Santiago Calatrava: "Los diseños tienen que expresar esperanza"
El arquitecto español confía en que su proyecto brasileño "transmita sensaciones"
A los 64 años, el arquitecto español Santiago Calatrava ha levantado reconocidas obras en diversos rincones del mundo: desde la Ciudad de las Artes y de las Ciencias en su natal Valencia hasta el Puente Colgante de Jerusalén, pasando por la Estación de Oriente en Lisboa, el Museo de Arte de Milwaukee, el Punte del Armadillo en Sevilla, el Complejo Olímpico de Atenas, la Estación Stadelhofen en Zurich y el Puente de la Mujer en Buenos Aires.
Sus elegantes diseños, expuestos en el Museo Metropolitano de Nueva York, en el Hermitage de San Petersburgo y hasta en el Vaticano, han ganado numerosos premio, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Artes en 1999, el Premio Nacional de Arquitectura de 2005 y el Premio Europeo de Arquitectura de 2015, aunque muchas de sus obras han recibido posteriormente críticas y hasta demandas judiciales por fallas estructurales. En medio de su agitada agenda, y antes de inaugurar el Museo del Mañana en Río, respondió algunas preguntas de LA NACION.
-¿Piensa en sus obras más como esculturas artísticas que como espacios funcionales? ¿Cuál debe ser el equilibrio entre la arquitectura, la ingeniería y el arte?
-Mi concepción de la arquitectura es que continúe siendo un arte y que no se limite a ser una profesión exclusivamente utilitaria. El arquitecto tiene que ser responsable, pero no necesariamente predecible. Los diseños han de expresar esperanza y optimismo, que son dos características, para mí, esenciales en las obras públicas. No hay razón para que estas obras, a la vez que son útiles, no sean espacios inspiradores, que transmitan sensaciones a la gente. La arquitectura es una herramienta versátil capaz de ofrecer este mensaje de optimismo a la gente.
-¿Cómo fue su experiencia en Río?
-Río de Janeiro es una de las ciudades más bonitas del mundo por la relación ciudad-paisaje. El modo en el que la ciudad se ubica entre las montañas, su relación con el mar, con las bahías y las playas, la presencia de la mata atlántica, la geología del sitio. Todo ello hace de la ciudad un lugar excepcional. La relación entre arquitectura y entorno natural la convierte en algo único. Me siento un privilegiado de haber tenido la oportunidad de trabajar en la ciudad y colaborar con la Fundación Roberto Marinho, que me ha dado la oportunidad de acceder a la personalidad y la cultura cariocas. Lo más importante es que nuestra aportación supone una mejora en la calidad urbana de la zona. Creo sinceramente que tanto la plaza Mauá y el Museo del Arte de Río como el Museo del Mañana van a convertirse en un revulsivo para la mejora de las condiciones urbanísticas de la zona.
-Al igual que el futuro Centro de Transportes del nuevo World Trade Center en Nueva York, el Museo del Mañana sobrepasó el presupuesto original y los plazos de entrega. ¿Qué respondería a las críticas que dicen que sus obras sufren siempre problemas presupuestales y estructurales?
-Un arquitecto, como cualquier otro profesional, tiene que estar abierto a las críticas, siempre que se hagan con un criterio objetivo. Por eso cuando se habla de sobrecostos o problemas hay que analizar a qué se están refiriendo para saber si son tales, porque no siempre es así. Es importante señalar que a lo largo de la construcción de los proyectos surgen cambios derivados de nuevas necesidades, como es el caso del Centro de Transportes del World Trade Center, en el que se incorporaron nuevas medidas de seguridad como consecuencia de los atentados a los transportes públicos de Madrid y Londres, o también situaciones en obra que no pueden preverse durante la fase de diseño. En el caso del World Trade Center se trata de una obra de una gran complejidad en la que intervienen muchas empresas y que ha de tener en cuenta muchos factores y elementos que difícilmente puede controlar un arquitecto en la fase de diseño. Dicho esto, creo que esta obra va a ser un hito arquitectónico de Nueva York que ya comienza a ser disfrutado por los habitantes y visitantes de la ciudad.
-¿Le gustaría volver a trabajar en Buenos Aires?
-Sólo puedo tener buenas palabras de mi experiencia y el trabajo desarrollado en Buenos Aires. Creo que, junto con los otros puentes y estructuras construidos en Puerto Madero, el Puente de la Mujer contribuyó a dotar de un nuevo sentido al lugar y a la revitalización del área.