Javier Milei, provocador en el último sábado multitudinario de la Feria del Libro
El diputado presentó su junto con Viviana Canosa “El camino del libertario” en la sala mayor de La Rural; se anunció que Santiago de Chile será la próxima Ciudad Invitada de Honor
- 3 minutos de lectura'
Y llegó, nomás, el último fin de semana de la Feria del Libro de Buenos Aires, que volvió triunfal a La Rural después de dos años de ausencia. Hoy, con Javier Milei y Viviana Canosa como las figuras más convocantes de la jornada, hubo otra vez muchísimo público desde temprano, apenas abrieron las puertas del predio, a las 13. Un rato antes se había conocido la próxima Ciudad Invitada de Honor: en un acto organizado por la Fundación El Libro, los representantes de La Habana hicieron el traspaso simbólico del título honorífico a las autoridades de la Región Metropolitana de Santiago (Chile).
En un día soleado y casi primaveral fueron muchos los grupos (de jóvenes, especialmente, pero también familias con chicos) que aprovecharon los espacios al aire libre para improvisar mateadas y picnics sentados en el césped. Adentro de los pabellones, la gente circulaba con lentitud, ya que había que sortear las innumerables filas alrededor de los stands y de las salas.
En el Pabellón Rojo, la sala José Hernández fue un “sambódromo”: hubo una charla convocante atrás de otra. A las 16.30, el doctor Daniel López Rosetti presentó el libro Estrés, sufrimiento y felicidad ante unas mil personas. Luego, mientras el médico firmaba ejemplares en el stand de Planeta, se iba formando fila afuera de la misma sala para ingresar a la gala romántica organizada por VR Editoras, que comenzó a las 18.30 e incluyó la entrega del premio literario Lidia Maria Riba. Ganó la novela Norte, de Valeria Naya. Durante la tarde, en el firmódromo se encontraron con sus lectores dos autoras jóvenes del grupo Planeta: primero, Mar Petryk (El pecador de Oxford) y luego, Sol Iannaci (Una última luna).
Pero la estrella del sábado fue, sin duda, Javier Milei, que presentó El camino del libertario, acompañado por Viviana Canosa. Desde temprano hubo dos filas “Milei”: una para ingresar a la sala y otra, larguísima, para esperar su firma en el firmódromo. La mayoría de los que fueron a escucharlo eran jóvenes, algunos envueltos en banderas del Partido Libertario. Cuando entró a la sala, desde el fondo, seguido por una nube de fotógrafos y de la mano de Canosa, el público estalló en vítores y aplausos. Lo rodeaban guardaespaldas y él saludaba con abrazos y besos al aire al estilo de una estrella de Hollywood.
Entre otras frases tan memorables como provocadoras, que todos sus seguidores aplaudieron en la sala, dijo que si es presidente, en su gobierno “no va a haber marxismo cultural”. Y luego: “Ya saben que, si gano, le doy pista al Ministerio de la Mujer”, declaró, acompañando la afirmación con un gesto de que lo cerraría. “No voy a estar pidiendo perdón por tener pene; no tengo por qué sentir vergüenza de ser un hombre blanco, rubio y de ojos celestes”, acotó. Canosa, que sonreía orgullosa, acotó: “Las mujeres no somos víctimas”.
Milei continuó su charla con la periodista, quien en un momento le preguntó para qué quiere el poder. “Quiero el voto para devolverles el poder a ustedes”, respondió señalando al público, que volvió a ovacionarlo de pie.
Otras noticias de Arte y Cultura
Del padre Marcelo Gallardo. Se presenta "Fervor", una reflexión sobre el rol y la misión del cristianismo en tiempos de cambios
Alta Fidelidad. Susana, Wanda y los Talking Heads: ¿la vanguardia es así?
En el centro porteño. Una marea de lectores, entre historias al paso y ofertas, en la Noche de las librerías
Más leídas de Cultura
En el centro porteño. Una marea de lectores, entre historias al paso y ofertas, en la Noche de las librerías
Del padre Marcelo Gallardo. Se presenta "Fervor", una reflexión sobre el rol y la misión del cristianismo en tiempos de cambios
Buenas ventas en Miami. Con Mondongo y Le Parc, los argentinos trepan al millón de dólares
“La tenía en la mira”. Eduardo Costantini compró por casi medio millón de dólares una calavera de Mondongo que se le había escapado de las manos