40 grados", describe el investigador del Conicet.
Justamente, las más atractivas y probables candidatas a albergar oro negro están en esa posición y no se ven claramente por este sistema. Es aquí cuando entran en escena los modelos geológicos estructurales que permiten, con los pocos datos disponibles y los conocimientos acumulados, predecir con la mayor exactitud posible cuál es la zona con más pliegues. Por ejemplo, los modelos físicos análogos intentan reproducir en laboratorio cómo sería la configuración terrena. "Si bien permitirían observar el pliegue, los experimentos resultan difíciles de producir porque se deben simular tres kilómetros de terreno en una caja de algunos centímetros, sometiendo los materiales a presiones o movimientos en una hora o todo un día para una estructura que tardó millones de años en formarse", relata.
Para descifrar mejor
Al igual que los físicos análogos, otros modelos, como los mecánico numéricos y cinemático numéricos, presentan sus pros y contras. Estos -según señala Cristallini- permiten predecir la configuración de las zonas más deformadas y la orientación de los planos de fractura.
"Estos datos -indica- son fundamentales en la ingeniería del petróleo porque determinan dónde y cómo realizar la extracción, cómo circula el fluido y la forma de lograr la máxima recuperación de crudo."
En medio de esta tarea, el especialista y su equipo desarrollaron un modelo para descifrar mejor los sectores subterráneos. "Para indicar qué ocurre en la parte frontal de un pliegue se utiliza el modelo llamado de Trishear. Nuestro equipo propuso, sobre la base de la misma idea, explicar la deformación para la parte de atrás o dorsal. De este modo, al modelar ambas áreas se puede obtener una imagen integral", destaca. Y con ello es posible tener una idea más cabal de qué está sucediendo allá abajo antes de lanzarse a la exploración subterránea.