Abren por primera vez al público la intimidad del Palacio Errázuriz durante su restauración
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Ayer, en el día que cumplió un siglo desde su inauguración, el Palacio Errázuriz abrió al público un espacio emblemático del estilo de vida de antaño, el vestidor y cuarto de baño de la señora de la casa. Al mismo tiempo se dio inicio a trabajos de restauración que aspiran devolverle su look original que insumirían unos tres millones y medio de pesos que aportará el Estado y mecenas privados.
Se trata de un ámbito de gran riqueza ornamental ubicado en el primer piso dela mansión, diseñada en Francia según cánones estéticos de comienzos del siglo XX para la familia Errázuriz, que en 1937 la vendió al Estado para hacer allí el Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD).
La "sala para mirarse", como se podría llamar al espacio en el que prevalecían los grandes espejos, fue sometida a algunos cambios que la convirtieron en salón de exhibición de piezas del museo primero y en oficinas administrativas después.

Ubicado en el primer piso del edificio, sobre la avenida del Libertador al 1900, el vestidor y cuarto de baño tiene comunicación con el dormitorio de quien fue la dueña de casa y principal usuaria, Josefina de Alvear, y con el de su esposo, el diplomático chileno, Matías Errázuriz. Una gran ventana y un ojo de buey permiten el ingreso de luz natural desde los verdes bosques de Palermo. Está dividido en dos sectores bien definidos, el área "seca" del vestidor con boiserie (paneles de madera) policromada, entelados en las partes superiores de las paredes y parquet de roble contrasta con la zona "húmeda" del baño que tiene piso de mármol y muros estucados. Ambos ambientes están separados por un arco y un barral con cortinados, que aún se conservan, y son precedidos por una antesala en la que una discreta escalera lleva a un entrepiso con balcones hacia el vestidor y placards para indumentaria y accesorios.

Corona la sala de baño una cúpula que, aunque con un deterioro importante, aún deja ver sus delicados frescos pompeyanos que combinan follajes de hiedras y laurel con medallones de Pegaso, de la leyenda de Zelda, y el rostro de Perseo que remiten simbólicamente al mito de Perseo y Andrómeda. Hay una profunda bañera ubicada sobre uno de los laterales que, aunque sin griferías, se conserva en muy buen estado, y dos gabinetes, para wc y el bidet ubicados uno frente al otro.
"Si el flujo de recursos es el que esperamos, a mediados del año que viene lo tendremos terminado", auguró Martín Marcos, director del MNAD, y anticipó que el presupuesto estimado es de unos 3,5 millones de pesos. Consultado por LA NACION, dijo que lcerca de la mitad seria aportado por el Estado y el resto se solicitaría a mecenas privados que quieran sumarse al proyecto a través de donaciones y aportes.
Hugo Pontoriero, jefe del departamento de museología del MNAD, precisó que algunos trabajos ya comenzaron y que están a cargo de un equipo interdisciplinario. Incluyen la restauración de la cúpula, de los pisos, la pintura de los muros y del mobiliario original; la reposición de espejos faltantes y de las telas originales en las paredes del vestidor.
La alteración de ese ambiente fue responsabilidad del primer director del MNAD, Ignacio Pirovano. Así lo informa Pontoriero, autor de Palacio Errázuriz Alvear. Memorias de un proyecto, publicado el año pasado. "En 1941, Pirovano cambió toda la decoración, es como que hubiese querido esconder el baño pompeyano e hizo de él una sala estilo directorio. Disimuló todo lo que remitía al baño - tapó la bañera, sacó el mueble del lavabo que no se conservó, aunque sí el mármol con las bachas. Nosotros queremos hacer todo lo contrario. Queremos volver al estado que tenía este lugar en 1918, cuando lo estrenaron los Erráuriz", afirmó Pontoriero quien junto con las restauradoras Graciela Razé y Mariana Astesiano, también del MNAD, están trabajando en base a fotos, planos originales, inventarios de la venta del edificio y otros documentos.

También se repondrán los plafones de alabastro con monturas de bronces dorado –se habían conservado los originales- y se instalarán réplicas de la grifería, el inodoro y el bidet; ya están colocadas las puertas de sus respectivos gabinetes. Esas puertas se habían sacado para hacer vitrinas en el espacio de los gabinetes.
Razé y Astesiano adelantaron a LA NACION que es posible que integren al equipo de trabajo a alumnos universitarios y que después de tantos años de haber servido de oficina "hay una veladura de nicotina y de polución en las paredes" que habrá que retirar. Asimismo se deberán limpiar las manchas de humedad de la cúpula producidas hace veinte años por la rotura de las cañerías de un baño del segundo piso.
Desde ayer y por primera vez quienes visiten el MNAD podrán conocer este espacio de la residencia, en la medida que los trabajos de restauración lo permitan, una mansión que, según Marcos, "es quizá la mejor representación del mundo que se estaba yendo" cuando se terminó de construir, hace cien años.

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