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El ex campeón mundial de ajedrez, el búlgaro Veselin Topalov está en la Argentina completando un ciclo de seis jornadas en la promoción del juego ciencia; su tarea abarca áreas sociales, educativas y deportivas. Topalov, acompañado por su compatriota y coach, Silvio Danailov, que tiene a su cargo la conducción de la Unión europea de Ajedrez (ECU) llevaron sus enseñanzas a escuelas, centros culturales, clubes e incluso participaron de una cena con políticos y empresarios.
El ajedrez es política.
Ya se sabe, el juego milenario es un campo versátil para el proceso de toma de decisiones, la cantidad de movimientos posibles de una partida pueden superar el número de átomos en el universo; empresarios, políticos y dirigentes juegan casi a diario frente a sus escritorios partidas invisibles de ajedrez sin advertirlo, en sus rutinas se enfrascan en la búsqueda de la mejor jugada y con el reloj en marcha. Por eso, para ellos, el ajedrez es algo más que un juego, además, les agrada bañarse en esa aureola que de carácter intelectual acompaña a sus seguidores.
Invitados por el gobernador Daniel Scioli -confeso aficionado al ajedrez- Topalov y Danailov visitaron la residencia de La Ñata; allí fueron homenajeados con un exquisita cena y el armado de una competencia: el ex campeón mundial tuvo que enfrentarse en una simultánea con los integrantes del equipo olímpico argentino, cuyo plantel se vio completo con dos figuras externas: Daniel Scioli y el empresario Alberto Samid, de 65 años, conocido como "El Rey de la carne".
Si bien Topalov y su entorno fueron muy cautelosos en informar el resultado final de la exhibición, las nuevas tecnologías y redes sociales dejaron al descubierto que el empresario peronista le arrancó un empate a Topalov con lo que elevó su palmarés ajedrecístico a cuatro empates con ex campeones mundiales: dos tablas con Karpov, una con Kasparov y anteanoche con Topalov. "Hace 50 años que juego al ajedrez, éste empate con Topalov suma otra hazaña. Ahora sólo me queda jugar con el indio Anand", remató el dirigente y ex diputado bonaerense.
La pelea con Mauro Viale
El ajedrez es educación.
Ya se sabe, la práctica de este juego estimula varias facultades mentales; el ajedrez nos ayuda a pensar y su rica historia y personajes lo vuelven un factor ideal para ser empleado en los métodos de enseñanzas transversales. Junto con el ajedrez los chicos aprenden sobre temas vinculados a la matemática, la geometría, las ciencias y el arte. Sus avances traspasan las aulas, se inserta en la sociedad.
El ex rugbier, Francisco Irarrázaval al frente de la secretaria de deportes porteña no está ajeno a ello, por eso, en la bienvenida a Veselin Topalov, en la Comuna 2- Recoleta, dijo: "Nos llena de orgullo y de honor la visita del ex campeón mundial a la Argentina. Hace seis años que el gobierno de la ciudad de Buenos Aires apuesta al ajedrez invitando a figuras emblemáticas como Polgar, Shirov y ahora Topalov. El objetivo es la promoción de este deporte, llevarlo a cada barrio humilde como una herramienta de inserción social".
Topalov acompañado de la figura de Danailov, y el ing. Mario Petrucci, presidente de la Federación Argentina de Ajedrez (FADA), visitaron establecimientos educativos y culturales en Recoleta, Soldati, Cildañez y Chacarita; allí el gran maestro dio simultáneas y contó algunas anécdotas de su carrera junto a los trebejos. "Queremos copiar a las ciudades que han invertido en el ajedrez y tener escuelas con miles de chicos jugando al ajedrez en la ciudad y que esto se contagie a la provincia como hicimos con las maratones", contó Irarrázaval tras conocer de boca de Silvio Danailov que el Parlamento de la Unión Europea aprobó la iniciativa para que el ajedrez sea incluido, en 2014, en las escuelas de 27 países de esa comunidad.
El ajedrez es deporte.
Diez años antes del lanzamiento del los juegos olímpicos modernos, Grecia en 1896, el ajedrez ya contaba con su primer campeón mundial, el austriaco Wilhelm Steinitz, que llevó su mandato entre 1886 y 1894. La federación internacional de ajedrez (FIDE) fue creada en Paris en 1924, y hoy cuenta con 166 afiliadas en todo el planeta, la tercera en orden cuantitativo detrás de la FIFA (fútbol) y FIAA (atletismo). Los rusos Karpov y Kasparov jugaron para la memoria, acaso en el mayor duelo histórico de todos los deportes: durante 6 años (1984-1990) se enfrentaron en 144 ocasiones en partidas por el título mundial, con más de 500 horas insumidas para su reflexión. El resultado final fue de 21 a 19 a favor de Kasparov con 104 empates. A Topalov el ajedrez le cambió la vida. Tras la conquista del Mundial en San Luis, en 2005, contó: "Trabajé siempre para estar entre los mejores sin lamentar lo que he perdido; he tenido una vida interesante, con viajes, el conocimiento de otros idiomas y culturas. Si me hubiera quedado en mi país viviría como cualquier otro trabajador que por ocho horas diarias percibe 200 dólares mensuales. Comparado con ello, creo que el ajedrez me cambió la vida".
Ahora en su paso por la Argentina participó de dos competencias, la Copa Ciudad de San Isidro, - que se adjudicó el zarateño Federico Pérez Ponsa, de 19 años, que ostenta el record de ser el gran maestro más joven de la Argentina, logro que obtuviera en 2011, a los 17 años-, y la Copa Ciudad de Vicente López, disputada anoche en el Círculo de Villa Martelli en la que participaron 130 jugadores y triunfó el gran maestro juninense Diego Flores, de 30 años.
"He jugado tranquilamente", dijo Topalov luego de la competencia y el sorprendente resultado final que no lo encontró en el primer puesto, "habiendo premio en pesos me pareció incorrecto que yo me quedara con algunos de ellos; yo he cobrado un cachet por esta visita y para algunos jugadores argentinos estos premios resultan de vital ayuda para sus carreras", completó.
El ajedrez como entretenimiento, juego ciencia, política, deporte o educación continúa escribiendo nuevos capítulos. Sus movimientos, acaso, son también jugadas de la vida.