Sexo, mentiras y video: el Malba recupera obras pioneras de Margarita Paksa
La muestra “Ideas correspondientes, 1964-1984″ pone el foco en su trabajo con el cuerpo, la denuncia frente a las dictaduras y la experimentación con nuevas tecnologías
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Los jadeos perturban. A través de unos auriculares, podemos escuchar los sonidos de una pareja en plena relación sexual. Dan la sensación de estar espiando la intimidad de Margarita Paksa y su marido, Osmar Cairola, pareja de artistas que en 1968 dejaron impresa la huella de sus cuerpos sobre una superficie de arena para completar esta obra.
Titulada Comunicaciones y exhibida en Experiencias ‘68 en el Instituto Torcuato Di Tella, incluía además otra grabación titulada “Santuario del sueño”, en la cual la descripción de un ambiente se repetía a modo de meditación guiada. Conservada por el Museo Nacional de Bellas Artes y el Instituto de Estudios sobre Arte Latinoamericano (Islaa), fue cedida por esta última institución para reconstruirla en la muestra Margarita Paksa. Ideas correspondientes, 1964-1984, curada por Nancy Rojas y exhibida en Malba hasta mediados de febrero.
“Es uno de los trabajos más ricos en significados que haya ofrecido la vanguardia porteña”, opinaba Alberto Cousté en una nota publicada por la revista Primera Plana el 21 de mayo de 1968. Mientras los estudiantes marchaban en París al grito de “¡La imaginación al poder!” y “¡Bajo los adoquines, hay una playa!”, Paksa también exponía en Buenos Aires su cuerpo para desafiar las convenciones.

“El verdadero aporte de la obra –escribió Cousté- va más allá de su función totalizadora (el espacio y el movimiento, lo estático y lo dinámico, lo lleno y lo vacío, la virtualidad de la imagen en disco y su valor efímero en la arena); reside, más bien, en el encuentro con un temblor que hace rato no asalta a las artes plásticas: el descubrimiento de la poesía, ese método secreto del conocimiento”.
No duró mucho la epifanía. Aquella muestra fue clausurada el 22 de mayo, apenas un día después de la publicación de Primera Plana. Entre los participantes de la muestra se contaba Roberto Plate, con un simulacro de baño público con paredes blancas. El público se sintió libre de intervenirlas, y alguien se descargó allí contra Juan Carlos Onganía. La policía alegó que esto afectaba “la moralidad pública”, cerró la instalación y montó guardia frente a ella. Al día siguiente, en señal de protesta, los artistas retiraron sus obras del Di Tella y las destruyeron en la calle.
Fue también la comunidad artística la que respondió ese mismo año a la grave situación social y económica que afectaba a Tucumán luego de que el régimen de Onganía clausurara los ingenios azucareros, principal fuente de ingresos de esa provincia, y reprimiera las protestas. Así nació Tucumán Arde, una manifestación artística liderada por jóvenes de Buenos Aires y Rosario. Fue Paksa quien ideó ese título inspirada en la película ¿Arde París? (1966), basada a su vez en una novela de 1964 que narra la liberación de París de las tropas nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

De una forma similar se podría evocar, para referirse a Paksa, el título de la película Sexo, mentiras y video (1989), de Woody Allen. Ya que el cuerpo, la denuncia frente a las dictaduras y la experimentación con nuevas tecnologías fueron claves que definieron su trabajo.
“En 1978 presentó su primera obra de videoarte, titulada Tiempo de descuento, cuenta regresiva, la hora 0, una de las pocas realizadas a color en los años 70 que se conservan, y que esta exposición recupera como un episodio emblemático de la cultura audiovisual”, señala Rodrigo Moura, director artístico del Malba, en el catálogo de 145 páginas que acompaña la muestra.

“Jorge Glusberg la invita a usar por primera vez una cámara Portapak que él había traído a Estados Unidos. Ella llama a un actor y lo hace correr durante 55 minutos, de los cuales toma doce. En el momento en que ella produce este video a color no existía la televisión a color en Argentina; la primera transmisión a color es en 1980”, agrega Rojas a LA NACION sobre esa pieza pionera, comisionada por director del Centro de Arte y Comunicación (CAyC).
En la exhibición se reconstruyen además dos ambientaciones pioneras de 1967, Identidad en dos situaciones e Idea correspondiente, que reflejan su talento para desarrollar al máximo conceptos profundos con mínimos soportes. Es el caso también de Es tarde (1976), obra de la serie Escrituras secretas, en la que oculta esa frase entre rueditas de colores.
“Intentamos mostrar el pasaje de la escultura al objeto, a la ambientación y al trabajo multimedia, con las artes electrónicas –sintetiza Rojas-. Paksa es una pionera en el arte que incorpora la luz, el sonido, la fibra de vidrio, el acrílico y el video”.

Para agendar:
Margarita Paksa. Ideas correspondientes, 1964-1984 en Malba (Av. Pres. Figueroa Alcorta 3415), hasta el 16 de febrero. Entrada genral, de jueves a lunes: $9000; miércoles: $4500.
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