Lo que aún florece
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Existe una práctica cultural en Japón llamada hanami, que consiste en la contemplación de los cerezos en flor. Esta costumbre se vuelve una experiencia masiva durante el florecimiento de los cerezos al comenzar el mes de marzo, cuando se aproxima la primavera en el hemisferio norte. Los japoneses se reúnen bajo los árboles rendidos ante el encanto incomparable de sus flores. Aquí apreciamos una pequeña muestra de esa tradición, con dos personas que contemplan un cerezo en su apogeo. Esta tradición tiene un significado que deja una enseñanza: estas flores viven solo unos pocos días, en los que no llegan a marchitarse, ya que caen en la plenitud de su esplendor, arrancadas por los vientos primaverales. Son, así, un recordatorio simultáneo de la belleza y de la fragilidad de la vida, un símbolo de lo efímero de todo lo existente, y del cumplimiento de los ciclos de la naturaleza.
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