Tres amigas y un secreto de juventud
Mis vecinas de carpa son tres amigas que toman sol como lagartos, se meten al mar de la mano y comen pirulines de merienda. Rondan los 80. Se escuchan sus risas todo el día. “No es que no haya tenido infancia... ¡es que todavía sigue!”, dice Ángela a las carcajadas, mientras desenrolla el papel del dulce. “Hay que ser feliz de alguna manera. ¿Qué voy a hacer cuando ustedes se vayan? Sopa de letras y pirulines”, les dice a Marta y Alicia.
Los ochenta parecen ser los nuevos 60. Marta Minujín acaba de tirar el Malba por la ventana para festejar los suyos como una flamante novia de la eternidad: lo es. En vitalidad, ideas, agilidad, proyectos, Marta Minujín es eternamente joven. Lo mismo ocurre con el plantel de maestros nonagenarios que siguen activos: Yuyo Noé, Carlos Alonso, Julio Le Parc, Yayoi Kusama y tanto otros. Cuando pienso que la gran Ides Kihlen, pintora y pianista, tiene geniales 105 años, todos me parecen unos pibes. Ides a los 80 recién estaba por hacer su primera exposición y comenzaba la etapa de su vida pública, consagratoria y festiva.
Ángela, Marta y Alicia llegan a la playa pasado el mediodía, porque ¿qué apuro hay? Estiran el desayuno hasta esa hora, con mate, galletitas y charlas interminables. Almuerzan en la carpa y ya viene el espectáculo de la siesta: cada una busca donde apoyar la cabeza para retozar un buen rato. No hay como dormir con la canción de cuna de las olas. Después, un chapuzón y de vuelta al mate, las risas, los pirulines o los churros que compran con mucho escándalo, manos alzadas, grititos agitados, corriendo al vendedor en la torpeza de la arena seca. Es una fiesta. “Yo digo pavadas todo el día, soy feliz”, sostiene Ángela. “Tengo 79 años, estoy viva, puedo venir acá, quedarme sola o invitarlas a ellas”, cuenta. A la noche salen a comer, toman cerveza y compran regalos para los nietos en la feria artesanal.
Ángela conoce a Marta de toda la vida en el barrio de Núñez. Con Alicia hicieron el secundario juntas. No sacan la cuenta del tiempo que llevan siendo amigas. Las tres son viudas, llenas de hijos y nietos. Pero son ellas tres su cita semanal: los domingos en invierno van a misa de 12 y después salen a almorzar. En verano, van a misa de 19 y después cenan juntas. “La cena consiste en cerveza –una pasión de este grupo–, porque vamos a cervecerías, y comemos algunos de esos sánguches raros que hacen”, explican.
Desde que Marta se cayó entrando al mar, se meten de la mano. “Caí de rodillas y no podía pararme, porque nos dio una tentación de la risa. Nos vio toda la playa”. Me hacen extrañar a mis amigas. En las playas de la Costa Atlántica pasan estas cosas: el hombre araña en persona va vendiendo pirulines. Un artista del circo en zancos reparte volantes para la función de la noche. Aparece un perrito desorientado: lo llevan a upa varias cuadras y la gente de pie aplaude, preocupada, como si se tratara de un niño perdido. Tres amigas de la mano se descostillan de risa en la orilla.
Otra vecina de carpa: toda la vida con su marido hasta hace tres años, cuando él murió en el mar. Sigue viniendo sola a la misma playa. Está marrón de sol y no cocina: todas las comidas son de rotisería. Se mueve lento, con andador. Si se cansa, estaciona frente a una vidriera para disimular que está reponiendo energía. Los labios siempre pintados, habla con todo el balneario. Ansía que llegue una tarde de lluvia para permitirse dormir la siesta.
Camino por la orilla y cruzo una chata desvencijada, totalmente oxidada. Le faltan las puertas, más de la mitad del chasis y sigue andando. Es de unos pescadores que venden al lado del muelle de Mar de Ajó. Arranca el motor, suena a tractor. Se mete al mar y tira como yunta de bueyes del lanchón. Encuentro una coincidencia: el mar, la amistad y el arte reviven, alargan y alegran la vida.
Más leídas de Cultura
"Es un vicio: si empezás no podés parar". Magnates, princesas y mecenas de todo el mundo abren sus colecciones a los ojos del argentino Dani Levinas
Sobre Juan Manuel de Rosas. “La divisa punzó”, el último libro de María Kodama
Una gran pregunta se abre ahora. ¿Quién heredará los derechos de la obra de Jorge Luis Borges?
Fue embajador y publicó más de 30 libros. Murió Albino Gómez, el reconocido diplomático, periodista y escritor